El presidente del Sindicato Veterinario Profesional de Asturias (Sivepa) y miembro del Comité de Expertos para la desescalada del Principado de Asturias, José Fernández Romojaro, advierte de que un juguete que rueda por el suelo, sale disparado, te golpea en cualquier sitio, y todos los niños quieren coger y patear, no parece una buena elección en esta situación pandémica.
Es cierto, admite, que el Gobierno no ha dado muchas opciones en cuanto a los juguetes que los niños pueden sacar a la calle desde el día 26 de abril. La elección es simple, un patinete o una pelota.
Fernández Romojaro justifca su posición recordando que los veterinarios "siempre tenemos el ojo puesto en las posibles contaminaciones cruzadas, las condiciones ambientales o de comportamiento que favorezcan que uno u otro germen pueda contaminar superficies, alimentos, animales, personas, ambiente, etc. Desarrollamos continuamente protocolos de bioseguridad y planes de contingencia para combatir epidemias y pandemias".
Igualmente, recuerda que los veterinarios ya habían creado una organización internacional veterinaria 25 años antes que se creara la mismísima OMS con este fin, la OIE. Además, añaden, "una gran parte de nuestro trabajo en todos sus campos, de laboratorio, clínico, zootécnico, de seguridad alimentaria, de control de zoonosis, control de riesgos biológicos ambientales, etc., requiere de un manejo y perfeccionamiento constantes de las estrategias de higiene y bioseguridad".
De ahí que apele al criterio profesional veterinario para recomendar a los padres que estos días salen con sus hijos a jugar "que corran, salten, anden en patinete o en bici, o recuperen juegos del pasado que permitan mantener la distancia entre niños y mayores de diferentes núcleos familiares. Pero sobre todo, les recomendamos que no jueguen con un objeto que rueda y golpea el suelo constantemente".
Las razones para esta recomendación están claras: "La pelota rueda por el suelo, va a las manos del niño y éstas a la cara, a la boca o a los ojos. Ya nos cuesta a los mayores ser conscientes de cuando nos tocamos la cara, imagínense a un niño. Y ese suelo, casi nunca tendrá ninguna garantía sanitaria. ¿Pueden asegurar que nadie infectado por SARS CoV-2 ha expectorado o tirado una colilla en alguno de los lugares por los que está rodando esa pelota? Después de una patada el balón se va a otro lado, y otro niño de otra familia, sin pensarlo, lo coge con las manos y nos lo devuelve; o incluso un adulto que estaba hablando y lo hizo de forma refleja. A lo mejor alguna de las veces nos damos cuenta y de inmediato desinfectamos la pelota, si es que hemos sido lo suficientemente precavidos como para salir con un pulverizador de lejía diluida, aunque lo normal será que no".
¿Existe un riesgo real de contagio por esta vía? El integrante del Comité de Expertos para la desescalada del Principado de Asturias admite admite que no se sabe con certeza todavía, "pero en la delicada situación sanitaria, socioeconómica y psicosocial que nos encontramos por el coronavirus, nuestra recomendación profesional se basa en el principio de precaución de la medicina preventiva de colectividades”.
José Fernández Romojaro concluye con una petición: "Por favor, en estos momentos, busquen una alternativa que no sea un juguete que rueda por el suelo, sale disparado en cualquier dirección, puede golpear a alguien en cualquier parte del cuerpo, y todo el mundo tiene la tentación de patear o coger con la mano".