Características morfofisiológicas de las glándulas
mamarias
Las glándulas mamarias de los felinos se desarrollan como brotes epiteliales
a partir de las crestas mamarias, que se extienden desde la axila hasta la región
inguinal. Durante el desarrollo embrionario, es común que aparezcan más
brotes que los que persisten en el adulto. En general, estos brotes involucionan,
pero pueden permanecer dando lugar a mamas supernumerarias.
En la gata doméstica se desarrollan 4 pares de glándulas: par toráxico, par abdominal craneal, par abdominal caudal y par inguinal. En algunos casos puede aparecer otro par de mamas, el toráxico caudal, aunque no es muy frecuente. Las glándulas mamarias se localizan en el tejido subcutáneo; en la hembra entera o castrada joven no se distinguen del tejido adyacente, excepto por el pezón.
En la época prepuberal, las glándulas mamarias del animal solo poseen conductos galactóforos y sus primeras ramificaciones. En estos animales no se encuentran aún desarrollados los adenómeros (unidades secretoras). Cuando el animal llega a la pubertad, bajo la influencia de los estrógenos ováricos y de la prolactina hipofisiaria, las unidades glandulares comienzan a desarrollarse. Durante la gestación, bajo la acción hormonal, principalmente el aumento de la progesterona, se producen importantes modificaciones en las glándulas mamarias. Durante la primera mitad de la gestación el desarrollo de los conductos y los adenómeros no se acompaña de un crecimiento proporcional del volumen mamario. En la segunda mitad de la gestación, las acciones hormonales inductoras iniciales son reemplazadas por las de las hormonas placentarias, entre las cuales es importante la somatotropina coriónica. Esta hormona induce a las unidades secretoras mamarias a producir el calostro. Al expulsarse la placenta durante el parto, desaparece el estímulo hormonal dado por este órgano y se incrementa la prolactina hipofisiaria. Esta hormona induce a las células de los adenómeros a producir una secreción rica tanto en proteínas como en lípidos, con lo cual las glándulas mamarias comienzan a funcionar en plenitud. Cuando la lactancia finaliza, la secreción de prolactina cesa y deja de producirse leche. La leche acumulada en los adenómeros es reabsorbida y estos involucionan. Finalmente, las mamas ingresan al estadio de reposo.
Fibroadenomatosis mamaria
La fibroadenomatosis mamaria (FAM) fue descripta por primera vez en 1973. Posteriormente fue asociada a la administración de progestágenos, tanto en hembras como en machos. Ocurre usualmente en hembras jóvenes, no castradas, preñadas o vacías bajo la influencia de progesterona luteal. También puede ser observada en machos o hembras de cualquier edad, enteros o castrados, a los que se les administraron progestágenos como el acetato de medroxiprogesterona (MPA) o el acetato de megestrol (MGA). Esta afección se caracteriza por un rápido y difuso agrandamiento de una o varias glándulas mamarias. La remisión espontánea y regresión completa ocurre usualmente luego de la luteólisis ovulatoria, aborto o parto, pero raramente con la supresión de la terapia con progestágenos. Usualmente no hay evidencia de necrosis o inflamación, excepto en la superficie del epitelio. Sin embargo, cuando la ulceración ocurre, puede ser extensa.
Mediante la reseña y el examen físico de la gata se arriba al diagnóstico presuntivo, el cual puede confirmarse mediante biopsia. La FAM, en la hembra preñada o no preñada en fase lútea, regresa espontáneamente luego del parto o luteólisis. Por lo tanto, no es necesaria la remoción quirúrgica de la o las glándulas afectadas. La ovariectomía también puede utilizarse para el tratamiento de esta afección. La FAM asociada a la administración de progestágenos se trata suspendiendo dicha medicación y realizando la resección quirúrgica de las mamas, ya que no regresa espontáneamente.
Neoplasias mamarias
En relación con la frecuencia de aparición, los tumores mamarios en las gatas ocupan el primer lugar luego de las neoplasias de piel y de tejido linfático. Las hembras intactas poseen mayor riesgo de padecer cáncer mamario, si se las compara con hembras ovariectomizadas antes del primer año de edad. Sin embargo, la castración temprana no elimina completamente el riesgo de padecer tumores mamarios. No se ha encontrado evidencia de asociación entre parto y riesgo de desarrollo de tumores mamarios. La incidencia aumenta significativamente luego de los 6 años de edad, con un pico entre los 10 y 11 años. Los tumores mamarios felinos son usualmente malignos y, entre ellos, el más frecuente es el adenocarcinoma.
Conducta tumoral
Los tumores mamarios malignos son frecuentes en los felinos. Ocurren habitualmente metástasis pulmonares y en ganglios linfáticos regionales. Las metástasis pueden presentarse también en hígado, bazo, páncreas, adrenales, riñones, ovarios, pericardio, corazón, cerebro y huesos. Pueden coexistir en un mismo animal tumores mamarios de diferente tipo histológico. Sin embargo, aproximadamente el 80% se clasifica como adenocarcinomas.
Etiología
Las hormonas reproductivas se han relacionado con la ocurrencia de estos tumores desde hace mucho tiempo. La castración temprana disminuye significativamente el riesgo de padecerlos. En neoplasias mamarias felinas se han identificado tanto receptores estrogénicos como también para la progesterona. Sin embargo, no existen estudios que permitan asociar la ovariectomía realizada en el momento de la escisión tumoral mamaria con el aumento del tiempo de sobrevida.
Signos clínicos
Las hembras afectadas presentan una o múltiples masas, más de la mitad de las gatas poseen varias mamas implicadas y muchas de ellas presentan compromiso de ambas cadenas mamarias.
Los tumores mamarios son nódulos firmes que comprometen o no tejidos profundos o piel. Su diámetro varía entre algunos milímetros y 10 centímetros. Aproximadamente el 25% de los pacientes presentan masas ulceradas. Los pezones de las mamas afectadas pueden exudar fluido amarillento o amarronado.
El compromiso linfático se evidencia como finas cuerdas localizadas en el tejido subcutáneo. Puede presentarse linfoedema en uno o más miembros. A la palpación, los ganglios linfáticos afectados se presentan firmes y aumentados de tamaño. Variados signos clínicos pueden aparecer relacionados con la ocurrencia de metástasis en diferentes localizaciones.
Diagnóstico
El diagnóstico de los tumores mamarios se realiza mediante la identificación de las masas por palpación de la glándula y el estudio histopatológico del tumor. Los estudios citológicos realizados a partir de aspirados, improntas de las regiones ulceradas o de secreción del pezón, pueden aproximar el diagnóstico. Sin embargo, la ausencia de células neoplásicas no descarta la presencia de tumor. Para arribar al diagnóstico definitivo se requiere una biopsia escisional y el correspondiente estudio histopatológico. No obstante, no está indicada la realización de biopsia incisional debido a que la maniobra puede promover la diseminación linfática o hemática de células neoplásicas.
Los tumores de pequeño diámetro (<2 cm), con pocas figuras mitóticas, tamaño nuclear y forma regular se asocian en general con un pronóstico más favorable.
Los métodos complementarios de diagnóstico incluyen radiografía de tórax con el fin de investigar la presencia de metástasis pulmonares. Estas se visualizan como áreas radiodensas circulares, bien definidas o difusas a patrón instersticial. Las metástasis óseas se visualizan radiológicamente como focos osteolíticos irregulares.
Los diagnósticos diferenciales de las neoformaciones mamarias felinas incluyen quistes de retención en la poslactación y fibroadenomatosis mamaria.
Estudios hematológicos, de bioquímica sérica y uroanálisis permitirán identificar alteraciones sistémicas asociadas al tumor.
Tratamiento
La escisión quirúrgica, quimioterapia, inmunoterapia así como la terapia endócrina han sido utilizadas en el tratamiento de las neoplasias mamarias felinas. La sobrevida promedio de un animal, a partir de la detección del tumor, se estima en 12 meses cuando no se instaura un plan terapéutico. La cirugía radical se recomienda en la mayoría de los casos. Luego de la cirugía, la incidencia de recurrencias y metástasis es alta. La mastectomía bilateral con remoción de los ganglios axilares e inguinales realizada en dos tiempos, una cadena por vez con un intervalo de 15 días entre cada cirugía, es la opción más aconsejable por tres razones:
- La remoción y estudio histopatológico de los ganglios linfáticos proveen información sobre el pronóstico.
- La cirugía radical se asocia con una sobrevida más larga comparada con animales en los que solo se realiza la resección de la glándula afectada y las glándulas adyacentes.
- Las glándulas mamarias clínicamente normales pueden contener células neoplásicas, lo mismo puede ocurrir con los ganglios linfáticos.
Si bien se ha comunicado el uso de protocolos de quimioterapia, la respuesta al tratamiento ha sido pobre. Diferentes estudios han demostrado que los tratamientos basados en inmunoterapia no son efectivos. La terapia con antiestrógenos (ej. tamoxifeno) no se ha asociado a regresión.
Pronóstico
A pesar de los estudios realizados, poco se ha progresado en relación con el aumento del tiempo de sobrevida de los pacientes afectados. La sobrevida desde la detección del tumor hasta la muerte no supera los 12 meses cuando no se ha realizado el diagnóstico temprano de la masa tumoral.
Siete factores se relacionan con el pronóstico de las neoplasias mamarias en los felinos:
- Edad de la hembra en el momento del diagnóstico: la sobrevida es menor en las hembras añosas.
- Diámetro del tumor primario: la sobrevida es mayor cuando el tumor posee un diámetro inferior a 2 cm (2 a 3 años). Los tumores de diámetro mayor a 3 cm se relacionan con sobrevida corta (4 a 6 meses).
- Compromiso del ganglio linfático regional: la sobrevida es mayor si el ganglio regional no está comprometido. En un estudio se observó que el 49% de los pacientes involucrados poseían metástasis en los ganglios linfáticos regionales, pero solo el 10% fue palpable clínicamente. Este hecho es razón suficiente para realizar la mastectomía radical incluyendo los ganglios inguinales en todos los pacientes. Con respecto a los ganglios axilares, debido a su localización, estaría solo indicado removerlos en aquellos pacientes que presentan aumento de tamaño o citología positiva.
- Presencia de metástasis en el momento del primer examen físico: esta presencia se asocia con una menor sobrevida.
- Número de figuras mitóticas en el tejido tumoral: existe una larga sobrevida con menos de dos figuras mitóticas por campo microscópico (a mayor aumento).
- Necrosis del tumor primario: mayor sobrevida con necrosis mínima.
- Clasificación histopatológica de la masa resecada. El factor de pronóstico final para los tumores malignos es el grado de diferenciación nuclear: los tumores bien diferenciados, con pocas figuras mitóticas, indican períodos más largos de sobrevida.
Conclusiones
La fibroadenomatosis y las neoplasias mamarias son las afecciones más frecuentes de la glándula mamaria en los felinos. La FAM es una afección benigna que no compromete la vida del paciente y debe considerarse siempre en aquellos animales que recibieron progestágenos. Esta afección debe diferenciarse de las neoplasias, que son habitualmente malignas en los felinos y sí comprometen la vida del paciente. Las neoplasias malignas deben ser diagnosticadas en forma precoz y conjuntamente implementar una terapia agresiva. Controles médicos periódicos permitirán realizar un diagnóstico temprano de las lesiones neoplásicas e instaurar el tratamiento adecuado a fin de mejorar el pronóstico.
Consultas:
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