El comercio global, el cambio climático y la aparición de enfermedades que pueden extenderse por todo el mundo más rápidamente que el periodo de incubación de la mayoría de ellas, hacen de los servicios veterinarios nacionales los elementos clave en la prevención y control de enfermedades animales, y en la mejora de la seguridad alimentaria, la nutrición, la salud animal pública y el acceso al mercado de animales y productos. Este hecho es más evidente en aquellos países en los que la pobreza y las enfermedades animales representan un problema diario muy grave. En este contexto, la legislación veterinaria es un elemento de infraestructura crítico para todos los países. En muchos de los países miembro de la OIE, la legislación veterinaria lleva años sin actualizarse y es obsoleta o inapropiada tanto en estructura como en contenidos para los retos que afrontan actualmente los servicios veterinarios en el mundo. Como punto de partida en la consideración de las características de una legislación efectiva, es importante que los servicios veterinarios tengan la autoridad para entrar en las instalaciones ganaderas y tomar las medidas necesarias para la detección temprana, la realización de informes y el manejo rápido y efectivo de cualquier enfermedad animal tan pronto como sea detectada. Entre estas acciones se encuentran la capacidad de decomisar animales y productos, la imposición de protocolos de paralizaciones, cuarentenas o pruebas necesarias; el control de animales y productos en las fronteras; y la capacidad de requerir la destrucción y eliminación segura de animales y todos los productos considerados de riesgo en la transmisión de enfermedades.
La aparición de enfermedades que ponen en peligro la salud humana y animal preocupa a la OIE. De forma global, los países y organizaciones internacionales han respondido a esta amenaza con importantes debates. En el ámbito nacional, es importante establecer mecanismos de colaboración y cooperación entre servicios veterinarios y otros servicios gubernamentales, en particular aquellos responsables de la salud humana y el entorno. Una legislación veterinaria moderna debería proveer vínculos efectivos entre los servicios veterinarios y cuerpos relevantes de los gobiernos, incluida una apropiada definición de las funciones y responsabilidades.
Los patógenos no suelen respetar las barreras entre animales y personas, siendo importante que la legislación veterinaria proteja a todos por medio de la unión entre veterinarios e instituciones gubernamentales, entre veterinarios y productores y entre veterinarios y consumidores.
Por éstas y otras muchas razones, la legislación veterinaria debe actualizarse para afrontar las amenazas emergentes y las expectativas sociales modernas. Con este objetivo, la OIE está tomando importantes medidas. Durante este año ha publicado una guía para los países miembro (http://www.oie.int/eng/OIE/organisation/A_Guidelines_Vet Leg.pdf) en el que se proporciona la estructura que puede ayudar en la actualización de la legislación nacional de acuerdo con estándares internacionales.
En 2010 la OIE celebrará la primera Conferencia global sobre legislación veterinaria en Djerba, Túnez.