En un avance científico notable, un equipo de investigadores internacionales ha identificado una mutación genética que incide en la predisposición de los perros a la obesidad, arrojando luz sobre los complejos mecanismos que regulan el peso corporal en estos animales. Este hallazgo, publicado en Science Advances, podría tener importantes implicaciones en la salud de las mascotas y, posiblemente, en la comprensión de la obesidad en humanos.
La investigación, liderada por Eleanor Raffan, de la Universidad de Cambridge, se centró en el gen POMC, conocido por su papel en la regulación del peso corporal en mamíferos, incluidos los seres humanos. Se descubrió que una mutación específica en este gen estaba significativamente asociada con un mayor riesgo de obesidad en perros, particularmente en razas como Labrador y el Retriever de pelo liso.
Los resultados del estudio, como informa la agencia Sinc, revelaron que los perros con la mutación POMC mostraban un comportamiento alimentario diferente, incluyendo una mayor persistencia en la búsqueda de comida, a pesar de no consumir más que sus contrapartes sin la mutación. Además, se observó que estos perros tenían un metabolismo más lento, quemando alrededor de un 25 % menos de calorías en reposo.
“Ahora sabemos que estos perros son más propensos a molestar a sus dueños para que les den de comer y a rebuscar o robar comida porque tienen más hambre. Además, los que tienen la mutación POMC utilizan alrededor de un 25 % menos de energía en reposo que aquellos sin ella, lo que significa que no necesitan consumir tantas calorías para mantener un peso corporal saludable”, explica a Sinc Eleanor Raffan.
Este descubrimiento no solo ofrece una comprensión más profunda de los factores genéticos que contribuyen a la obesidad en perros, sino que también destaca las similitudes entre los mecanismos biológicos de la regulación del peso en caninos y humanos. Según Raffan, "los canes ilustran muy bien el poder de nuestros genes para cambiar la forma en que el cuerpo responde a la comida", sugiriendo así que variaciones similares en humanos podrían explicar las diferencias en la susceptibilidad a la obesidad.
Los veterinarios y expertos en salud animal ahora tienen una nueva perspectiva para abordar la obesidad en perros, con la posibilidad de desarrollar estrategias de manejo personalizadas que tengan en cuenta las diferencias genéticas individuales. Además, este estudio podría allanar el camino para investigaciones futuras sobre la obesidad en humanos, ofreciendo pistas valiosas sobre posibles objetivos terapéuticos y estrategias de prevención.