La profesora de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, Guadalupe Miró, ofreció en el contexto del congreso VetMadrid 2022 y organizada por Colvema en colaboración con Aebios, una interesante charla sobre la bioseguridad en las clínicas veterinarias, en la que realizó una detallada descripción de todos los aspectos relacionados con el mantenimiento de una serie de procedimientos, que minimicen los riesgos biológicos en los centros clínicos veterinarios y su importancia y repercusión a nivel social, de mejora de su reputación y como ayuda para fidelizar a los clientes
El seminario fue presentado por Ana Pérez Fuentes, vicepresidenta del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, entidad que organizaba la misma, quien agradeció su presencia a la Dra. Miró y la colaboración de la Asociación Española de Bioseguridad (Aebios), así como la ayuda prestada para la realización de la jornada dentro del programa de VetMadrid 2022, por parte de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC), representada por el vocal de su junta directiva, Andrés Pérez.
La primera en intervenir fue Isabel Manzano, vocal de la junta directiva de Aebios, quien realizó una breve exposición de los objetivos de la asociación, creada en 2011 y abierta a que, quien lo desee pueda asociarse. Su principal objetivo, dijo, es la ‘gestión adecuada del riesgo biológico para proteger a los animales, la sociedad y el medioambiente’. Destacó que se encargan de la difusión e intercambio de información científica y técnica a través de publicaciones, organización de congresos, jornadas, etc y colaboran con organizaciones nacionales e internacionales y con la administración, a nivel local, nacional y/o comunitario
Con ello, dijo, "quieren promover el avance de la seguridad biológica y divulgar la necesidad y los beneficios que aporta". Comentó que en su web se puede acceder a normas y publicaciones de gran interés exclusivas para socios y que, desde allí mismo es posible asociarse por una cuota anual muy reducida, a lo que animó a los presentes.
A continuación intervino Guadalupe Miró, que incidió en la necesidad de elaborar un protocolo de bioseguridad en la clínica y monitorizarlo, haciendo un seguimiento del mismo, e ir actualizándolo en función de las necesidades y características de cada centro.
Para la especialista, poner en práctica el protocolo no es sencillo y debe incluir buenas prácticas clínicas para limitar la exposición a patógenos, requiere trabajo en equipo, debe darse visibilización al mismo con carteles en la clínica que indiquen las medidas adoptadas (limpieza de manos, equipos de protección utilizados en cada zona, desinfección de equipos y superficies.etc,) y así tendrá impacto a nivel clínico, social, financiero y de reputación del centro y contribuirá a la fidelización del cliente.
La Dra. Miró definió la bioseguridad como el ‘conjunto de medidas para la prevención de riesgos para la salud y el medio ambiente, provocados por agentes biológicos’. Destacó los puntos clave de la bioseguridad en centros veterinarios: Equipos de protección (EPIs), Procedimientos (protocolo escrito), Aislamiento (disponer de una sala para posibles animales infecciosos) y Triaje (determinación previa a la llegada de un paciente a la clínica de si supone un riesgo de infección para otros animales y/o las personas)
De estos, considera que el más importante es el triaje, que hace de manera telefónica. para lo cual debemos contar con alguna persona en la clínica formada para realizar una serie de cuestiones al propietario que le permita identificar por los síntomas y algunas características del animal, si se puede tratar de un animal portador de algún agente infeccioso(bacterias multirresistentes, moquillo, parvovirus, leptospiras o virus respiratorios, principalmente).
En caso que el animal pueda ser 'potencialmente infeccioso', se deberá indicar al propietario que lo lleve a la clínica en un trasportín y que espere fuera del centro hasta que se le avise y, si es posible, entre por un acceso que no permita que se junte con otros pacientes. "No podemos dejar de un paciente infeccioso esté en la sala de espera en contacto con otros animales y personas", recalcó. Para ello, la clínica debe tener prevista una zona de aislamiento y si no la tiene y posee varias consultas, puede dejar una dedicada a ello o, en caso de no ser posible, derivarlo a otro centro que pueda llevar a cabo el aislamiento.
El procedimiento (protocolo escrito) debe estar adaptado a las condiciones de cada clínica y cada vez que llega alguien nuevo, hay que enseñárselo para que lo aplique igual que el resto de los que están en la clínica.
En cuanto a las medidas básicas de bioseguridad, el lavarse correctamente las manos sin derrocharla es fundamental. Se deben llevar uñas cortas y limpias sin esmalte y dedos sin anillos, etc, ya que todo ello puede ser transmisor de patógenos, Todo debe estar escrito y colgado en un cartel en un lugar visible en todas las zonas donde debe haber un lavabo para ello (lo ideal sería un lavabo encada consulta) Está demostrado que, "lavándose 20 segundos las manos, disminuye un 36 por ciento el riesgo de contraer un patógeno".
La Dra. Miró recomienda lavarse las manos como mínimo antes y después de atender un paciente y luego aplicarse gel hidroalcohólico. Los móviles, deberían estar en una funda, ya que tendemos a tocarlos continuamente, sin tener en cuenta que quizá hayamos estado manipulando muestras o pacientes que puedan tener patógenos.
Los guantes hay que ponérselos además de en cirugía, si tratamos un paciente potencialmente infeccioso o ya confirmado, en pacientes hospitalizados, para atender a un animal que vive con un propietario inmunodeprimido (oncológicos por ejemplo), para tocar piel no intacta (con alguna herida o lesión), para recoger sangre, fluidos, secreciones u orina. También debemos utilizarlos para manejo de desinfectantes para limpiar luego la consulta o el quirófano
En cuanto al pijama quirúrgico, continuó la ponente, deber ser completo y estar siempre limpio y debemos tener uno siempre de repuesto por si se mancha el que llevamos. En el área quirúrgica usaremos solo pijama y la bata si nos encontramos en la zona ambulatoria. "No debemos usarlo nunca fuera de la clínica y, si lo hacemos, cambiarlo al volver a entrar", recalcó la experta. En lo que respecta al calzado, se deben usar zuecos o zapato cerrado y llevar el pelo recogido y evitar llevar accesorios (pulseras, anillos, colgantes, etc).
Siguendo con el protocolo de bioseguridad, los procedimientos de limpieza y desinfección deben estar escritos y muy bien definidos. Los suelos, mesas de consultas, quirófanos, jaulas de hospitalización, etc. deben desinfectarse siempre entre paciente y paciente con los productos adecuados, así como el instrumental y equipos (tijeras, cuchillas de las peladoras, termómetros, bozales, estetoscopios, tijeras, pinzas, gomas de sacar sangre...). Lo ideal es tener uno limpio y otro desinfectando con clorhexidina al 0;5% o alcohol 70% durante 5-10 min.
Todo el personal se tiene que responsabilizar de las medidas mencionadas y sería ideal tener una figura que es el “responsable de bioseguridad” que revise el protocolo, chequee su cumplimiento (checklist) y las necesidades de actualización. "El protocolo debe estar escrito, todo el personal debe conocerlo y aplicarlo y es importante que haya carteles en todas las zonas del centro veterinario, con las medidas necesarias en cada zona de la clínica".
La Dra. Miró finalizo su didáctica exposición con un capítulo de extrema importancia que es la clasificación de los residuos según del tipo que sean (existen bolsas verdes de polietileno homologadas con cierre hermético) y se deben almacenar en contenedores adecuados y con una etiqueta de “residuos de riesgo”.