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Cómo conseguir un diagnóstico precoz preciso de síndrome de Cushing en caballos


Un diagnóstico precoz suele significar, en cualquier enfermedad, un mejor pronóstico. Pero la realidad en el síndrome de Cushing en caballos es que cuando comienza el proceso diagnóstico es tras la aparición de numerosos signos clínicos en el animal, con el proceso ya avanzado.

Un equipo de investigadores del New Bolton Center de Pennsylvania (Estados Unidos) ha determinado cuáles deben ser los pasos a dar* para diagnosticar lo antes posible la disfunción de la pars media de la pituitaria (PPID) en los équidos, tratar a los animales lo antes posible y ralentizar la progresión de la enfermedad. El síndrome de Cushing tiene su origen en el aumento de tamaño de la pars media de la glándula pituitaria, que segrega así demasiada hormona adrenocorticotropa (ACTH). Ésta estimula la producción excesiva de cortisol en la glándula adrenal, lo cual produce síntomas como alargamiento del pelo, retraso en la muda del pelo invernal, pérdida de masa muscular, poliuria/polidipsia o inmunosupresión.

La PPID puede diagnosticarse por ejemplo mediante la medición de los niveles de ACTH en sangre (hay que hacer al menos dos extracciones, puesto que los niveles varían en los animales con disfunción de la pituitaria), test de supresión de cortisol con dexametasona o medición de la concentración de ACTH en sangre tras administrar hormona liberadora de tirotropina (TRH). Pero son necesarias pruebas alternativas que permitan diagnosticar la enfermedad con más precocidad para mejorar su curso clínico.

El equipo de Jill Beech ha comparado los niveles de ACTH en respuesta al test de la TRH con los de un test similar llevado a cabo con domperidona, que estimula la secreción de ACTH. También han analizado los niveles de hormona alfa estimuladora de los melanocitos (alfa-MSH) en respuesta al mismo test de TRH, ya que la alfa-MSH se produce también en la pituitaria, pero más específicamente en la pars media. Y parece que ninguno de los dos test alternativos mostró mejores resultados que el test de TRH.

En conclusión, los autores argumentan que el primer paso lógico para diagnosticar la PPID es la medición directa de los niveles de ACTH de varias muestras del mismo animal, sin más. Así, si se ve que están demasiado elevados se deberá sospechar de un problema en la pituitaria. Hay que tener en cuenta, de todas formas, que los niveles de ACTH y alfa-MSH varían naturalmente de forma estacional.

En cualquier caso, el equipo que ha realizado el estudio explica que cuando se observan síntomas compatibles con síndrome de Cushing, no hace falta llevar a cabo los test hormonales, aunque es recomendable para hacer un diagnóstico preciso antes de que la enfermedad progrese.

*Jill Beech, Dianne McFarlane, Sue Lindborg, Janice E. Sojka, Raymond C. Boston. α-Melanocyte—stimulating hormone and adrenocorticotropin concentrations in response to thyrotropin-releasing hormone and comparison with adrenocorticotropin concentration after domperidone administration in healthy horses and horses with pituitary pars intermedia dysfunction. Journal of the American Veterinary Medical Association. May 15, 2011, Vol. 238, No. 10, Pages 1305-1315

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