La población mundial aumenta a razón de 80 millones de personas por año, para junio de 1999 se espera que sobrepase los 6000 millones (Rodríguez. A; 1998). Para toda esta población se considera por la FAO un estimado de necesidades de proteína total/ persona/ día de 82 gramos y de ella más del 40 % debe ser de origen animal lo que equivale a 24,8 gramos. La proporción en América Latina representa 37%. Nuestro país en 1996 tenía una población total de 11005866, con una tasa media anual de crecimiento de la población (por 1000 habitantes) de 3.6, la provincia Granma con 820.000 habitantes (CIEM; 1997). Según los estimados de la oficina nacional de estadística, los niveles de proteína consumida por nuestra población, 17% correspondía a la industria cárnica, 14% de láctea, 5% huevos y el 17% a pescado (ICA; 1997).
La provincia Granma cuenta con un programa denominado Titán alimentario para la producción de proteína animal en busca de satisfacer los niveles de requerimientos de nuestra población; por ello introducimos en la provincia el Cuy (Cavia porcellus), que está dado en el mundo, dentro de las especies que se incluyen en la alimentación humana, como un futuro económico promisorio (Microlivestock. Litle- Knowu Small Animals With; 1991). En reportes desde el Ecuador se ha podido constatar la importancia de esta especie animal en la alimentación humana, la que fue introducida en Cuba en 1992, por el MINFAR y CENPALAB, con la certeza de que podría convertirse, con el devenir del tiempo en una alternativa como fuente de proteínas en la alimentación familiar.
En Cuba hemos asimilado la raza “Macabea” procedente de Ecuador, que alcanza más de 4 libras en condiciones idóneas y con alimentación adecuada(MINFAR- CENPALAB; 1995).
El sistema agrario es aquel cuyos componente incluyen poblaciones de plantas y animales, definidos así “un sistema es un arreglo o conjunto de componentes unidos o relacionados de tal manera que forman una entidad o un todo” (Hart, 1980). Por ello un sistema agrario constituye una unidad vital en nuestro país, en el que los cereales para la fabricación de pienso son limitados y las ventajas de esta especie de alimentarlos con vegetales y/o otros insumos no competitivos con el hombre, uso de subproductos agrícolas, desechos de cocina, etc.; menor requerimiento de volumen de alimentos, corto ciclo reproductivo, engorde: desde el destete sacrificio duración de 60 a 80 días entre 600 y 700 gramos de peso vivo, el contenido nutritivo de su estiércol supera el nitrógeno en 2,4% a la gallina, pato, cerdo, vaca y caballo, muy rico en fósforo y potasio, de ahí por su importancia como fertilizante para las áreas agrícolas, por todo lo anteriormente reflejado nos propusimos esta monografía para docentes, investigadores, estudiantes y productores, que desean desarrollar este sistema.
Es una especie doméstica que se explota en cautiverio en muchos países latinoamericanos, desde la época de la conquista ha constituido una fuente alimenticia y económica muy importante. Pulgar Vidal refiere que en las conquistas de las sabanas de Bogotá los soldados de Gonzalo Jiménez de Quesada sacrificaban diariamente 500 cuyes, y así vivieron durante dos años conquistando esa región.
El cuy constituye un producto alimenticio nativo, de alto valor nutritivo y bajo costo de producción, que contribuye a la seguridad alimentaria de la población rural de escasos recursos. El cuy reviste en los hogares rurales, un significado simbólico asociado a la familia y a la condición femenina. Es signo de comida, y es el reforzador de las relaciones sociales, del prestigio y de las virtudes medicinales.
Reino: animal
Subreino: metazoarios
Tipo: cordado
Subtipo: vertebrados
Clase: mamíferos
Subclase: placentarios
Orden: roedor
Suborden: simplicidentado
Familia: cavidae
Género: cavia
Especie: porcellus
Denominaciones: curi, huanco, conejillo de India, curiel, conejillo de América, rata de América, guinea pig, sacha cuy, cavia aporeal patzeal.
Además de esto podemos decir que es un mamífero doméstico, que pertenece a la familia de los roedores, las patas posteriores son más largas que las delanteras; su peso promedio es de 1,5 kg pudiendo alcanzar 2 kg de peso en cuyes mejorados, su vida productiva útil es de dos años, pero pueden vivir hasta cinco a seis años, a los tres meses de edad las hembras alcanzan su edad reproductiva y los machos a los 4 meses. Los cuyes son animales de ovulación múltiple, en cada ciclo liberan varios óvulos, por lo que tienen de una a cuatro crías por parto.
El cuy es una especie animal que se presenta para ser utilizado, en diversas actividades como:
Animal productor de carne.
Animal productor de pelo.
Animal para trabajo.
Animal para laboratorio (investigación).
En todo los países donde se cría el cuy, ésta se realiza con la finalidad exclusiva de producir carne. La crianza del cuy y el consumo de sus carnes se remonta a tiempos antiguos, tal es así que en la época incaica, los Chaquis utilizaban la carne del cuy como su principal alimento en virtud de su alto valor nutritivo y por su poder de conservación prolongado. La costumbre de llevar cuyes como fuente de alimento todavía se práctica en la actualidad, esto lo observamos cuando los campesinos realizan sus romerías a lugares distantes, siendo el cuy el principal alimento de la ración que llevan consigo; en la mayoría de las veces preparan tal cantidad que restan cuyes para ser consumidos a su regreso.
Al poseer el cuy un pelo de similares características estructurales a las del ser humano, el cual es utilizado en la industria farmacéutica en pruebas de valoración de tintes para el cabello.
En la sierra ecuatoriana se aprovecha la capacidad de roer del cuy para utilizarlo como animal de trabajo, es el caso que los campesinos durante los meses de julio, agosto y septiembre cosechan el fruto de la planta Junglas Regía, más conocida como nogal o tocte, cuyos frutos son colocados en el cuyero con fin de que los cuyes roan su cáscara y el fruto limpio puedan comercializarlo.
El cuy, al igual que otros de su mismo orden como: ratas, conejos, hámster, debido a su alta susceptibilidad a enfermedades que padecen los seres humanos es muy utilizado en la investigación.
Últimamente en varios países se está utilizando la sangre del cuy para el tratamiento de algunas clases de tumores o neoplasia, aprovechando como principio activo una enzima presente en la sangre de este roedor, que la han denominado como alfa asparaginasa.
Los cuyes se han clasificado por tipos, basándose en su forma, conformación y pelaje, en los que se agrupan.
Tipo 1 Inglés.
Tipo 2 Abisinio
Tipo 3 Londoso
Tipo 4 Merino
Tipo 5 Macabea
El criollo
Las líneas de animales con las que se ha trabajado principalmente, son las Hartley del tipo Inglés de origen canadiense, que existe en Cuba hace años y la Macabea que fue traída del Ecuador. A través del cruzamiento de estas dos se trabaja también con el F-I que presenta aceptables condiciones bastante próximas al Macabeo en cuanto a talla y peso. En nuestra provincia se explota la raza Macabea.
La gestación es de 56 a 72 días.
El peso promedio de las crías al nacer es de 85 a 90 gr.
El peso promedio de las crías a los 6 meses es de 2 a 2,5 kg.
El número de crías por parto es entre 1-4 con un promedio de 2 crías.
La presentación del primer celo es a los 28 días.
La edad al destete es de 14 a 21 días con peso promedio de 260 gr.
El consumo promedio de alimentos es de 15 a 43 gr.
El consumo de agua es de 80 a 100 ml (con suplemento de forraje) y de 250 ml (sin suplemento de forraje)
La ganancia de peso es de 4 a 7 gr. diario.
La edad óptima de apareamiento es:
Macho: 10 a 12 semanas con peso promedio de 500 a 550 gr.
Hembra: 8 a 10 semanas con un peso promedio de 400 a 500 gr.
Se adaptan muy bien a las condiciones climáticas variables y diversos sistemas de crianza (jaula y posas).
Dado el gran número de descendientes que se pueden obtener de una pareja, hembra y macho, y a la capacidad para multiplicarse que caracteriza el cuy, se comprende fácilmente que es preciso establecer un programa de reproducción, lo cual no es otra cosa que escoger y seleccionar animales tantos hembras como machos, que reúnan características en cuanto a conformación, sanidad, rusticidad, tamaño aceptable y alcance los pesos deseados para el consumo en un tiempo racional (Gali; A. J, 1952).
Tanto los cuyes hembras como los machos llegan a su madurez sexual cuando son muy jóvenes, lo que explica que las hembras destetadas a los 30 días de edad ya salen cubiertas por sus propios padres. Las hembras llegan a su madurez sexual cuando tienen 25 a 30 días de edad, esto no quiere decir que están en la edad óptima para ser cubiertas por cuanto físicamente aún no están desarrolladas y aptas para ser madres. En caso de que esto hubiera sucedido la cuy, sufrirá un retraso total en su desarrollo, y como producto del acoplamiento temprano dará crías completamente pequeñas y raquíticas, susceptibles a enfermedades.
En los machos la pubertad hace su aparición más tardíamente que en las hembras, es decir entre los 50 y 70 días; su sexualidad está regida por su gran virilización y en consecuencia restringen su actividad únicamente a la monta o cópula.
La duración del ciclo estrual es entre 16 – 18 horas dividido en cuatro fases bien definidas.
Proestro: en esta fase se incrementa la acción de los órganos reproductores y tiene una duración promedio de 18 horas.
Estro: esta fase tiene una duración promedio de 10 horas y es donde la hembra acepta voluntariamente al macho.
El celo tiene una duración promedio de nueve horas, existiendo casos de duración mayor o menor.
Una cualidad benéfica en los cuyes es la presentación de un celo pos- partum a las pocas horas de su alumbramiento, generalmente estos celos tienen un 75 a 80 % de fertilidad. En este período el macho al copular expulsa en la parte final del eyaculado una sustancia gelatinosa, la misma que permite mantener la matriz con un pH adecuado para la supervivencia de los gametos masculinos y al mismo tiempo formar un tapón con el fin de enviar la salida de la esperma, por este motivo a esta sustancia también se le conoce con el nombre de “tapón plus”.
Metaestro: tiene una duración aproximada 24 horas, después del cual la cuy rechaza al macho; aquí se inicia el crecimiento del cuerpo lúteo y el útero adquiere ciertas características fisiológicas para permitir la implantación del óvulo fecundado.
Diestro: es la llamada fase de reposo o descanso, su tiempo de duración es más largo que las otras fases, durando aproximadamente de 13 a 15 días.
La unión de las hembras con el macho se realiza en la proporción de 10 H x 1 M, la edad del empadre en las hembras debe de ser a los 3 ó 4 meses con peso de 400 a 500 gr. y los machos 4 meses con 500 ó 550 gr. de peso.
El número de montas en la especie Cavia porcellus (cuy) las 10 H x 1 M que se encuentran en cada posa de reproducción, se acoplan cada vez que la hembra se encuentra en período de estro, lo cual ocurre cada 16 días; en caso de haber sido fecundada, tendrá un período de gestación entre 63-67 días, luego del cual vendrá un celo post- partum con 85 % fertilidad, que en caso de ser aprovechado por la hembra, el período entre parto y parto será entre 63 y 67 días. La monta se presenta durante todo el año, comúnmente por la noche.
La gestación tiene un período promedio de 63-67 días, pudiendo variar en más o menos días, de acuerdo al número de crías que esté gestando la cuy.
Las hembras son policíclicas continuas, en las cuales los celos se presentan durante todo el año, con una periodicidad muy característica en la especie Cavia.
Para la seguridad de la vida de los espermatozoides, la hembra secreta en el canal vaginal un tapón vaginal, que es una pasta cremosa que se acumula en la región. El promedio de vida de los óvulos desprendidos del folículo del ovario dura 20 horas.
En la hembra el número de partos se encuentra entre 4 a 5 partos por año, con un número de crías entre 2-5 hijos por parto con peso de 80 a 160 gr. A las 2 horas después del parto, la hembra está en condiciones de ser gestada nuevamente, pero esto sólo debe permitirse en explotaciones intensivas, con alimentación controlada que suministre todos los requerimientos, de no ser así se aconseja esperar 28 a 30 días, edad en que los nacidos han duplicado su peso gracias a la concentración de proteínas y grasas de la leche materna.
El cuy, especie herbívora monogástrica, tiene dos tipos de digestión: la enzimática, a nivel del estómago e intestino delgado, y la microbiana, a nivel del ciego. Su mayor o menor actividad depende de la composición de la ración alimenticia, este factor contribuye a dar variabilidad a los sistemas de alimentación.
Los sistemas de alimentación se adecuan a la disponibilidad de alimento, la combinación de alimentos, dada por la restricción del concentrado o forraje, lo que hace del cuy una especie de alimentación versátil. El animal puede, en efecto, ser exclusivamente herbívoro o aceptar una alimentación suplementada en la cual se hace un mayor uso de los alimentos concentrados.
La nutrición juega un papel importante en toda explotación pecuaria, por cuanto las raciones alimenticias de los cuyes deberán contener en lo posible todos los nutrientes conforme a sus necesidades fisiológicas y de producción.
Requerimientos nutritivos del cuy en (%) |
Proteína 14-21 Energía (NDT) 56-65 Fibra 8-15 Minerales 3-4 |
Los requerimientos de vitamina están dados por cada categoría por lo que no se puede generalizar su porcentaje.
En toda explotación pecuaria la alimentación es uno de los factores que mayor incidencia tiene en la productividad animal. Recuerde que un animal bien alimentado puede estar mal nutrido.
Alimentar no es el hecho simplemente de administrar al cuy una cantidad de alimento con el fin de llenar su capacidad digestiva, sino administrarlo en cantidades adecuadas y con nutrientes suficientes que puedan satisfacer sus requerimientos; por esta razón la alimentación en los cuyes debe ser sobre base de una selección y combinación de productos que tengan ciertos constituyentes que suplan las necesidades del cuy.
De ahí que sea necesario conocer los ingredientes y la composición química de estos para poder formular y administrar el alimento ideal.
De todo esto colegimos que la alimentación en los cuyes es el factor que tiene una incidencia directa en el éxito de la explotación. Las escalas de alimentación están dadas por las diferentes categorías y en que la alimentación de los cuyes está basada en una proporción cercana a 90 % de forraje y 10 % de concentrado. Teniendo en cuenta esos aspectos las cantidades son las siguientes.
Categoría |
Cantidad |
Producto |
---|---|---|
Reproductores |
252 gr. |
Forraje |
Lactantes |
81 gr. |
Forraje |
Recría I |
144 gr. |
Forraje |
Recría II |
167 gr. |
Forraje |
A los cuyes se le pueden administrar alimentos de todo tipo tanto del reino vegetal como animal, en estado fresco, secos, cocinados y subproductos de cocina. Siendo el cuy un animal herbívoro por excelencia al proporcionarle pasto y forraje verde, estamos administrándole proteínas, minerales, vitaminas, agua y la fibra bruta suficiente para su digestibilidad, y al suministrarlo alimento concentrado, completamos los requerimientos que el pasto verde no puede proporcionar. Los alimentos que se utilizan aportan las sustancias nutritivas antes señaladas y cumplen sus funciones en el organismo tales como:
Los hidratos de carbono que se utilizan provienen del reino vegetal, éstos tienen la propiedad de fermentarse y asimilarse fácilmente en el organismo del cuy. Entre los principales alimentos que contienen abundante hidratos de carbono, se tiene la caña de azúcar, la remolacha azucarera, la zanahoria, los forrajes verdes, etc. Entre los subproductos, la melaza que se encuentra en cantidades abundantes en nuestro medio, siendo de bajo costo.
En los cuyes por su fisiología digestiva, la melaza puede intervenir del 10 al 30 % en la composición de la ración, cantidades mayores pueden causar disturbios digestivos, como enteritis y diarrea.
Las grasas al igual que los hidratos de carbono, son alimentos energéticos de vital ya que cumplen funciones indispensables como el aporte al organismo de ciertas vitaminas que se encuentran presentes en ellas (grasas), a las cuales se les denomina liposolubles como la A, D, E, K, al mismo tiempo las grasas favorecen la buena asimilación de las proteínas. Las principales grasas que intervienen en la composición de la ración para cuyes son de origen vegetal. Cuando se utiliza grasa de origen animal se debe tener en cuenta su manejo porque cuando estas están expuestas al aire libre o almacenadas por mucho tiempo, se oxidan fácilmente dando sabor y olor desagradable por lo los cuyes rechazan su consumo; por tanto al preparar concentrados en los que se utilizan grasas de origen animal, es necesario utilizar antioxidante.
El organismo del cuy al igual que el de otros animales, necesita poca cantidad de vitaminas y minerales para poder subsistir, pero su ingestión debe ser continua y en proporciones ajustadas a los requerimientos, pues su deficiencia puede provocar serias alteraciones y en algunos casos la muerte del animal. Una ración puede contener una elevada cantidad de vitaminas, pero al faltar solo una ocasionaría deficiencia en el organismo del animal con graves repercusiones. Es importante anotar que en una explotación de cuyes es necesario que exista un control en la administración correcta de vitaminas y minerales en la ración. Para ello se debe administrar un pasto adecuado, mas un sobre alimento acorde con las necesidades del cuy.
Acción de los minerales en el organismo del cuy
Los minerales cumplen importantes funciones en la composición de la ración y el organismo de los animales tal es así que muchos de ellos, participan directamente en la formación del sistema óseo, intervienen en la regulación del fisiológismo animal. Así conocemos que los minerales intervienen en las fases de crecimiento, reproducción, etc. En ocasiones su deficiencia ocasiona alteraciones diversas como falta de apetito, huesos frágiles, desproporción articular, arrastre del tren posterior, abortos, agalactia.
Existen minerales esenciales y no esenciales, siendo más de doce los primeros para el normal desarrollo del animal. Entre éstos podríamos citar: Ca, P, Mg, K, Mn, Na, Cl, F, I, Co, S, Zn.
De todos los minerales vale hacer hincapié sobre el calcio, fósforo, magnesio, potasio, manganeso.
Es de importancia en la actividad de cada elemento la relación calcio- fósforo de la dieta. Al respecto, se encontró que un desbalance de estos minerales producían una lenta velocidad de crecimiento, rigidez en las articulaciones y alta incidencia de depósitos de sulfato de calcio (0-0,28) y vitamina D.
Los estudios de la relación Ca – Mg en deficiencia y exceso demuestran que el exceso de calcio incrementa el requerimiento de Mg y acentúa los síntomas de deficiencia de Mg. El antagonismo de Ca y Mg son importantes en cuyes, porque éstos tienen una adsorción alta de Ca y rápidamente excretan cualquier exceso por vía urinaria. No hay estudios específicos de los requerimientos de calcio en cuyes. Cuando otros elementos, particularmente P y Mg están presentes en las cantidades normales, un porcentaje de 0,8- 1,0 de Ca en la dieta es adecuado.
El nivel de fósforo en la dieta de cuyes es importante, porque modifica los requerimientos de otros elementos. Un exceso de fósforo en la dieta incrementa el requerimiento de Mg. Por ejemplo, los cuyes alimentados con dietas purificadas con 0,9 % de Ca y 0,4 5 de P requieren 90 mg de Mg por 100 gr de dieta. Mientras que aquellos alimentados con 1,7 % de P en la misma dieta, requieren 240 mg por 100 grs.
El fósforo es el elemento determinante en el desarrollo de la calcificación del tejido blando, cuando la dieta el limitante de Mg y K. El efecto del exceso de P, y el efecto determinante al suplir con Mg y O, se han sido explicados parcialmente por la observación de que los cuyes excretan relativamente pequeñas cantidades de amonio vía renal y consecuentemente, son muy sensibles a raciones ácidas. Es muy importante considerar el contenido de fósforo en las dietas experimentales para cuyes.
El exceso de P y Ca, independiente, incrementa el requerimiento mínimo de Mg y sus efectos son aditivos. Muchos estudios muestran que no sólo el P y Ca modifican el requerimiento de Mg, sino que los cuyes pueden tolerar raciones con rangos amplios de la relación Ca- P, si el nivel de Mg es adecuado.
Ha sido reportado por Grace y O’Dell (1970) que existen interacciones fisiológicas entre el Mg y el K en cuyes. Una dieta con niveles sub-óptimos de Mg, con adición de K sobre los requerimientos, estimula el crecimiento.
Según O’Dell et al (1970), los requerimientos de Mg dependen de los niveles de otros elementos en la dieta. Cuando el Ca y P están presentes al nivel de 0,9 y 0,4 %, respectivamente, un nivel de 0,08 de Mg es adecuado. Posteriormente se reportó que 0,3 % de Mg en dietas purificadas es adecuado para el crecimiento, permitiendo algunas variaciones en la relación Ca- P.
Los cuyes jóvenes alimentados con dietas deficientes en potasio retardan su crecimiento. El requerimiento es de menos de 1,4 % cuando existen suficientes cantidades de otros cationes en la dieta.
Según estudios, los efectos de la deficiencia de Mn en las hembras en producción son la reducción del número de crías por camada, debido a reabsorción embrionaria. Todas las crías jóvenes presentaron signos de ataxia, los cuales persistían en animales que se mantuvieron vivos por 2-3 meses.
Requerimientos de vitaminas
Mucho se ha hablado de las vitaminas y los investigadores coinciden en que las vitaminas son compuestos indispensables para la vida del animal, aunque se requieren en cantidades pequeñas, éstas cumplen funciones importantes en el organismo. Los requerimientos de vitaminas en las diferentes etapas de la vida del cuy son similares; así para el crecimiento, reproducción, engorde y lactancia, las necesidades varían. La ventaja en la explotación de este roedor radica en que el 90 % de la alimentación, esta basada en pastos y forraje, siendo estos especialmente ricos en estos elementos, lo que disminuye las deficiencias de vitaminas (Esquivel, 1997).
Esto se explica por cuanto los pastos y forrajes contienen grandes cantidades de vitaminas, por esta razón en los cuyes no podemos encontrar deficiencias puras y cuando se presenta es debido a una avitaminosis múltiple, tan es así que podemos observar un retraso en el crecimiento, pelaje deslustrado, anorexia, enflaquecimiento. De todas maneras en la formulación de raciones para cuyes no debemos olvidar la adición de vitaminas y minerales en cada ración.
La capacidad del cuy para almacenar esta vitamina es variable y escasa, por lo que su buena salud depende de la frecuencia de su ingestión. Se ha demostrado que a las 24 horas, sólo el 6 % de la vitamina A suministrada se encontraba en el hígado de los cuyes, contra el 71 % encontrado en ratas.
La deficiencia de vitamina A produce los siguientes síntomas:
Severo retardo en el crecimiento de huesos y dientes.
Xeroftalmia.
El epitelio normal de muchos tejidos es reemplazado por epitelio estratificado y queratinizado antes de que ocurra una definitiva atrofia de los órganos.
Muerte del animal.
En cuanto a los requerimientos de vitamina A, de acuerdo con Bentley y Morgan (1945), con los miligramos de vitamina A por kilogramo de peso, normalmente el cuy satisface sus requerimientos por la libre asimilación de B- Caroteno, constituyentes normal de la dieta.
Es la vitamina del apetito, por lo que su deficiencia produce anorexia.
Los síntomas de deficiencia son.
Emaciación
Temblores
Pérdida de equilibrio (caminar inseguro)
Tendencia a la retracción de la cabeza durante los estadios finales.
En la autopsia se encuentra alimentos parcialmente digeridos en el ciego y no se observa grasa alrededor de los órganos.
Los requerimientos son de 4,0 a 6,5 Mg./ Kg. de ración para animales en crecimiento y de 6,0 a 8,0 Mg./ Kg. de ración para adultos. No han sido determinados los requerimientos para reproducción.
Para un óptimo crecimiento, los requerimientos de riboflavina son de 3 mg/kg de alimento.
La deficiencia de vitamina B2 no produce dermatitis, ni perdida del apetito.
Produce:
Retardo del crecimiento.
Pelaje áspero.
Palidez en los miembros, nariz y orejas.
En algunos casos produce la muerte.
En los cuyes es difícil que se presente esta deficiencia, por lo que sus síntomas no han sido determinados. Reíd 1954 produjo artificialmente la deficiencia en cuyes de tres a cinco días de edad, los que crecieron normalmente por unos días, para luego mostrar:
Anorexia.
Retardo en el crecimiento.
Disminución del vigor.
Falta de coordinación muscular.
Pelaje áspero y delgado.
Al prolongarse la deficiencia, algunos animales sufrían convulsiones y daban vueltas rápidamente por el interior de la jaula. Más o menos el 50 % de ellos murieron al final del experimento. En la autopsia se encontró el ciego hemorrágico, los riñones y las glándulas adrenales alargados, los órganos sexuales atrofiados y degeneración grasa del hígado.
Los requerimientos de vitamina B6 es de 16 mg/ kg de dieta.
Los requerimientos parecen ser satisfechos por la síntesis bacterial del tracto gastrointestinal, siempre que la dieta contenga adecuada cantidad de cobalto. En caso contrario, la dieta debe contener de 4 a 6,5 mg/ kg de ración.
Cuando el nivel de calcio y fósforo de la dieta está bien balanceado, aparentemente el cuy no requiere vitamina D adicional.
Su deficiencia produce distrofia de los músculos, y en algunos casos, lesiones en el músculo cardíaco, lo cual afecta la reproducción y conduce con frecuencia a una muerte repentina. En la autopsia se observa a menudo una moderada degeneración de la grasa de infiltración.
No se ha establecido los requerimientos de vitamina D para los cuyes. Se recomienda utilizar entre 1000 y 2000 U. I / kg de ración. Para hembras primerizas son necesarios 3 mg / día. Esta cantidad se reduce en animales adultos.
Es necesario suplir en las hembras preñadas, pues su carencia ocasiona hemorragias en la placenta y abortos, o las crías mueren al nacer como consecuencia de hemorragias subcutáneas, musculares y cerebrales. No existe evidencia que la vitamina K sea esencial para el crecimiento. 50 ml de vitamina K / kg de ración protege a los cuyes.
En la mayoría de las especies animales se forman cantidades abundantes de vitamina C a partir de otras sustancias. El humano y los cuyes carecen de la capacidad de sintetizar el ácido ascórbico. Al producirse deficiencia de vitamina C, los síntomas tempranos (tercer día) son:
Cambio de voz.
Pérdida de peso.
Encías inflamadas, sangrantes y ulceras.
Dientes flojos.
Articulaciones inflamadas y dolorosas (el animal se niega a apoyarse en ellas, adoptando una posición particular de acostado sobre el dorso, posición escorbútica).
Las lesiones microscópicas originadas por la deficiencia de vitamina C son:
Desorden en las células de las zonas de desarrollo de los huesos.
Atrofia y desorganización de los odontoblastos.
Degeneración de los tejidos del sistema nervioso.
Debilidad de las paredes de las arterias y venas.
Anemia.
Disminución de las proteínas plasmáticas, con disminución de la relación albúmina – globulina.
Hipertrofia de las adrenales.
Trastornos hepáticos.
Degeneración de los ovarios en las hembras y del epitelio germinal en los machos.
Muerte entre 25 y 28 días.
Los requerimientos de vitamina C son de 1 mg de ácido ascórbico por 100 gr de peso para prevenir las lesiones patológicas, 4 mg de ácido ascórbico por 100 gr de peso es indicado para animales en crecimiento activo. Se debe tener en cuenta que el forraje no es un simple vehículo de vitamina C, esto quedo demostrado al administrar a un grupo de animales una cantidad de vitamina C equivalente a lo que recibía otro grupo de forraje (40 mg / día) donde el segundo grupo creció más.
Trabajos realizados en el Perú demuestran que se obtienen mejores curvas de crecimiento en animales mayores de cinco meses suministrando 20 mg / animal / día de vitamina C, sintética, cuando el suministro de forraje es restringido (60 gr/ animal / día). En cuanto a los animales en crecimiento, se ha obtenido buenos resultados en ejemplares de 4 a 13 semanas de edad con 10 mg.
Es esencial en la dieta de estos animales. Cuyes en crecimiento sometidos a dietas deficientes presentaron los siguientes síntomas:
Pérdida gradual del apetito y la actividad.
Retardo del crecimiento.
Debilidad.
Salivación profusa.
Convulsiones.
Tendencia a diarreas en sus últimas etapas.
Muerte.
En la autopsia se observa tendencia a la infiltración grasa en el hígado y hemorragia en las adrenales.
Los requerimientos de ácido pantoténico son de 15 -20 mg / kg de ración para animales en crecimiento. Para adultos el requerimiento es menor, las deficiencias causan:
Pérdida de apetito.
Crecimiento retardado.
Pelo áspero, desarreglado y descolorido.
Tendencia a la diarrea.
Pérdida del vigor.
Muerte.
En la autopsia se encuentra un alargamiento e hiperemia de las adrenales, y en algunos casos hemorragias.
Vitamina esencial para el cuy. Su deficiencia produce retardo en el crecimiento, debilidad muscular, disminución de la concentración de glóbulos rojos de los valores de hematocrito y hemoglobina; pequeñas hemorragias subcutáneas y en las adrenales; y palidez de los riñones. Los requerimientos de esta vitamina son de 1,0 a 1,5 gr de cloruro de colina por kilogramo de dieta.
Cuando la dieta está bien balanceada de aminoácidos, no es necesario suplementar. En caso contrario, y en ausencia de inositol, se presenta caída del pelo, especialmente en las márgenes de las orejas y dermatitis.
Esta vitamina es esencial, su deficiencia produce:
Retardo del crecimiento.
Pérdida de apetencia por alimento y agua.
Babeo.
Diarrea.
Palidez de las patas, nariz y orejas.
Estudios efectuados en la sangre determinaron baja concentración de hemoglobina y hematocrito.
Según Reíd (1964), 10 a 20 mg/ kg de ración satisface los requerimientos de crecimiento.
Como se había anotado, son compuestos orgánicos de composición compleja, están constituidos por diferentes aminoácidos que intervienen en la creación de tejidos para la formación de leche, carne, pelo, uñas, sangre. Las proteínas intervienen también como material energético, no siendo recomendable por su alto valor. Por cuanto existen alimentos que producen energía y son de bajo costo.
Se ha demostrado que cuando los cuyes reciben las cantidades adecuadas de proteínas, sus organismos presentan mayor resistencia a las enfermedades tanto de origen bacteriano como orgánica. Así mismo cuando existe un déficit proteico en la ración, los animales sufren una disminución de peso y se limita su crecimiento.
Siendo el cuy un animal herbívoro por excelencia, la forma correcta de alimentarlo es proporcionándoles forrajes que contengan aminoácidos que requieren, así por ejemplo si alimentamos con Guinea, King grass, Don Carlos, más concentrado a partir de soja, maíz, trigo, maní, estaremos aportando al animal aminoácidos como metionina, glicina, cistina y triptófano. Con este sistema de alimentación más un buen potencial genético de los cuyes y un manejo adecuado se obtendrá animales de optima calidad y un buen poder de conversión. Vale mencionar que los alimentos de origen animal, poseen proteínas de mayor calidad que la de origen vegetal, por eso aunque resultan un poco onerosos, debemos utilizar nutrientes proteicos de origen animal como la harina de pescado, de carne, de sangre, suero de leche, harina de vísceras.
Al ser la sangre un producto de fácil utilización y de bajo costo, en la alimentación de cuyes puede intervenir en un 15 a 25 % (Ezquivel, R. 1997). De lo indicado decimos que la rentabilidad en la explotación de cuyes esta supeditada a una elección y correcta mezcla de materias primas. Así obtendremos un producto que a bajo costo venga a satisfacer las necesidades del cuy. Cuando por desconocimiento en la formulación de raciones exista una ración con exceso de proteínas, esta no se pierde, ya que parte de ella es utilizada en la producción de energía. En este caso si bien la proteína no se pierde, sin embargo resulta demasiado cara, lo cual va en mengua de la economía del criador y trae consigo trastorno de salud como la acetonemia.
El cuy es muy hábil para consumir pastos y forrajes durante el día y la noche, está en capacidad de consumir proporcionalmente a su peso, tres veces más que un bovino o un ovino, obteniendo de esta forma un rápido crecimiento.
Ya se indicó que el 90 % de la alimentación del cuy está fundamentada en forraje verde, por cuanto en dependencia de la especie de pasto o forraje que le administremos le estamos aportando proteína, energía y otros nutrientes, básicamente son fuente de agua y vitamina c.
El cuy por naturaleza consume toda clase de forraje, ya sea gramíneas o leguminosas, hojas de ciertos árboles o arbustos y malezas las que se mezclan con los pastos, forrajes y desperdicios de cocina. Los cuyes pueden vivir con raciones exclusivamente a base de pastos y forrajes pero para aumentar la producción y productividad, especialmente en aquellos animales genéticamente mejorados, se puede y se debe utilizar concentrados, subproductos de cereales, desechos de cosecha, hortalizas, etc.
Las plantas alimenticias se van a agrupar en diferentes grupos de acuerdo al uso que se le da en la alimentación de los cuyes.
Forrajes (60-70 %): King grass, Hierba Guinea, hojas y tallo de maíz y caña, Don Carlos, Pangola, hojas y tallos tiernos de Cañabrava.
Proteína (20-30%): Glicinia, hojas y tallos de leguminosas (fríjol, alfalfa, soja, maní), Leucaena (sólo en un 5-10 %), Desmodium, Piñón forrajero, Eritrina glauca.
Como no sintetizan vitamina C hay que suministrarles residuos de toronja, limón, mandarina. Otros alimentos lo constituyen el bejuco de boniato, bledo, romerillo, maracuyá (hojas y frutas), orozuz, verdolaga, escoba amarga, hojas de plátano (en pocas cantidades).
Las plantas tóxicas en nuestro medio las encontramos mezcladas entre los pastos o en los cultivos y cuando el cuy las consume le provoca la muerte.
Al hablar de plantas podemos dividirlas en dos grupos, los mortales como Morí viví o Dormidera, Hierva mora y las tóxicas como la Lengua de vaca, Perejil, Rabo de gato, Hierva de sapo, hojas de papa, yuca, Higuereta y Belladona. Éstas las podemos encontrar en nuestro medio mezcladas entre los pastos. También vale la pena aclarar que muchos pastos y forrajes, cuando son administrados a los cuyes en condiciones inapropiadas, producen toxicidad, como por ejemplo la alfalfa mojada y caliente provoca timpanismo, ocasionando la muerte del animal.
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