Un demoledor reportaje de La Vanguardia publicado recientemente hace referencia a la complicada situación a la que se enfrenta la profesión veterinaria en España: dentro de la Unión Europea sólo hay un país con más veterinarios, Alemania, que tiene casi el doble de población.
El mercado laboral español está totalmente saturado para los veterinarios y, a pesar de ello, cada año unos 1.400 alumnos entran en las 12 facultades de Veterinaria que hay en el país… Pronto serán 13, con la apertura de un nuevo centro privado en la provincia de Alicante, a pesar de la oposición del Consejo General de Colegios Veterinarios a que se abran nuevos centros. Esto tiene como consecuencia un alarmante nivel de subempleo y que muchos nuevos licenciados no tengan otra opción que emigrar para encontrar trabajo.
Incluso los propios decanos, como Reyes Pla (Facultad de Veterinaria de la UAB), lo tienen muy claro: “Sobran estudiantes de Veterinaria”. Y desde el Consell de Col·legis Veterinaris de Catalunya su presidenta Carme López afirma que “no tienen ningún sentido continuar formando veterinarios para que se vayan al resto de Europa”. Por su parte, Juan José Badiola, presidente del Consejo General de Colegios de Veterinarios, señala que “la situación es desproporcionada, sobran facultades. En Francia, con más población y una ganadería enorme, tienen cada año 400 nuevos estudiantes; aquí, 1.400".
Portugal e Italia viven situaciones parecidas, aunque en el país transalpino ya han tomado medidas drásticas para evitar que siga empeorando: en sus 13 facultades está previsto que en 2015 sólo entren 300 nuevos estudiantes anuales, siguiendo un duro plan de ajuste realizado desde 2010.
Hay un problema añadido en las facultades españolas, denuncia la decana de la facultad de Veterinaria de la UAB: que no hay recursos, “ni profesorado ni financiación”, suficientes para formar profesionales con las competencias exigibles. Pla añade que con esta situación se está engañando a la población y a los estudiantes porque “se les está obligando a llegar [a la facultad] con una nota súper alta, a esforzarse durante cinco años y ¿todo para qué?”.