Un estudio* del IFIP francés ha mostrado que una contaminación continuada con cadmio y plomo del alimento de cerdos, próxima a los límites legales pero siempre por debajo de ellos, durante toda la etapa de cebo sólo tiene como resultado una cantidad de cadmio superior a los límites legales para el consumo humano en los riñones de los animales. El músculo y el hígado no se ven afectados.
El trabajo de campo se llevó a cabo con cuatro grupos de cuatro cerdas con genética LW, Landrace y Piétrain. Desde los 42 días de edad (12,5 kg PV) hasta el peso de sacrificio fueron alimentadas ad líbitum con pienso sin cadmio ni plomo (control), con algo menos de 0,5 mg/kg de cadmio (grupo Cd), algo menos de 0,5 mg/kg de plomo (grupo Pb) o algo menos de 0,5 mg/kg de cadmio y algo menos de 0,5 mg/kg de plomo (grupo Cd+Pb), aportados como nitrato.
Las cerdas fueron sacrificadas con 160 días de edad y un peso vivo medio de 106 kg, y se extrajeron de las canales los riñones, los hígados y muestras de músculo semimembranoso. Todas estas muestras se analizaron para determinar la concentración de cadmio y plomo. Si se tiene en cuenta que los animales consumen más pienso conforme crecen, durante la fase de acabado las cerdas comieron del 50 al 60% del cadmio y plomo total.
Los hígados de los animales mostraron concentraciones elevadas de los metales pesados, pero por debajo del límite legal de seguridad para el consumo humano, de 500 microgramos por kg de peso fresco. Así fue también para el plomo en todos los riñones, pero en los cerdos del grupo Cd o Cd+Pb las concentraciones de cadmio en estos órganos superaron el límite legal de 1 mg/kg de peso fresco.
Las muestras de músculo semimembranoso de todos los grupos alimentados con pienso contaminado arrojaron cantidades de cadmio y plomo por debajo de los límites legales para el músculo, que son de 50 microgramos de cadmio y 100 de plomo por kg de carne.
En el grupo control de este estudio se encontraron pequeñas cantidades de los dos metales pesados en el músculo y los despojos, similares a las que se encuentran habitualmente en los cerdos que entran en la cadena alimentaria. En Francia, lo normal es que se detecten algunos microgramos de cadmio y plomo en la carne y alrededor de 50 microgramos en las muestras de despojos.
El estudio concluyó así que si los cerdos son alimentados con piensos contaminados con plomo y/o cadmio durante todo el periodo de engorde, siempre que se respenten los límites máximos establecidos por la ley, la única consecuencia es una concentración superior al límite legal en los riñones para el cadmio, mientras que hígado y músculo son aptos para el consumo.
*E. Royer, N. Lebas. Effet de la présence de cadmium ou de plomb dans l’alimentation du porc sur les teneurs dans les tissus comestibles. JSMTV 2010, pp.159-160.