La Comisión Europea ha publicado un informe sobre la aplicación de la Directiva 2010/63/UE, que regula el uso de animales con fines científicos. Entre 2018 y 2022, se destacó el progreso en la formación de personal, la evaluación de proyectos y la implementación de los principios de reemplazo, reducción y refinamiento (3R). La UE planea lanzar 13 módulos de elearning para 2025 y reducir el uso de animales. Sin embargo, persisten diferencias entre los Estados miembros en sanciones y aplicación de la normativa. Además, se está preparando una hoja de ruta para eliminar gradualmente las pruebas cosméticas en animales.
La Comisión también ha abordado la necesidad de reducir el excedente de animales criados para investigación, con una reducción del 29 % en su uso, aunque todavía existen problemas de exceso en algunos Estados miembros. Iniciativas a nivel nacional están desarrollando directrices para prevenir este exceso.
En cuanto a la formación, aunque se han armonizado algunos aspectos, persisten diferencias entre países. Se está creando un módulo de elearning para evaluar competencias, previsto para 2025, con el objetivo de garantizar una formación más uniforme en toda la UE.
El informe también subraya la falta de uniformidad en las sanciones y la revocación de autorizaciones en los Estados miembros. Si bien la mayoría ha cumplido con el requisito de inspeccionar un tercio de sus instalaciones cada año, la pandemia de COVID-19 ha afectado la capacidad de algunos países para realizar estas inspecciones.
Además, se han introducido tres nuevos documentos de orientación para mejorar la implementación de la directiva, centrados en el uso de animales genéticamente modificados, informes de proyectos y evaluaciones.
En respuesta a las demandas ciudadanas, la Comisión Europea ha anunciado su intención de desarrollar una hoja de ruta para eliminar progresivamente las pruebas cosméticas en animales, específicamente en lo que respecta a la seguridad química. Este plan se espera que esté finalizado al inicio del próximo mandato de la Comisión.
Con este enfoque, la UE busca equilibrar el avance científico con un mayor compromiso hacia la protección animal, promoviendo el desarrollo de alternativas científicas que permitan reducir, y eventualmente reemplazar, el uso de animales en investigación.