Para ello, dejaron cerdos libres en un bosque “en miniatura” con cultivos energéticos, entre ellos sauces y Miscanthus, y observaron cómo reaccionan los cerdos cuando tienen libre acceso a las plantas.
Los cerdos experimentaron una gran estimulación, explorando, hozando, escarbando y golpeando su morro contra la tierra. Sus esfuerzos fueron beneficiosos para las plantas. El estudio muestra que los cerdos usan las áreas plantadas para defecar, por lo que éstas reciben nutrientes “gratis”, lo que beneficia su crecimiento. Al mismo tiempo, las plantas aseguran que los nutrientes, que de otro modo habrían sido desechados y hubieran dañado el medio ambiente, sean absorbidos.
Las plantas también contribuyeron al mutuo beneficio, proporcionando a los animales sombra y cobijo. Además, las plantas mejoraron las condiciones de trabajo para el productor, ya que absorben el agua de lluvia. El suelo húmedo y con barro puede ser un problema en las explotaciones exteriores, sobre todo en invierno y en suelos de arcilla. Las plantas ingieren mucho agua por lo que contribuyen a mantener el suelo seco. En el experimento, los sauces funcionaron mejor: los cerdos mascaron las raíces, los brotes y las hojas, así como dañaron ligeramente la corteza. Sin embargo sólo comieron los nuevos brotes del Miscanthus.
También observaron diferencias en el impacto de los cerdos sobre las plantas, dependiendo, en parte de cuántos cerdos hay en el terreno. Encontrar la densidad óptima de alojamiento es uno de los objetivos del estudio porque los resultados se utilizarán en explotaciones de cerdos orgánicas a gran escala y con cerdas lactantes.
El estudio indica que la combinación de cerdos criados en el exterior junto con cultivos energéticos es beneficiosa para el entorno y para los animales, ya que se reduce el impacto medioambiental de la explotación de cerdos en exterior, y los animales encuentran un gran estímulo.