La International Veterinary Students’ Association de Zaragoza (IVSA-Zaragoza) celebró sus primeras jornadas sobre rumiantes en el Colegio Oficial de Veterinarios de la capital aragonesa. La cita tuvo lugar el pasado 25 de febrero, y contó con la participación de reconocidos profesionales que compartieron sus conocimientos con los asistentes. Carlos Sánchez (Tauste Ganadera), Silvia Rojo (Saluvet), Fernando Gimeno y Carolina Tejero (Rancho las Nieves), Octavio Catalán (Inzar), Joaquín Uriarte (CITA), Carlos Calvete (CITA) e Ignacio Ruiz (Quimera Biological Systems-Universidad de Zaragoza) guiaron a los presentes a través de diferentes aspectos de la producción de rumiantes.
El cow comfort debe ser prioritario en el manejo de la explotación
Sánchez inauguró las jornadas con la ponencia “Importancia económica del confort de las vacas lecheras”, en la que puso de manifiesto que este punto es de vital importancia en el manejo de la explotación, ya que la ausencia de confort aumenta el estrés, predispone a los animales a las enfermedades y la reproducción se ve afectada negativamente. “El cow comfort es el primer motivo del aumento de la tasa de eliminación en una granja”, afirmó Sánchez, quien definió el cow comfort como el conjunto de factores que intervienen en el bienestar de la vacas para reforzar su sistema inmunitario (menor reposición), aumentar el flujo sanguíneo en la glándula mamaria y el consumo de materia seca (lo que se traducirá en un aumento de la producción lechera), y favorecer que los animales presenten una mejor eficiencia de rumia, permitiendo que el animal exprese todo su potencial genético.
Después de repasar todo los aspectos de las instalaciones y manejo que afectan al cow comfort, Sánchez hizo hincapié en los indicadores que muestran que algo no va bien en la explotación. “Cuando las vacas permanecen de pie en los cubículos o se tumban en los pasillos, se agolpan en lugares concretos, se paran frente a un bebedero, caminan con pasos cortos (síntoma de acidosis subclínica), varía la consistencia del estiércol del lote o existe una alta incidencia de problemas metabólicos, las vacas nos están indicando que existe un problema de confort en la explotación”, explicó Sánchez. Para concluir, aclaró que el índice de confort (porcentaje de vacas que permanecen bien tumbadas en los cubículos, respecto al total de las del lote menos las que están comiendo o bebiendo) óptimo de una explotación debe ser del 80%: “Lo recomendable es hacer el recuento a las 2-3 horas del reparto de la comida y que más del 50% de las vacas tumbadas estén rumiando”.
Silvia Rojo |
Rojo, por su parte, centró su exposición en dos enfermedades venéreas reemergentes en la ganado vacuno: la trichomonosis y la campilobacterioris. En los años 50, en Europa, con la llegada de la intensificación y el control reproductivo, estas enfermedades se erradicaron (aunque no en las zonas en extensivo). En la actualidad, como consecuencia de la Política Agraria Común (PAC), se ha incrementado notablemente el censo de ganado bovino de aptitud cárnica criado en sistemas extensivos. En estos sistemas priman los métodos tradicionales de explotación, como el uso de monta natural, pastos comunales y sementales compartidos, todos ellos factores de riesgo de estas dos enfermedades. “Además, el desarrollo de técnicas laboratoriales de diagnóstico más específicas y sensibles puede explicar el aumento de casos en nuestro país”, subrayó.
Rojo presentó estudios de prevalencia realizados por su grupo de trabajo (Saluvet) en los que se concluye que estas enfermedades representan un gran impacto económico en la productividad de los rebaños infectados, derivada del fallo reproductivo que suponen, ya que pueden producir un descenso en la producción de terneros de entre el 14 y el 50%. Hizo hincapié en que es necesaria la puesta en marcha de un programa de control. Para ello, es imprescindible conocer la situación de partida de la explotación, determinar la magnitud del problema y diseñar las medidas que se han de tomar, dependiendo del objetivo a conseguir: prevenir, controlar o erradicar.
Manejo y patologías en edades tempranas
A continuación, Gimeno comenzó citando las tres patologías más frecuentes en los primeros días de vida: la onfalitis, las diarreas neonatales y las neumonías (SRB). Describió los primeros cuidados que debe recibir el ternero: “Nada más nacer debe estimularse su función respiratoria, eliminando el líquido amniótico y las mucosidades de la boca y la nariz; seguidamente le introduciremos algo en la nariz (dedo, pajita, etc.) y le realizaremos un masaje costal. También se puede colgar al ternero durante no más de 60 segundos, echarle agua en la nuca o aplicarle respiración artificial si es necesario”, detalló.
Para Gimeno, la viabilidad del ternero durante los primeros días de vida va a depender del correcto encalostramiento: “Hay que asegurar un nivel de IgG en suero de 10g/l gracias a calostros de calidad”, apuntó. Un calostro así presenta más de 50 g de IgG/l. Existe una relación positiva entre la densidad del calostro y su concentración en IgG, por lo que se puede utilizar el calostrímetro para detectar la calidad del calostro. “Un calostro excelente será aquel que presente una densidad superior a 1.060”, apuntó Gimeno.
Los calostros de calidad se obtienen de vacas multíparas, de buen estado sanitario y corporal, que han estado en periodo seco más de 40 días y cuya inmunización ha sido correcta. Además, deben ordeñarse dentro de las ocho primeras horas después del parto, y no se superarán los 8,5 l.
Joaquín Uriarte (Foto: IVSA Zaragoza) |
Por su parte, Tejero expuso las patologías más frecuentes durante los 150 primeros días de vida. Las enfermedades que se presentan en esta etapa y que causan mayores pérdidas económicas son la onfalitis, las diarreas y las neumonías.
Respecto a las diarreas, Tejero explicó que su origen es multifactorial y que pueden ser no infecciosas o inespecíficas (nutricionales) o infecciosas, causadas por bacterias (E. coli, Salmonella, etc.), virus (Rotavirus, Coronavirus, BVD, etc.) o protozoos (Cryptosporidium y coccididos, etc.). Hizo mención especial a las pautas preventivas y recordó que es imprescindible un correcto encalostramiento, evitar la exposición a agentes infecciosos y proporcionar un lactoreemplazante de buena calidad a los animales. En cuanto al tratamiento, Tejero explicó que lo mejor es dar una solución rehidratante, manteniendo la cantidad de leche, y recurrir a la rehidratación venosa cuando hay ausencia de reflejo de succión, la deshidratación es superior al 8%, existe ileo paralítico o abdomen distendido, el animal se encuentra en decúbito lateral o en estado comatoso. Para Tejero, la antibioterapia es el tratamiento de elección cuando las terneras presentan altas o bajas temperaturas (por encima de 39,5 ºC o por debajo de 38ºC). También si la ingesta se reduce o los animales rechazan alimento, las terneras presentan el lomo arqueado y los pelos de punta, aparecen estrías de sangre en las heces o existen otras patologías (neumonías, onfalitis, etc.).
Según Tejero, las enfermedades respiratorias presentan una incidencia durante los tres primeros meses de vida que puede ser superior al 25% y tienen un impacto mayor que las diarreas en la altura y ganancia de peso. En el caso de las terneras, al igual que las diarreas, son de etiología multifactorial. “Para prevenirlas, lo mejor es introducir un número adecuado de terneras por caseta, que los animales dispongan de buena ventilación y buena cama y controlar la humedad”, apuntó Tejero. Para valorar las neumonías, el ponente explicó que utilizan un método de detección basado en la puntuación según los síntomas desarrollado por la doctora Sheila McGuirk, que es muy efectivo y fácil de poner en práctica.
Puntos críticos en cebaderos
La sesión matinal la cerró Catalán con su intervención sobre el sistema de producción español de carne de ternera. Para Catalán, el veterinario de cebo no debe ser sólo la persona que soluciona problemas de urgencias, sino que debe asesorar al ganadero para que su explotación optimice las producciones, sabiendo establecer puntos críticos: “El reto para la profesionalización del sector es que el veterinario sea la herramienta del productor para que el negocio sea rentable, de forma que el veterinario le ofrezca sistemas para lograr ese fin. El veterinario debe asesorar y enseñar a los productores a utilizar esas herramientas y sistemas”, sostuvo Catalán.