El tromboembolismo aórtico felino (TAF) es una condición común y devastadora en veterinaria, especialmente en situaciones de emergencia. Esta enfermedad se origina por la migración súbita de un trombo auricular izquierdo hacia las arterias sistémicas. Según datos, tiene una prevalencia de 1/175 casos en un centro veterinario terciario en EE.UU. y 1/379 casos en la práctica general del Reino Unido. El TAF causa dolor agudo, parálisis y rabdomiolisis en los miembros afectados, a menudo desarrollándose secundariamente a una cardiopatía grave, con alta frecuencia de recurrencia.
El diagnóstico del TAF es relativamente sencillo, basado en la presentación clínica de neuropatía isquémica periférica en los miembros pélvicos. La regla de las '5P' (palidez, polaridad, falta de pulso, parálisis/paresia y dolor) es utilizada por muchos clínicos para identificar el síndrome. Además, herramientas diagnósticas como el ultrasonido Doppler, el ultrasonido en el punto de atención y las imágenes térmicas infrarrojas pueden ayudar en la detección de esta condición.
La cardiomiopatía es la causa principal del TAF, responsable del 90 % de los casos, siendo en el 80% de estos la primera manifestación clínica de la enfermedad cardíaca subyacente. Los gatos machos son más propensos a desarrollar TAF debido a su predisposición a la cardiomiopatía. En aproximadamente el 10% de los casos, el TAF tiene una causa no cardiogénica, siendo la neoplasia pulmonar una de las causas más comunes en esta categoría.
Los avances recientes en el tratamiento del TAF han mejorado significativamente las perspectivas para los gatos afectados. Históricamente, la tasa de eutanasia al ingreso era alta, pero estudios recientes muestran que con cuidados de apoyo, la tasa de supervivencia puede ser del 30-40%. Con los avances en la tromboprofilaxis post-TAF, los tiempos de supervivencia medianos ahora superan el año. La investigación actual se centra en el uso de agentes trombolíticos y en el tratamiento de complicaciones comunes del TAF, como la lesión renal aguda y la lesión por reperfusión.
El pronóstico para los gatos con TAF ha mejorado gracias a estos avances. Aunque el tratamiento sigue siendo desafiante y las complicaciones son comunes, un enfoque en equipo para la toma de decisiones que involucre al cliente es crucial. La terapia anticoagulante es esencial para disminuir el riesgo de empeoramiento del trombo, con opciones como la heparina, el clopidogrel y nuevos anticoagulantes orales como el rivaroxaban. Además, los agentes trombolíticos pueden ser considerados para el tratamiento del TAF agudo.
El cuidado continuo y la prevención de futuros episodios de TAF son vitales para la recuperación y el bienestar a largo plazo de los gatos. La gestión a largo plazo no está completamente clara, pero la terapia dual con clopidogrel y un anticoagulante oral novedoso parece ser una estrategia prometedora. Estudios recientes sugieren un buen resultado con esta combinación, mostrando una tasa de recurrencia de TAF del 16,7%.
Los nuevos hallazgos y avances en el tratamiento del TAF representan una esperanza significativa para mejorar la calidad de vida de los gatos afectados por esta grave condición. La colaboración continua entre investigadores y clínicos es esencial para seguir avanzando en esta área y ofrecer mejores opciones de tratamiento a nuestros pacientes felinos.