El Rectorado de la Universidad de Córdoba fue el escenario donde el pasado fin de semana se desarrollaron las conferencias y debates del II Congreso Internacional de Sanidad y Bienestar Animal organizado por la Organización Colegial Veterinaria (OCV), con la presencia de unos 200 veterinarios. Para el presidente de la OCV, Luis Alberto Calvo, el balance final del congreso ha sido muy positivo, y destacó su carácter formativo para cumplir con "un objetivo que tenemos adquirido" los veterinarios como es preservar el bienestar animal.
Tras la inauguración oficial del congreso, el jueves 21, la primera jornada del congreso estuvo centrada en el bienestar animal y su relación con la ganadería y los animales de producción. El primer ponente que intervino fue Carlos Buxadé, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid, quien puso en relación el bienestar animal con la viabilidad económica de las explotaciones ganaderas. Seguidamente fue el turno del profesor de la Universidad de Córdoba Vicente Rodríguez Estévez, que hizo un pormenorizado repaso a las acciones relacionadas con el bienestar animal que llevan a cabo los criadores de cerdo Ibérico, de quienes dijo que “no tienen ningún interés en el maltrato a sus animales”.
A continuación tuvo lugar una mesa redonda sobre bienestar animal y sanidad ganadera moderada por Antonio Palomo, en la que intervino Miguel Ángel Aparicio Tovar, profesor de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de Cáceres, que incidió en la importancia de la formación del personal para asegurar un manejo adecuado que no genere estrés, y se refirió a algunas de las últimas informaciones de la Unión Europea sobre la posibilidad de revisar algunos aspectos en bienestar animal pecuario.
Además, precisó que la inmensa mayoría de la población española sabe nada o muy poco sobre los sistemas de cría de animales, según estadísticas disponibles, y un porcentaje amplio “no está dispuesto a pagar más por los alimentos procedentes de sistemas que cumplen más requisitos de bienestar animal”.
Por su parte, Eva Mainau, especialista en ganado vacuno e investigadora del IRTA, puso especial énfasis en estar atento ante situaciones de posible estrés, como el transporte, el destete o la estancia en lazaretos o corrales apartados de animales enfermos, “en los que efectuar un diagnóstico precoz mediante una identificación de síntomas es vital”. Entre ellos, citó la posición de las orejas e incluso la propia expresión facial.
Emma Fábregas, experta en porcino, aludió a los diversos factores que pueden producir estrés, que van desde el clima a la densidad de animales en un determinado espacio a cambios en la alimentación, además de la falta de limpieza, y explicó que el raboteo representa una estrategia eficaz frente a la caudofagia, como se ha comprobado en multitud de casos.
Tras la primera sesión de comunicaciones del congreso, la jornada del viernes, dedicada a la salud pública y el bienestar animal, comenzó con la conferencia de Sara Sacristán, de la AEMPS, que realizó una detallada exposición de los resultados del plan de reducción del uso de antibióticos de ganadería, con notables descensos en todas las especies, como porcino, vacuno, ovino y caprino y cunicultura, “hasta alcanzar una media del 71 % en el periodo 2015-2018, gracias a la colaboración de todos los sectores”. Además, insistió en la conveniencia de reforzar la comunicación para transmitir a la sociedad el mensaje de que “la carne y otros productos no contienen restos de antibióticos”.
El secretario del Ministerio de Sanidad italiano, Romano Montarelli, hizo una defensa de la “producción ética” en ganadería, y también reclamó una mayor coordinación de los servicios veterinarios oficiales de los países de la Unión Europea y un fortalecimiento de los mismos, algo indispensable tras gestión de la pandemia de COVID-19. También manifestó su preocupación por la falta de veterinarios dedicados a los animales de producción.
En la mesa redonda final de la primera jornada de la mañana, Francisco Rojo, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de León, subrayó el hecho de que más de la mitad de los hogares del país poseen un animal de compañía, “una nueva realidad que no se puede obviar desde el punto de vista de la salud pública”, en tanto que María Ángeles Risalde, profesora de Anatomía Patológica en la Universidad de Córdoba, señaló los distintos patógenos que afectan a humanos, mamíferos, aves o reptiles, “entre los cuales pueden producirse saltos de especie”.
La docente también vinculó la aparición del coronavirus en China con la llegada de la peste porcina africana al país con anterioridad, “lo que dificultó del acceso de la población a carne de porcino por su encarecimiento, y favoreció el consumo de especies de fauna silvestre, en un país donde ya existía tradición al respecto”.
Ulises Ameyugo, veterinario de Salud Pública de la Junta de Andalucía, describió la rigurosa normativa que rige el funcionamiento de los mataderos, “porque el bienestar animal comprende toda la vida del animal, desde la explotación al transporte y el momento de su sacrificio. Los veterinarios estamos presentes para asegurar la aptitud para consumo de los animales a su llegada y su posterior aturdimiento conforme a la normativa”. El conferenciante también destacó la relevancia de las auditorias e inspecciones, así como de los sistemas de videovigilancia que se están introduciendo.
Por la tarde, y tras la segunda sesión de comunicaciones, el veterinario y etólogo Jaume Fatjó efectúo un repaso sobre el vínculo emocional del ser humano y los animales de compañía, que se remonta a hace 12.000 años según hallazgos arqueológicos, y resaltó el valor del perro como fuente de apoyo social y un indicador sobre salud mental y física de las personas, también el colectivo de personas sin techo.
Rebeca García Pinillos, impulsora del concepto One Welfare como complemento al modelo One Health, se centró en la estrecha relación entre bienestar y salud animal a partir de diversos ejemplos. “Son dos cuestiones que van de la mano. No conviene olvidar que el estrés conlleva alteración de la microbiota, que esta puede favorecer la presencia de bacterias y de ahí pueden aparecer toxinfecciones, es decir, un riesgo de salud pública”, indicó la ponente, que se mostró partidaria de abordar el trabajo desde una visión holística.
Seguidamente tuvo lugar la tercera mesa redonda del congreso, moderada por Juan María Vázquez Rojas y con la participación de Miguel Ángel Higuera, veterinario y director de Anprogapor; Miguel Capó Martí, profesor Honorífico Vitalicio del Departamento de Medicina Legal, Psiquiatría y Patología de la Universidad Complutense de Madrid; y José Vicente Tarazona, profesor de investigación y jefe de la Unidad de Evaluación de Riesgos del Centro Nacional de Sanidad Ambiental, Instituto de Salud Carlos III. Los tres profundizaron en la relación entre bienestar animal y salud medioambiental y subrayaron su estrecha relación, algo que Miguel Ángel Higuera mostró centrándose en el sector porcino. José Vicente Tarazona, por su parte, incidió en esta relación, y recordó que los veterinarios han de facilitar evaluaciones integrarles que incluyan a la sostenibilidad y una aproximación One Health en lo concerniente al control y vigilancia de sustancias químicas como medicamentos, aditivos, biocidas o residuos.
La ley de Protección y Bienestar Animal que entra en vigor el próximo 29 de septiembre fue el tema de la jornada del sábado en el congreso, y las distintas intervenciones generaron mucha expectación entre los veterinarios asistentes, ya que la nueva normativa les toca muy de cerca.
El primero en intervenir fue Enrique Alonso García, consejero permanente del Consejo de Estado desde 2006, quien hizo un repaso sobre el texto de la ley y sus implicaciones para los veterinarios. El ponente admitió que era una ley con buenas intenciones aunque también subrayó sus carencias, como la falta de un sustento científico o la imprecisión de algunos de sus artículos. Destacó algunos puntos especialmente conflictivos, como el de la eutanasia, algo en lo que también incidió la siguiente ponente, María Luisa Fernández Miguel, presidenta del Colegio de Veterinarios de Tenerife, quien comenzó su charla recordando que los veterinarios aparecen nombrados 71 veces en la Ley de Protección Animal, lo que pone de manifiesto que es una norma que les incumbe muy directamente. Seguidamente, hizo un resumen de las implicaciones que tiene el texto legal para el ejercicio de la profesión veterinaria día a día.
Tras las dos ponencias llegó el momento de la última mesa redonda, moderada por Jesús de la Fuente Vázquez, y en la que participaron Blanca Rodríguez López, doctora en Filosofía y profesora titular de la Universidad Complutense de Madrid; Alfonso Aguado Puig, doctor en Derecho y secretario de la Asociación Española de Rehalas; Alfredo Fernández Álvarez, veterinario clínico y director de Relaciones Institucionales de IVC Evidensia para España y Portugal; y Ruth Manzanares Fernández, funcionaria de carrera destinada en la Unidad de Apoyo de la Dirección General de Derechos de los Animales durante la tramitación de la ley.
Todos los integrantes de la mesa estuvieron de acuerdo en la necesidad de contar con una Ley de Protección y Bienestar Animal, aunque también mostraron discrepancias. Blanca Rodríguez defendió el concepto de “derechos de los animales”, mientras que Alfredo Fernández incidió en que “estamos en un momento estratégico en la lucha contra el maltrato animal” y que debería aprovecharse la situación ahora que la ley está a punto de entrar en vigor. Alfonso Aguado, por su parte, hizo notar que aunque el título de la ley es “Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales”, en ningún momento se menciona como tal ningún derecho.
La mesa redonda se abrió al debate con el público asistente, que en varias intervenciones mostró el malestar de algunos sectores veterinarios por la situación complicada que les dejaba a la hora de tener que asumir ciertas responsabilidades tal y como están estipuladas en la normativa.
El congreso se clausuró con la presencia del consejero de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía, José Carlos Gómez Villamandos, que acompañó a Luis Alberto Calvo, Antonio Arenas y José María de Torres en un cierre en el que reivindicaron la figura de los veterinarios como garantes del bienestar animal ante la sociedad.