Dentro de muchos seres vivos existe todo un ecosistema de microorganismos (bacterias, hongos, protozoos...), localizados mayoritariamente en el tracto intestinal, cuyo equilibrio y buena salud afecta de forma decisiva a la salud del individuo huésped. A esto se le llama microbiota y su conocimiento ha sido clave en el desarrollo de nuevos tratamientos en salud humana. Pero, además, la modulación de las comunidades microbianas también puede ser de gran utilidad para mejorar la salud de los animales en ganadería y acuicultura. Una forma de hacerlo es mediante el trasplante de microbiota fecal e intestinal, con el objetivo de dotar al individuo receptor de nuevas capacidades funcionales asociadas a los microorganismos que hasta ahora no tenía.
En este contexto, un grupo de investigación del Instituto de Investigación y Tecnología Alimentarias (IRTA) se planteó llevar a cabo el primer trasplante de microbiota intestinal entre dos especies de peces distintos: el salmón del Atlántico (como donante) y la dorada (como receptor).
El objetivo de este ensayo, además de establecer un protocolo de trasplante de microbiota interespecífico en peces, ha sido también revelar la influencia de la dieta en el mantenimiento y la incorporación de nuevos microorganismos después del trasplante. Por eso, mientras que un conjunto de doradas siguió siendo alimentado con su dieta habitual, otro grupo lo hizo con el pienso de los salmones donantes después del trasplante. Los resultados han remarcado lo importante que es la dieta en la definición de la microbiota a largo plazo, tras este tipo de trasplantes microbianos.
En detalle: una vez finalizó el ensayo a los 36 días después del trasplante, observaron que la riqueza microbiana de las doradas que habían continuado siendo alimentadas con su dieta habitual era todavía similar a la de las doradas originales (antes del trasplante), y distinta a la de los salmones donantes. Justo lo contrario ocurrió en el caso de las doradas alimentadas con la misma dieta que los salmones; a la finalización del ensayo presentaban una riqueza microbiana igual a la del salmón y distinta a las doradas de partida. Además, se observó una clara diferenciación en la riqueza y diversidad filogenética de la microbiota de las doradas post-trasplante conforme pasaban los días, en función de su dieta.
A nivel de composición de la comunidad bacteriana, las doradas alimentadas con su dieta típica después del trasplante acabaron teniendo una microbiota con muchos taxones bacterianos, presentes en el pienso que recibieron, y en abundancias similares, como los géneros probióticos Lactobacillus y Ligilactobacillus. Por su parte, las doradas que recibieron el pienso de salmón se adaptaron al cambio que supuso el trasplante mediante la generación de un microbioma único a lo largo del tiempo, con un decrecimiento progresivo en las abundancias relativas de los géneros Photobacterium y Vibrio, y un aumento en Escherichia-Shigella, Acinetobacter y Corynebacterium entre otros, en comparación con los peces de origen.
Los resultados de este estudio nos dicen que, aunque el trasplante de microbiota intestinal está cada vez más cerca de ser una estrategia viable que permitirá modular a las comunidades microbianas de los animales a voluntad de los acuicultores y productores ganaderos, con fines beneficiosos para la salud animal, también deben considerarse ciertos factores claves para su eficiencia, como la dieta, que desempeña un papel fundamental en la regulación de las comunidades microbianas después de los trasplantes.
Este estudio forma parte del proyecto ADIPOQUIZ, coordinado desde el programa Acuicultura del IRTA y financiado desde el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Puede leerse el artículo entero en este enlace.