Un proyecto de investigación de la Universidad de Guelph pretende entender mejor el nivel de malestar en las vacas cuando padecen mastitis y ayudar a determinar el mejor momento para intervenir con medicación contra el dolor.
Es de sobra conocido que las mastitis clínicas suelen disminuir la producción de leche e incrementar el recuento de células somáticas, pero otro aspecto que debe también cuantificarse es el dolor de la vaca. Ahora, los investigadores quieren aprender más sobre los aspectos sensoriales de la infección de las ubres y cómo afectan al bienestar de las vacas. Muchos estudios de comportamiento animal y de dolor humano interpretan de forma muy subjetiva los resultados, por lo que los científicos están utilizando herramientas para medir el dolor de forma más objetiva y poder evaluar el malestar de las vacas. Para ello, monitorizaron a 24 vacas con mastitis clínicas inducidas experimentalmente y registraron la sensibilidad al dolor antes, durante y después de la infección.
Se aplicó un algómetro en los cuarterones inflamados de la vaca, herramienta utilizada para medir la sensibilidad de presión y determinar la tolerancia al dolor. A más presión aplicada se mostraba menos sensibilidad al dolor, lo que permitió tener evaluaciones seriadas cuantitativas del dolor. También se hizo un seguimiento de los indicadores de rendimiento, comportamentales y fisiológicos, incluyendo la ingestión de materia seca, el comportamiento estando tumbadas y de pie, la rumia y la producción de leche.
Los primeros resultados indican que se puede aplicar una presión significativa en un cuarterón de la vaca antes de la mastitis. Sin embargo, un ligerísimo toque con el algómetro seis horas después de la mastitis clínica ya supone dolor. El dolor en los animales puede tener un impacto negativo en su bienestar, así como en la productividad, longevidad y rentabilidad, por lo que es importante investigar desde las perspectiva del animal y de la economía de la explotación.