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La amenaza de las dioxinas sigue extendiéndose y ahora son 934 las granjas cerradas, según informa el diario Deutsche Welle. Las autoridades en el estado de la Sajonia Baja descubrieron a un productor sospechoso de vender pienso contaminado con dioxinas a 934 granjas, según ha informado la ministra alemana de agricultura Ilse Aigner.

Se hizo un “rastreo” de los elevados niveles de dioxinas encontrados, que llevaron hasta un fabricante de grasas. Las numerosas empresas de alimentación que compraron sus grasas fueron sometidas a pruebas la pasada semana para determinar si sus productos cumplen con los estándares de dioxinas de la Unión Europea.

Berlín ha confirmado que el fabricante no había informado a las autoridades de que habían comprado grasas de Harles and Jentzsch, la empresa situada en el centro del escándalo. Ahora se está investigando si la información se ocultó deliberadamente o no. El fabricante había suministrado pienso contaminado a granjas de la Baja Sajonia, Westphalia en Renania del Norte, Brandenburgo y Bavaria.

El descubrimiento de las dioxinas tóxicas ha levantado una alerta sanitaria y ha afectado a la venta de huevos y carne de porcino alemanes. Las autoridades están tratando de contener la amenaza que comenzó el 3 de enero, cuando las autoridades germanas advirtieron de la contaminación en piensos administrados a gallinas y cerdos, huevos contaminados, carne de pollo y carne de cerdo.

Las consecuencias del escándalo serán mucho mayores que los costes inmediatos de las pruebas. Gerd Sonnleitner, presidente de la unión de ganaderos alemanes, ha afirmado que “el daño de los trastornos en el mercado serán mucho mayores que el daño directo”. Según las estimaciones de la asociación, el precio de cerrar granjas, la eliminación de productos, etc. va a costar a los ganaderos alemanes alrededor de 100 millones de euros.