El estudio de estos vertebrados es importante por la diversidad y cantidad de especies en la región noreste, y la identificación cromosómica permite analizar su evolución. La información obtenida es inédita en esta disciplina, ya que también propicia la generación de indicadores ambientales de la situación ecológica. Además de haber sido difundido por publicaciones internacionales, el trabajo es material de consulta para profesionales de todo el país.
El estudio comprende a especies del nordeste argentino, región caracterizada por una importante biodiversidad de estos vertebrados tales como sapos, ranas, lagartijas y víboras, entre otros anfibios y reptiles. Uno de los objetivos del proyecto es contribuir al conocimiento disciplinario integral de los anfibios y reptiles, a través de un registro amplio de especies identificadas cromosómicamente.
La herpetología es la rama de la zoología que estudia reptiles y anfibios, y dentro de ella, el estudio de los cromosomas es un campo poco explorado en el país ya que investigaciones similares sólo se desarrollan en Misiones y Córdoba. La UNNE fue pionera en esta temática, según explicó a InfoUniversidades Alejandra Hernando, directora del proyecto, quien comentó que a diferencia de otros grupos zoológicos como los mamíferos, sólo se encararon recientemente estudios cromosómicos en anfibios y reptiles para resolver problemas sistemáticos, proponer relaciones evolutivas y modelos de evolución cromosómica.
La especialista señaló que puede considerarse que el conocimiento actual es fragmentario y dispar entre géneros, familias o faunas de anfibios y reptiles, por lo que resulta imprescindible analizar aquellas especies que no registran antecedentes e intensificar los estudios a través de técnicas de alta resolución para arribar a un conocimiento preciso de la composición y características moleculares de los cromosomas.
Actualmente, se trabaja en reptiles y anfibios cuyos cariotipos o composición cromosómica no fueron todavía descriptos, a fin de aportar una información más detallada sobre ellos y en los casos de especímenes “crípticos”, es decir, aquellos que son idénticos en su exterior pero no pertenecen a una misma especie.
Los estudios realizados se divulgaron en publicaciones nacionales e internacionales especializadas en la temática y, además, los resultados son registrados en una base de datos existente en el Laboratorio de Herpetología. Es así que, entre otras conclusiones, se aportaron datos cromosómicos de la pequeña lagartija Cercosaura, que puede hallarse en pastizales o jardines de zonas urbanas y de la rara “víbora ciega” Typhlops. Además, se describieron las diferencias de composición cromosómica entre dos especies de Phyllomedusa o “ranas monos” y entre las “viboritas de dos cabezas” de los géneros Amphisbaena y Leposternon.
El proyecto se inició en el 2007 y finaliza este año, pero Alejandra Hernando remarcó que ante la relevancia de los conocimientos generados y la interacción lograda con profesionales de todo el país, quienes demandan la información del Laboratorio de Herpetología, los integrantes del proyecto tienen previsto expandir la investigación incluyendo mayor número de especies, incluso de otras regiones del país. “El aporte de información es inédito para esta disciplina y lo destacable es que se transforma en material de consulta para otros profesionales”, cerró.