Vacunar al ganado vacuno puede resultar costoso, pero es un dinero muy bien gastado en opinión de Edward Morgan, uno de los granjeros galeses integrados en el programa Farming Connect. En su explotación vacuna contra diarrea vírica bovina (BVD), leptospirosis y rinotraqueítis infecciosa bovina (IBR) desde hace siete años, lo que le permite asegurar su producción y sus beneficios.
La granja de Edward Morgan tiene 220 vacas adultas y 120 animales para reposición entre novillas y terneras más jóvenes. Sus costes de vacunar solamente contra BVD son de 920 libras anuales (unos 1.160 euros), pero Morgan lo tiene muy claro: “Sólo con evitar dos abortos ya estoy recobrando mi inversión”.
Por otra parte, el granjero galés alerta acerca de que en una explotación comercial de ganado vacuno, por muy seguro que se esté de las propias medidas de bioseguridad y de la sanidad de tu rebaño, cualquier práctica de pastoreo que implique sacar a los animales de la granja y la compra de reposición siempre implican riesgo de introducción de enfermedades.
Una granja infectada por el virus BVD puede perder hasta 115 euros por vaca y año
Según una reciente encuesta llevada a cabo en el Reino Unido, al menos dos tercios de las granjas de vacuno lechero y un tercio de las de vacuno de aptitud cárnica han tenido contacto con BVD, leptospirosis o IBR en ese país. Un rebaño infectado por cualquiera de los tres patógenos va a sufrir bajadas de fertilidad, abortos, etc. Además, el virus de la diarrea vírica bovina es inmunosupresor y abre la puerta a otros microorganismos: una explotación lechera infectada por BVD puede sufrir pérdidas de hasta 115 euros por vaca al año y una de carne hasta 40 euros.
Cualquier granja de ganado vacuno debería poner en marcha un plan de control y erradicación de BVD, incluso aunque no se haya detectado la enfermedad todavía porque puede penetrar en la explotación en cualquier momento y por múltiples vías. Durante la última década estos programas se han basado casi únicamente en la vacunación, pero actualmente se propugna una aproximación más amplia al problema: además de vacunar, es básico eliminar a los animales persistentemente infectados, detectándolos mediante test en sangre, leche o tejidos; también hay que mejorar las medidas de bioseguridad de las granjas, controlando sobre todo que los animales que se compran sean negativos al virus BVD y que este tampoco penetre a través de botas sucias, ropa de trabajo utilizada en otra explotación, vehículos, etc.