Guadalupe Miró
Catedrática de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la UCM
Diagnóstico y control (tratamiento y prevención) y, especialmente, epidemiología son las características de la leishmaniosis canina (LCan) que más han cambiado en los últimos 30 años.
Estudios realizados por Lucientes en 2018 demuestran que la distribución reciente de P. perniciosus es mucho más amplia que antes, y ya se puede encontrar esta especie prácticamente en toda la Península y Baleares. De hecho, hoy en día esta especie es el vector más importante de la LCan en nuestro país. Además, ha aumentado la densidad del vector y se ha prolongado su periodo de actividad, debido fundamentalmente al cambio climático (Lucientes et al., 2005; Gálvez et al., 2011; Koch et al., 2017).
Cada vez hay más dispersión de casos importados, así como casos autóctonos en zonas que no se consideraban endémicas, ligados a transmisiones por vías distintas a la vectorial. Además, aunque el perro sigue siendo el reservorio principal, se han descrito otros: cánidos silvestres, rata negra, gato, caballo, marta, jineta, lagomorfos, etc.
La globalización también contribuye a la dispersión de la LCan: el movimiento de animales y personas hace que la infección se multiplique exponencialmente y aparezca en zonas donde antes prácticamente no existía. Así, este año se ha detectado el primer caso de LCan diagnosticado en Islandia.
Por todo ello, es importante manejar de forma integral el parásito (quimioterapia, inmunoterapia e inmunoprofilaxis), el vector (control medioambiental) y el hospedador (repelentes tópicos, vacunas y manejo adecuado), así como conocer las claves del diagnóstico de esta enfermedad y realizar los controles adecuados.
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impartido por la Prof. G. Miró el pasado 26 de mayo de 2020.