En las consultas de etología veterinaria, uno de los problemas de comportamiento habituales en perros es la sensibilidad a los ruidos. Mientras que en medicina humana existe una relación bien establecida entre las condiciones dolorosas y el desarrollo de respuestas de evitación relacionadas con el miedo, en veterinaria esta relación no se ha investigado en profundidad. El término sensibilidad a los ruidos abarca el miedo, la ansiedad y las respuestas basadas en la fobia a una variedad de estímulos relacionados con el sonido como el volumen, el tono y la brusquedad. Las respuestas temerosas pueden variar desde jadear debido a la ansiedad, esconderse e intentar escapar, hasta una conducta destructiva con el entorno o la autolesión.
El objetivo de este estudio* fue explorar los signos de sensibilidad al ruido en perros con y sin dolor musculoesquelético mediante la comparación de historias de casos con un análisis de contenido cualitativo. Los datos se obtuvieron de los registros clínicos de 20 casos que presentaban sensibilidad al ruido, que se separaron en grupos: 10 casos clínicos con dolor y 10 casos control sin dolor.
Los resultados mostraron que, aunque los propietarios a menudo pueden pasar por alto muchos signos de miedo o ansiedad, los animales del grupo de casos clínicos a menudo generalizaban sus respuestas a un entorno mucho más amplio, evitando situaciones desconocidas para ellos. La hipótesis de los investigadores fue que los ruidos que provocan un sobresalto en el animal pueden causar una tensión muscular que puede exacerbar el dolor.
En ambos grupos, pero sobre todo en el de casos clínicos, el desencadenante fueron los ruidos fuertes. Un dato que llamó la atención fue que, a pesar que las edades de los animales en ambos grupos eran similares, en los casos clínicos la edad promedio de presentación del problema fue unos 4 años más tarde que en los casos control. Esta diferencia de edad sugiere que el dolor puede desarrollarse más adelante en la vida del animal y que los propietarios buscan tratamiento más fácilmente. Por lo tanto, a la vista de estos resultados, es importante realizar un examen físico completo con un enfoque particular en problemas ortopédicos para detectar cualquier foco de dolor; sobre todo en animales con edad avanzada que se presentan por un inicio de un problema de conducta.
En conclusión, las características clínicas más importantes identificadas en los casos de sensibilidad al ruido asociados con el dolor fueron un miedo omnipresente a los ruidos fuertes, una amplia generalización del problema al entorno más amplio y los problemas asociados con otros perros. Finalmente, el estudio destaca que el pronóstico parece ser excelente si el caso se trata adecuadamente después de la identificación del papel del dolor.
*Lopes Fagundes AL, Hewison L, McPeake KJ, Zulch H and Mills DS (2018) Noise Sensitivities in Dogs: An Exploration of Signs in Dogs with and without Musculoskeletal Pain Using Qualitative Content Analysis. Front. Vet. Sci. 5:17. doi: 10.3389/fvets.2018.00017