Un grupo de científicos ha alertado ante la posibilidad de que las personas se conviertan en vehículos de transmisión del coronavirus hacia los animales. Sobre todo, señalan el riesgo que suponen las personas que están en contacto con animales salvajes. Su estudio y las conclusiones a las que han llegado han sido publicadas en la revista Mammal Review.
Si el coronavirus lograse infectar y propagarse entre los animales salvajes, advierten, podría representar una amenaza para las especies en peligro de extinción, por ejemplo. Además, las poblaciones de animales salvajes infectadas podrían servir como reservorio para una mayor evolución del virus y una fuente de futuros brotes humanos.
Hasta ahora, se han documentado casos de propagación del coronavirus de persona a animal en granjas de visones y zoológicos, donde se han infectado varios tigres y leones. En el ámbito doméstico las personas también han transmitido el virus a perros y gatos domésticos, y algunos gatos semiferales en Wuhan y los Países Bajos han dado asimismo positivo por anticuerpos provocados por una infección por coronavirus.
Sophie Gryseels, la autora principal del artículo, señaló que todavía no se conocen casos de infección por coronavirus en animales salvajes. No obstante, en declaraciones recogidas en la página upi.com, Gryseels afirma que al no haber mucha vigilancia respecto a las infecciones que puedan aquejar a los animales silvestres, “es posible que no sepamos” que ese contagio ya se haya producido.
La COVID-19 aún no ha tenido graves consecuencias para las poblaciones animales, pero Gryseels sugiere que la amenaza de transmisión de persona a animal es real y significativa. "Sabemos de varias especies de mamíferos que son tan susceptibles al coronavirus como los humanos, como hurones, visones, hámsteres, ratones ciervo, tigres y macacos y algunas otras especies", aunque también añadió que en caso de infección, ya sea experimental o accidental, esta “desaparece fácilmente, aunque pueden transmitir el virus a los animales que viven juntos".
Gryseels y sus colegas esperan que su artículo inspire a los cuidadores, científicos y otras personas que interactúan con animales salvajes y cautivos a tomar precauciones adicionales. Los investigadores sugieren que las mismas precauciones de seguridad que pueden ayudar a retardar la transmisión humana, como lavarse las manos, usar mascarillas y observar un distanciamiento social, pueden ayudar a prevenir la transmisión de persona a animal.
"Por suerte, las especies de mamíferos con las que los humanos probablemente tienen más interacciones en términos globales y, por lo tanto, podrían tener más probabilidades de contraer el virus si fueran biológicamente susceptibles, son los ratones domésticos y las ratas marrones y negras, que afortunadamente no parecen ser susceptibles ", explicó Gryseels.
Si bien los investigadores esperan que los humanos a la larga desarrollen inmunidad colectiva contra la COVID-19 activada por la infección y la vacunación, otras especies animales podrían no tener tanta suerte. La combinación de susceptibilidad al coronavirus y un periodo de vida corto podría hacer a algunas especies especialmente vulnerables a la COVID-19, incluido el ratón ciervo de América del Norte, el topillo rojo en Europa, los macacos en Asia y las poblaciones de gatos callejeros en todo el mundo.
"La principal preocupación es que, al igual que en las poblaciones humanas, el virus podría seguir propagándose sin parar", apuntó Gryseels. "Especialmente en poblaciones donde los animales tienen una vida corta y una alta tasa de reproducción, como en los roedores, nos preocupa que el virus pueda persistir durante mucho tiempo, ya que continuamente están naciendo nuevos animales susceptibles de ser infectados por el virus”.