El comportamiento agresivo entre las aves es uno de los mayores problemas en producción avícola industrial. Incrementa los niveles de estrés, las pérdidas de plumas por picoteo y el número y gravedad de lesiones de los animales, llegando a desencadenar crisis de canibalismo. A pesar de que los sistemas de alojamiento de las aves han ido mejorando y han conseguido reducir los niveles de estrés de los animales, no hay forma de garantizar que no se van a producir comportamientos agresivos. Así, se hace necesario en muchos casos el corte de picos para disminuir el problema, aunque tampoco es una solución ideal desde el punto de vista del bienestar de los animales.
Pero un equipo de la Unidad de Investigación del Comportamiento del Ganado, del ARS, ubicada en West Lafayette (Indiana) y cuyo responsable es el biólogo Heng-wei Cheng ha analizado los efectos de la utilización de serotonina sobre los huevos como método para evitar problemas de agresividad en los pollos que salgan de esos huevos. ¿Se consigue controlar este problema de comportamiento en las aves adultas aumentando los niveles de serotonina cuando todavía son embriones?
Cheng explica en la noticia del AgResearchMagazine que la serotonina es un neurotransmisor que ya está presente en la etapa embrionaria, durante las primeras etapas de desarrollo dentro del huevo. “En un primer estudio hemos visto que los pollos de 5-6 semanas que han recibido dosis extra de serotonina durante su periodo de incubación son mucho menos agresivos que los que no la reciben”.
En estudios más recientes se han tratado huevos fecundados justo antes de comenzar la incubación con una dosis de serotonina. Los huevos se han incubado hasta su eclosión y las pollitas se han criado hasta su madurez (18 semanas). Durante el periodo entre las 9 y 18 semanas de edad se han registrado los posibles comportamientos agresivos o de miedo: por un lado, se han producido menos agresiones; por otro, parece que las gallinas tienen respuestas de miedo exacervadas”.
Los hallazgos del equipo de Cheng sugieren que un incremento en las concentraciones de serotonina durante el periodo de incubación tiene efectos a largo plazo sobre la conducta de los animales. La primera ventaja que señalan los autores de este estudio es que si se consigue cambiar el comportamiento de los pollos se podría evitar el tratamiento de corte de picos, que es doloroso y puede afectar el comportamiento alimentario de las aves si no se hace correctamente. Así, tratar con serotonina tendría importantes beneficios para productores y animales.
Además, la tecnología utilizada para realizar el tratamiento de los huevos con serotonina ya está disponible en la industria avícola: sería el mismo equipo que se utiliza para llevar a cabo vacunaciones in ovo, sólo habría que adaptarlo para que en lugar de inocular vacunas administrase serotonina, haciendo que el proceso fuese muy sencillo y poco costoso.
El equipo de Cheng sigue investigando los efectos a largo plazo, monitorizando animales tratados con serotonina en el huevo hasta la edad de 40 semanas.