Según una noticia aparecida en la página web de la American Heartworm Society, la dirofilariosis felina no es tenida en cuenta en los diagnósticos diferenciales y está siendo significativamente infradiagnosticada. Además, no existe un test que por sí solo permita hacer un diagnóstico fiable de dirofilariosis en el gato: el test de antígenos, que funciona muy bien en el perro, no sirve para hacer screenings de dirofilarias adultas en los felinos de compañía.
Parece que hay varias cuestiones que hacen que el test de antígenos no sea eficaz para detectar infección por dirofilarias adultas en los gatos:
Todo ello hace que un 25-50 % de los gatos infectados por Dirofilaria sean negativos al test de antígenos, incluso cuando ya muestran síntomas clínicos de enfermedad del gusano del corazón.
Aunque el test de anticuerpos no es la solución definitiva, es más útil que el de antígenos para determinar si hay o no infección por dirofilarias en el gato. Un positivo al test de anticuerpos nos está diciendo que el animal está (o ha estado) infectado por el parásito. De todos los pacientes positivos, del 10 al 20 % están infectados por dirofilarias maduras.
El test de anticuerpos permite detectar, además de infecciones por el parásito adulto, las infecciones por larvas tanto machos como hembras a partir del segundo mes de infección. Lo más recomendable sería hacerle al paciente ambos test, de antígenos y de anticuerpos, lo que hace que aumente mucho la posibilidad de hacer un diagnóstico correcto. Los test serológicos pueden complementarse con radiografías y ecografías en los casos sospechosos.
Al contrario que los perros, explica la noticia de la AHS, los gatos ya infectados muestran mucho menor riesgo que sus congéneres caninos a desarrollar reacciones adversas frente a las lactonas macrocíclicas. De esta forma, los gatos deberían incluirse siempre en los programas preventivos de la enfermedad del gusano del corazón sean positivos o no al parásito.