Ha quedado visto para sentencia en los Juzgados de lo Penal de Las Palmas de Gran Canaria el juicio que ha llevado al banquillo a Pascual Calabuig, veterinario director del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) de Tafira (Canarias) por haber humillado y despreciado presuntamente a una compañera suya, también veterinaria, durante años. Por este delito se pide para el acusado condena de dos años de prisión e inhabilitación para empleo y cargo público, así como 40.000 euros por un supuesto delito contra la integridad moral. El abogado del acusado, que negó todos los cargos, pidió la libre absolución para su defendido.
La acusación subrayó que el veterinario acusado actuó con la intención de humillar y menospreciar a la técnica veterinaria de la que era superior en el CRFS, realizando acciones como insultarla, hablarle de forma grosera y obligarle a estar más tiempo en el trabajo del que le correspondía, pese a lo cual le decía que no trabajaba lo suficiente. El escrito de la Fiscalía añade otras prácticas realizadas por Calabuig, como hacer correr el rumor de que mantenía relaciones con personas del centro o incomodarla para que no pudiera realizar operaciones de forma adecuada, y que llegó a tirarla por las escaleras.
Igualmente, el escrito de la acusación señala que el acusado menospreciaba de manera continuada a la demandante cuestionando su capacidad y cualquier tipo de aportación o propuesta que realizaba, llegando a insinuar que se valía del sexo para encubrir supuestas malas prácticas que habrían provocado la muerte de pollos de pinzón azul que estaban a su cargo en el centro de recuperación donde trabajan. Todo ello, además, con un comportamiento hacia ella brusco y violento en el entorno laboral.
No es esta la única situación polémica en la que el veterinario Pascual Calabuig se ha visto envuelto en los últimos meses. El Cabildo de Gran Canaria ya le había abierto varios expedientes disciplinarios, el último de los cuales fue por trasladar a una tortuga que había estado tratando sin la autorización expresa del Ministerio de Transición Ecológica. Calabuig argumentó que no podía esperar la autorización, que había solicitado hacía meses, y actuó por su cuenta, lo que motivo que el Cabildo le abriera un nuevo expediente.
El veterinario se ha defendido de estas acusaciones alegando que en ningún momento se ha comportado con desobediencia, y que en el caso de la tortuga trasladada, lo hizo ya que en el centro donde él trabaja no existían instalaciones adecuadas donde recuperar adecuadamente las tortugas marinas en rehabilitación.
Pascual Calabuig se ha mostrado muy crítico ante el mantenimiento de las instalaciones que dirige por parte de la administración autonómica, y ha acusado de acoso laboral a dos altos cargos de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo.