"Los veterinarios trabajamos en el control y gestión de las enfermedades que compartimos seres humanos y animales en el origen, para evitar así que se transmitan a las personas". Estas palabras encabezan una infografía elaborada por la Organización Colegial Veterinaria, en la que recuerdan que las ocho enfermedades que representan una mayor amenaza para la salud pública son zoonosis.
"Cuidando de la sanidad animal protegemos la salud pública", es la conclusión de esta infografía.
Encabeza esta clasificación, como no podía ser de otra forma, la COVID-19 producida por el coronavirus SARS-CoV-2, cuyo origen recuerdan los veterinarios que podría estar en los murciélagos, con otra especie animal como intermediaria para su salto a los humanos.
También se menciona la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, cuya transmisión a las personas se produce principalmente a través de garrapatas y del ganado, y que tiene una tasa de letalidad que puede llegar hasta el 40 %.
Mayor letalidad todavía posee el ébola, que llega casi al 50 %, y que en su última epidemia se cobró más de 11.000 vidas humanas.
Menos tasa de mortalidad tiene la fiebre Lassa, transmitida por contacto con alimentos o utensilios contaminados con orina o heces de roedores, aunque puede provocar la hospitalización del 15 % de los pacientes.
Otra de las enfermedades que aparecen en la infografía de la Organización Colegial Veterinaria es el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS), del que los dromedarios son un importante reservorio y una fuente de infección humana, y que alcanza un 35 % de letalidad.
También se menciona la fiebre del Rift, una zoonosis vírica que afecta principalmente a los animales, si bien también puede afectar al ser humano.
Del virus Zika, que se transmite principalmente por mosquitos del género Aedes, se advierte que no hay tratamiento para su infección, ni vacuna para prevenirla.
La octava enfermedad zoonótica recogida en la infografía es el virus Nipah, llamado así porque se detectó por primera vez en este lugar de Malasia en 1998, y cuya infección puede ser desde un proceso asintomático hasta un síndrome respiratorio agudo o una encefalitis mortal.