Tal y como publica Pig Progress, el impacto ambiental de la producción porcina intensiva en Europa es significativo debido a que los purines del cerdo son una fuente de gases de efecto invernadero (GEI); entre estos gases, cabe destacar el metano (CH4) así como otros gases dañinos, por ejemplo el amoniaco (NH3).
La creciente preocupación social sobre la huella ambiental del ganado hizo que la legislación de la UE regulara la cuota potencial de contaminación atmosférica. En esta legislación, se considera que la nutrición animal es una estrategia clave.
En las últimas décadas se han realizado varios estudios, la mayoría de ellos en vacuno, cuyos resultados permiten observar cómo los cambios nutricionales pueden disminuir la emisión de gases de efecto invernadero.
Este estudio*, publicado en la revista Animal Feed Science and Technology, analiza el sector porcino y profundiza en el impacto que podría tener una reducción en la cantidad de proteína bruta (PB) en la dieta y un aumento en la fibra dietética total (FDT) para la fermentación en el intestino posterior, la comunidad de metanógenos y la emisión de gases en cerdos en crecimiento.
El estudio se realizó en el Centre d’Estudis Porcins, ubicado en Torrelameu (Lleida). Un total de 64 cerdos machos enteros cruzados de seis semanas de vida (peso inicial = 13,8 ± 2,3 kg) se distribuyeron aleatoriamente en cuatro módulos separados.
Para la prueba se utilizó un programa de alimentación de tres fases en el que se probaron dos niveles de PB y FDT:
Para analizar el contenido ambiental de NH3 y CH4 se tomó una muestra del aire de la sala, mientras que se para analizar los gases de la fosa de purines se tomaron muestras de aire y se analizó el contenido de CH4. Estos análisis se realizaron durante los periodos de inicio de cebo, crecimiento y finalización. Al final de la fase de acabado, se sacrificaron 16 cerdos al azar y se tomaron muestras del contenido intestinal de ciego y colon para determinar la fermentación y los parámetros microbianos.
La volatilización total (ambiental) de NH3 aumentó con la edad de los animales, alcanzando el máximo en la semana 21 (8,5 g por animal y día de vida). Por su parte, el contenido de PB en la dieta tuvo un impacto significativo sobre este parámetro. Las pérdidas de NH3 redujeron un 8,6 % por cada disminución porcentual en el contenido de PB de la dieta.
Para la emisión de metano, los investigadores encontraron que la emisión de CH4, igual que la de NH3, también aumentó con la edad de los animales. En este caso, los valores de emisión más altos se observaron en la última fase (108,7 kg de peso vivo, fase III). Sin embargo, ni la PB ni la FDT afectaron significativamente a la emisión de metano.
Aunque hubo diferencias entre el grupo con alto contenido de FDT y el grupo con bajo contenido de FDT, no se detectaron cambios relevantes en las concentraciones de metanógeno. En cuanto a las mediciones realizadas en la fosa de los purines, la producción de metano contribuyó significativamente en la emisión total de CH4 (3,26; 9,02 y 16,91 % en las fases I, II y III, respectivamente).
En cuanto a los parámetros microbianos, la PB dietética incrementó las bacterias totales (9,7 frente a 9,5; p <0,03) y las metanogénicas totales (7,2 frente a 6,4; p <0,01), abundantes en el intestino, así como la suspensión (6,8 frente a 6,3 Log n ° copia/g muestra de materia fresca; p <0,01), mientras que la FDT no alteró los títulos microbianos. Además, las diferencias en la emisión de CH4 no se reflejaron en la concentración de bacterias metanogénicas totales del contenido del intestino posterior.
*Reza Seradj A., Balcells J., Morazan H., Álvarez-Rodríguez J., Babot D. y De la Fuente G. The impact of reducing dietary crude protein and increasing total dietary fiber on hindgut fermentation, the methanogen community and gas emission in growing pigs. Animal Feed Science and Technology, Vol. 245, November 2018, pp. 54-66. doi: 10.1016/j.anifeedsci.2018.09.005