La OIE informa en su web de la puesta en marcha de una estrategia global para erradicar la peste de los pequeños rumiantes en todo el mundo, como ya se consiguió con la peste bovina en 2011. La erradicación de la peste de los pequeños rumiantes permitiría mejorar las economías de los ganaderos de las regiones más pobres del planeta, en las que ovejas y cabras son la base de la producción y donde esta enfermedad produce las mayores pérdidas.
La primera fase del plan de erradicación, elaborado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), tendrá un coste estimado de algo más de 900 millones de euros. El horizonte de erradicación se ha situado en el año 2030.
“Acabar con la PPR tendrá un impacto positivo en la vida de las comunidades de pastores en todos los países en desarrollo y refuerza directamente los esfuerzos mundiales para eliminar la pobreza y el hambre en 2030”, aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva, al presentar la iniciativa. Por su parte, la directora general de la OIE, Monique Eloit, recordó que “tenemos normas internacionales para la vigilancia y diagnóstico de la PPR, un sistema global para informar sobre los brotes y vacunas que son muy eficaces cuando se aplican de forma apropiada”.
Desde que se identificó por primera vez en Costa de Marfil en 1942, la PPR se ha extendido a unos 70 países de África, Oriente Medio y Asia; en septiembre de 2016, Mongolia informó por primera vez de un caso de la enfermedad. Más del 80 por ciento de las ovejas y cabras del mundo se encuentran en estas regiones donde muchas familias dependen en gran medida de productos como la leche de cabra, la carne de cordero y la lana para su nutrición y medios de vida. La FAO estima que unos 300 millones de familias de agricultores a pequeña escala en todo el mundo cuentan con los pequeños rumiantes para obtener alimentos e ingresos.
Los brotes de la enfermedad producen pérdidas económicas muy elevadas, que son todavía más graves si se tiene en cuenta que los perjudicados suelen ser ganaderos pobres y sus familias. La peste de los pequeños rumiantes puede acabar con el tejido productivo de toda una región y, en total, las pérdidas anuales debidas a la PPR se calculan entre 1.250 y 1.900 millones de euros.
La peste de los pequeños rumiantes es capaz de matar hasta el 90 por ciento de un rebaño no vacunado, pero se puede prevenir con vacunas muy eficaces que tan solo suponen un coste de 20 céntimos por animal.
La fase inicial de la campaña de erradicación que se ha puesto en marcha se centra en los países en los se sabe que existe la PPR o en aquellos en que su situación nunca se ha evaluado. Aquí se incluyen iniciativas para sensibilizar a los agricultores, aumentar su capacidad para prevenir y contener la enfermedad, fortalecer los servicios veterinarios nacionales y los sistemas para combatir la PPR y otras enfermedades y la puesta en marcha de campañas de vacunación selectiva.
Pero el plan va más allá de la erradicación de la enfermedad, y se plantea también como objetivo mejorar los modelos de producción nacional y ayudar a los ganaderos. Con esta estrategia, se pretende aprovechar el potencial de la cría de animales como una vía para salir de la pobreza y como una valiosa fuente de nutrición para las familias pobres.
Trabajando conjuntamente, la FAO y la OIE coordinarán los esfuerzos globales de gobiernos, organizaciones regionales, instituciones de investigación, socios de financiación y propietarios de ganado a través de la Secretaría conjunta del Programa de Erradicación de la PPR, con sede en Roma.
A principios del año próximo está prevista la celebración de una conferencia de donantes con el objetivo de garantizar el apoyo financiero necesario para el primer plan quinquenal.