Una noticia publicada en la web de la American Veterinary Medical Association (AVMA) explica las causas por las cuales la Food and Drug Administration (FDA) pretende prohibir la utilización de guantes quirúrgicos o de examen empolvados: parece ser que el polvo que se utiliza para impregnar los guantes y que sean más cómodos de poner y quitar puede producir inflamación, infecciones y reacciones alérgicas en los pacientes. La FDA publicó en su web la pasada primavera una propuesta para prohibir por ley la utilización de guantes empolvados en tareas quirúrgicas o de examen.
Además de los problemas que pueden producir en los pacientes, los profesionales que los utilizan también pueden sufrir reacciones alérgicas: el polvo estaría ligado con las alergias debidas a sensibilización frente a los alérgenos del látex. Por otra parte, las complicaciones relacionadas con la inflamación en los pacientes serían tan graves como la producción de adherencias tras intervenciones quirúrgicas en la cavidad peritoneal. La FDA considera que el beneficio que se obtiene al facilitar a los facultativos ponerse y quitarse los guantes no justifica todos los riesgos que conllevan los guantes empolvados.
La prohibición vendría a hacer obligatoria una medida que la mayoría de los fabricantes de guantes quirúrgicos y de examen ya han adoptado de forma voluntaria: según los datos de la FDA, el 93 % de los guantes que se comercializan en Estados Unidos ya no son empolvados.
En 1997 la FDA analizó por primera vez la posibilidad de prohibir la utilización de guantes empolvados en cirugías y exámenes clínicos, pero en aquél momento la mayor parte de los que se fabricaban tenían polvo y una prohibición hubiese supuesto un problema muy grave de desabastecimiento. Sin embargo, actualmente existen suficientes alternativas en el mercado a precio similar a los guantes empolvados, como deja claro el volumen de venta residual de estos últimos en Estados Unidos.