En un comunicado conjunto, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) explicaron que está trabajando conjuntamente para destruir las muestras de virus y materiales biológicos potencialmente peligrosos que actualmente se encuentran almacenados en más de 40 laboratorios de todo el mundo, algunos de ellos con niveles insuficientes de bioseguridad.
Hace un año que se declaró oficialmente la erradicación oficial de la enfermedad, por lo que le virus ya no circula en la población animal y existen exclusivamente en los laboratorios. No obstante, podría ser útil conservar algunas reservas del virus de la peste bovina para la investigación y la producción de vacunas en caso de que la enfermedad resurja en la naturaleza silvestre o se propague como resultado de un acto accidental o deliberado.
Ambos organismos recuerdan que en dos resoluciones internacionales aprobadas en 2011, los países miembros de la OIE y la FAO acordaron destruir las reservas restantes del virus de la peste bovina o almacenarlas de forma segura en un número limitado de laboratorios relevantes con medidas de contención de alto nivel, aprobados por ambos organismos.
"La moratoria es fundamental para gestionar los riesgos biológicos hasta que se establezca un mecanismo de supervisión, que sólo permitiría aquella investigación que resultara esencial para la vigilancia y preparación continuas ante la reaparición de la enfermedad", señaló Kazuaki Miyagishima, jefe del Departamento Científico y Técnico de la OIE.
Los países africanos, añade la nota, han encontrado un buen modelo al acordar la destrucción o transferencia de su material de peste bovina para que se conserve en el Centro Panafricano de vacunas veterinarias en Etiopía, e invitan a otros países a imitar este modelo.