Veterinarios de 94 países, con la posibilidad de siete idiomas de traducción simultánea, se conectaron virtualmente al segundo Vet Symposium organizado por Royal Canin, que este año trascendía el formato de meras presentaciones de especialistas, con la puesta en marcha de todo un universo virtual que todavía puede recorrerse en este enlace.
Uno de los grandes temas del Vet Symposium fue cómo la tecnología es una herramienta útil al servicio de la Veterinaria, y se puso de manifiesto de manera práctica con la organización virtual del acto, que consta de cuatro grandes áreas temáticas, en donde además de volver a ver las ponencias del simposio puede visitarse un laboratorio con casos clínicos prácticos que complementan lo expuesto durante las charlas, un clinic lounge en donde acceder a clases magistrales de los especialistas, y el Innovation Hub, con la presentación virtual de productos e información relevante, abierto además a las compañías invitadas al simposio, MSD y Ceva Salud Animal.
¿Cuáles son las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías a la Veterinaria? Esta fue la pregunta que abrió el simposio, y el encargado de responder a ella fue Loïc Moutault, director ejecutivo de Royal Canin, quien enumeró algunas de ellas: mejor asistencia a los pacientes, unas consultas más eficaces o mejor apoyo tanto a veterinarios como a propietarios. En definitiva, una mejora de la salud para todos.
Dentro del reto tecnológico y la revolución digital veterinaria, Moutault señaló algunas áreas clave:
“Son cosas que hace un tiempo no se podían imaginar ni en sueños”, explicó Loïc Moutault, quien admitió que esta evolución puede asustar a quienes son testigos de ella, “aunque no hay que preocuparse”. El CEO de Royal Canin advirtió que será necesaria una gran inversión en infraestructuras y conocimiento por parte de los usuarios para alcanzar esta revolución digital, “pero hay que estar preparados”, subrayó.
Moutault mencionó también otro de los temores que asaltan a los nuevos usuarios de la tecnología: ¿supondrán el final del contacto humano? Pero también fue tajante sobre ello: “Nada puede sustituir al veterinario ni al toque humano. La tecnología puede ayudar, pero nunca sustituir”. Del mismo modo, señaló que una evolución tan importante como la que suponía el desarrollo tecnológico hacía necesaria la creación de alianzas, y este era uno de los motivos por los que en el Vet Symposium de este año se había invitado a otras compañías embarcadas en los avances digitales como MSD y Ceva.
Para terminar su intervención, Loïc Moutault recordó el compromiso de Royal Canin con los veterinarios en apoyo de la profesión, y se mostró entusiasmado y muy satisfecho de poder compartir con todos ellos los mensajes que se lanzaron desde el Vet Symposium.
El primer ponente del Vet Symposium fue Bertalan Meskó, director de The Medical Futurist Institute, que dio su punto de vista sobre cuál es el futuro de los cuidados para la salud desde la perspectiva de los avances tecnológicos. Meskó comenzó su análisis poniendo sobre el tapete los inconvenientes que se encontraba el espíritu innovador cuando se enfrentaba con el cuidado de la salud: pocos profesionales, falta de confianza, escasez de recursos económicos y los impedimentos éticos contribuyen a que no llegue la innovación, sumado a una natural desconfianza hacia lo desconocido que representa la tecnología. Ante todo esto es necesaria lo que Bertalan Meskó llamo “una transformación cultural”.
Un paso fundamental para esa transformación es poner al paciente en el centro de atención, algo para lo que precisamente la tecnología ayuda con sus posibilidades. Las herramientas para controlar los parámetros de la salud del paciente suponen un contacto más estrecho con él, y al mismo tiempo es más fácil contar con ellos para diseñar posibles programas de salud, gracias a la facilidad para la comunicación que esas herramientas tecnológicas ofrecen. Meskó señaló que aunque todo ello pudiera parecer ciencia ficción, estaba al alcance de quienes quisieran asumir esa transformación cultural de la que hablaba.
La telemedicina fue el siguiente punto del que trato el Vet Symposium, de la mano de Olivier Perroy, CEO de la empresa Linkyvet, y Sharon Quinn, cofundadora de la firma canadiense Smart.Vet. Fue Quinn quien comenzó admitiendo que el término “telemedicina” podía provocar alguna confusión sobre qué significaba exactamente, y recordó que esto influía en la regulación que de esta disciplina había en cada país. Pero tanto ella como Perroy estuvieron de acuerdo en que la telemedicina es una herramienta que ofrece soluciones a muchos problemas, como por ejemplo la falta de tiempo que pueden sufrir los profesionales, y que permite acceder a mucha información en pocos clics. “Es una solución que puede ser muy útil para los veterinarios”, señaló Perroy, que apuntó que podría servir, por ejemplo, para el seguimiento del crecimiento de un cachorro, habilitando un chat entre el propietario y el veterinario en el que intercambiar información sobre el animal, manteniendo siempre los requisitos de confidencialidad y seguridad.
Otro de los puntos que se comentaron fue cómo monetizar la telemedina. En este sentido, explicaron sus experiencias y recordaron que en estos momentos muchas plataformas disponibles para la telemedicina veterinaria aceptan pagos con procesos simples, y era solo cuestión de “cambiar la cultura” de los usuarios.
Sharon Quinn también quiso desmentir los prejuicios de que la telemedicina supone una falta de contacto con los clientes, y puso ejemplos propios de cómo gracias a la tecnología de los móviles hay mucha más inmediatez a la hora de comunicarse con sus pacientes, sin esperas.
Perroy, por su parte, les dijo a las clínicas veterinarias que no tuvieran temor ante la posibilidad de implantar la telemedicina, ya que aunque diseñar una herramienta de estas características es complejo, su uso no tiene que serlo, ni para los veterinarios ni para los clientes. En todo caso, aconsejó empezar por el principio y luego ir diversificando en la complejidad de cada herramienta de telemedicina, mientras la plantilla se iba familiarizando con ella.
Las plataformas virtuales están en expansión, así como la atención personalizada. El futuro de la telemedicina es brillante, fue la conclusión de esta charla.
La última ponencia de la primera jornada del simposio estuvo dedicada al tratamiento de alergias en perros y gatos, con la intervención de cuatro especialistas: Ashley Bourgeois, Catherine Milley, Daniel Fickle y Ben Tham. Todos ellos han participado en el Vet Symposium exponiendo casos clínicos prácticos que están disponibles en otro de los espacios virtuales del evento, y su intervención en el Vet Symposium fue un complemento para dichos casos clínicos. Todos estuvieron de acuerdo en que es importante utilizar las herramientas de diagnóstico que sean necesarias, como la citología o los tricogramas, para diagnosticar correctamente las alergias dermatológicas, sobre todo en el caso de los gatos, hasta el punto de que en algún momento estas pruebas se convierten en “un trabajo de detectives” porque los gatos no muestran claramente los síntomas de un posible problema, al contrario que los peros. No obstante, también son muy importantes esas pruebas en el caso de alergias caninas, y tener un enfoque metódico a la hora de enfrentarse a ellas es fundamental, así como una correcta comunicación con los propietarios para gestionar el tratamiento.
La segunda sesión del Vet Symposium no dejó de mirar hacia el futuro, como hizo Denise Elliott, Global VP R&D de Royal Canin, que abrió las ponencias del miércoles haciendo un atisbo de lo que le depara el futuro de la salud conectada tanto a las mascotas como a los veterinarios, algo que no puede descuidarse porque “ha llegado ya”. Elliott puso tres ejemplos de cómo la tecnología tiene ya aplicaciones prácticas en Veterinaria:
Denise Elliott explicó también que están también desarrollando soluciones nutricionales a medida, para atender las necesidades de animales que padecen varias enfermedades a la vez, un 30 % del total de los pacientes. Con los datos que se pueden tomar directamente del veterinario se podría, por ejemplo, hacer una dieta personalizada para un gato que tuviera problemas renales y articulares a la vez. Luego, el propietario podría suscribirse a esa dieta y dársela, y llevar un control de la evolución de la salud de su mascota. Pero este es solo uno de los desarrollos en los que se está trabajando actualmente, y en el futuro se espera poder conseguir diagnósticos más rápidos y de más enfermedades, siempre utilizando las herramientas tecnológicas que estén al alcance.
De bienestar, y no solo animal, también se habló en el Vet Symposium, y de cómo conseguirlo en la clínica trató la exposición de la experta en bienestar Malene Rydahl, que dio interesantes datos sobre qué es lo que determina la felicidad: un 50 % son factores genéticos, otro 40 % viene determinado por pensamientos y acciones, y el 10 % restante depende de circunstancias externas. También mostró algunas conclusiones de un estudio realizado por la Universidad de Harvard durante 75 años que quería determinar qué es lo que hace que una vida sea feliz, y citó a uno de los investigadores: “El mensaje más claro que podemos obtener de este estudio de 75 años es este: las buenas relaciones nos hacen más felices y más sanos. Punto”.
Sin embargo, apuntó la especialista, en numerosos entornos laborales una gran mayoría de trabajadores se siente frustrados y poco motivados, inmersos en una cultura de “miedo psicológico” y frecuentemente atenazados por malentendidos y conflictos. Estos ambientes desagradables traen consigo a quien los sufre sentimientos de que no se es lo suficientemente bueno, o directamente de una baja apreciación.
Es recomendable siempre que los trabajadores se sientan parte de un proyecto colectivo. “Si los líderes quieren liberar el talento individual y colectivo, deben fomentar un clima psicológicamente seguro en el que los empleados se sientan libres de contribuir con ideas, compartir información y reportar errores”, recordó Malene Rydahl citando otro estudio de la Universidad de Harvard. Y también apuntó tres pilares sobre los que se basa la seguridad psicológica:
Rydahl concluyó su charla animando a “ser el cambio que quieres ver”.
Tres especialistas en comunicación a la par que veterinarios fueron los siguientes protagonistas del evento, con una presentación en la cada uno de ellos dio su perspectiva sobre la importancia de las habilidades comunicativas para el éxito del negocio de la clínica veterinaria. El chileno Iván López Vásquez comenzó hablando del síndrome burn out, tan extendido entre los veterinarios, y lo justificó recordando que los veterinarios tienen que soportar continuamente una relación con los propietarios en la que muchas veces comparten sus sentimientos, a lo que se suman las numerosas cargas propias del trabajo día a día en la clínica veterinaria. También señaló los tres síntomas que alertan sobre este síndrome del trabajador quemado: el cansancio, el cinismo y la ineficacia, que lógicamente perjudican los buenos resultados de cualquier clínica. Ante esta amenaza, Iván López recomendó desarrollar una actitud resiliente y positiva, que tal vez resulte difícil “pero puede hacerse”, y además se puede entrenar. Para ello aconsejó también separar los hechos de las interpretaciones, y practicar actividades en la vida cotidiana que aumenten el bienestar, como el ejercicio físico, la gratitud hacia los detalles, o disfrutar de los pequeños logros cotidianos.
También fue muy práctica la intervención del español Miguel Ángel Díaz dentro de este bloque dedicado a la comunicación, en el que se puso a sí mismo como ejemplo de cómo aprender habilidades de comunicación había cambiado su trabajo y sus relaciones con los clientes. Dio tres claves para mejorar esa faceta:
Además, esto no solo puede aplicarse a los clientes de la clínica, y estos tres consejos también dan resultado si se usan con los compañeros de trabajo.
Por último, la veterinaria Antje Blaettner habló de cómo los veterinarios han de afrontar al “doctor Google”, para lo cual lo primero es no considerar a Internet como una amenaza, ya que es una potente fuente de información, aunque es cierto que los veterinarios se sienten presionados en sus diagnósticos cuando los propietarios acuden a la red para informarse. En caso de que alguien llegue a la clínica poniendo en duda el criterio del veterinario, este debe evitar enfadarse, mostrar siempre buena cara e intentar reformular los puntos de vista en conflicto. Además. Dio tres herramientas útiles en estos casos: tener empatía, usar preguntas abiertas y demostrar comprensión hacia los clientes.
De nuevo la dermatología tuvo su lugar en este Vet Symposium, con otros cuatro especialistas en alergias tanto en perros como en gatos: Thierry Olivry, Chie Tamamoto, Ben Tham y Aurore Laprais, que debatieron sobre si las necesidades ante este tipo de dolencias están completamente cubiertas. Entre las ideas que se lanzaron en este bloque destaca la necesidad de terapias sólidas para los tratamientos, así como de la estandarización de los productos para dichas terapias. Un punto que se subrayó fue que los estudiantes de Veterinaria no pueden hacer prácticas de exámenes para diagnosticar alergias, y que sería interesante desarrollar un modelo que facilitase esas prácticas. Los especialistas también quisieron aventurar qué sucederá en el futuro con el diagnóstico y tratamiento de la dermatitis, y adelantaron algunos ensayos que se están llevando a cabo en estos momentos.
La última ronda de intervenciones antes de las conclusiones finales del Vet Symposium estuvo dedicada a la clínica del futuro, y una vez más el papel de las nuevas tecnologías volvió a ser destacado. “Al ira a la clínica queremos la mejor atención, y el cambio tecnológico nos puede ayudar a mejorarla”, señaló Olivier Reymond, responsable de Negocio Veterinario y Asuntos Corporativos de Royal Canin, quien subrayó también la importancia de potenciar también las experiencias del clientes. “La clínica del futuro ya está aquí”, afirmó, e invitó a visitar el Innovation Hub del Vet Symposium donde pueden encontrarse ejemplos prácticos de esa clínicas que ya han dado un paso adelante en esa evolución.
Miguel Ángel Díaz quiso ilustrar su perspectiva del futuro con la historia de éxito de una clínica de Cleveland en donde se puso en marcha el modelo llamado START, de las siglas en inglés de
Smile (sonreir y dar una bienvenida calurosa).
Tell (decir tu nombre, tu cargo).
Actively (activamente escuchar y mostrar empatía).
Rapport (relación, ser atentos con el confort del cliente y el paciente).
Thank (agradecer al ciente).
Por fin, Antje Blaettner recordó la importancia de la formación de la plantilla, ya que se necesitan veterinarios que no solo tengan habilidades médicas, sino también comunicativas. Con una comunicación fluida, afirmó se evitan los conflictos y ello hace que se genere confianza. Por último, destacó que la clínica veterinaria del futuro ha de saber encontrar el adecuado equilibrio entre la high tech y el high touch.
El cierre del Vet Symposium de este año le correspondió a Olivier Reymond, que recordó que el sector está atravesando un cambio fundamental y que en él es imprescindible abrazar el elemento tecnológico. La tecnología no debe darnos miedo, al contrario, ofrece muchos beneficios y abre la puerta a un concepto nuevo de servicios. Y nunca hay que olvidar que por mucha tecnología que se introduzca en las clínicas veterinarias, son los seres humanos los que tenemos que reconectar con los sentimientos del paciente.
Reymond recordó también que ya estaban planeando el próximo Vet Symposium, que se desarrollará en un formato híbrido virtual y presencial en la sede de Royal Canin en Montpellier, y animó a los veterinarios a que participasen en la encuesta que les servirá para diseñar la agencia de esta próxima cita, a la que se unirán otros aliados estratégicos como ya ha sucedido en esta edición.