Para su estudio, la Dra. Gabrielle Cancrini del Departamento de Ciencias de la Salud Pública en la Universidad de Roma y sus colaboradores, recolectaron un total de 2107 garrapatas de mascotas, ganado, animales salvajes y el medio ambiente. Los diminutos arácnidos fueron identificados por microscopía y luego analizados molecularmente para determinar las especies posibles que actúan como reservorio de piroplasmas.
Cancrini y su equipo determinaron once especies de garrapatas ixódidas, cinco de ellas fueron positivas a piroplasmas. El diagnóstico molecular reveló que Theileria equi y ocho especies de Babesia en 52 ejemplares adultos, la mayoría de ellos (n = 50) fueron extraídos de huéspedes vertebrados libres de piroplasma. La garrapata Ixodes ricinus contenía el mayor número de especies.
Sin embargo, la mayor tasa de infección se observó en Hyalomma marginatum (9,1 por ciento), seguida por Ixodes ricinus (5,1 por ciento), Dermacentor marginatus (5 por ciento), Rhipicephalus turanicus (3,1 por ciento), y R. sanguineus (1,2 por ciento). Los investigadores también descubrieron asociaciones novedosas entre garrapatas y patógenos, lo que postula que ciertas especies de garrapatas como Hy. Marginatum, I. Ricinus y R. sanguineus son vectores de más especies de piroplasma de lo que se pensaba.
Además, el mantenimiento trans-estadial de los piroplasmas se podía ver en cada especie de garrapata positiva. La transmisión vertical de Babesia canis canis fue posible en R. sanguineus. Según los investigadores, la detección de Babesia sp., especies parecidas a B. microti y B. rodhaini que están filogenéticamente relacionadas con las especies zoonóticas, sugiere que la población humana podría estar en riesgo de infección en el área del estudio.
Referencias: Vet Parasitology 170(3-4):291-296