El vagabundeo en el Canis familiaris
Miguel Ángel Signes Llopis. Experto en problemas de comportamiento, modificación de conducta, Asesor y Terapeuta canino certificado por AEPE en el Curso Máster de Etología Canina Avanzada. Curso de Etología Clínica y Bienestar Animal impartido en la UEX. Técnico en Terapia Asistida con Animales por la Fundación Bocalán. Técnico en terapia asistida con perros por CTAC (www.ctac.cat). Autor de varios artículos científico-técnicos de Etología Clínica Canina y de Terapia Asistida con Animales. Colaborador de Portal de Veterinaria Argos y de la revista Especies.
El vagabundeo es una conducta sexualmente dimórfica por lo que es más acusada en los machos que en las hembras.
Personalmente, veo muy importante la modificación de esta conducta, a causa de que los perros cuando vagabundean están comprometiendo su propia seguridad, también la de su propietario, así como la seguridad de las demás personas que se pueden encontrar con el animal. Por ejemplo, un Pastor Alemán de 40 kilos cruza una calle y es atropellado por un motorista. El motorista puede salir herido, el perro también y el propietario tendrá problemas por acciones legales que deriven de dicho atropello, además de tener a su perro herido.
El vagabundeo es una conducta muy autoreforzante: si el perro vagabundea y tiene éxito encontrando lo que busca, es un potente estímulo para que vuelva a hacerlo.
Aprendizaje de la conducta El vagabundeo es muy autoreforzante para el animal. Si el perro vagabundea y tiene éxito, ese comportamiento se repetirá porque ha sido reforzado. Si es reforzado en muchas ocasiones -por condicionamiento instrumental u operante- será muy difícil de modificar. Por eso es muy importante que al perro no se le dé jamás la oportunidad de vagabundear y en caso de que el perro empiece a hacerlo el propietario debe tomar cuanto antes medidas al respecto. Hay que tener presente que los perros siempre están aprendiendo.
Un ejemplo de lo anterior sería cuando el perro se nos escapa y sigue el rastro de una hembra en celo. Si al cabo de un tiempo la encuentra y copula con ella esta conducta tiene un refuerzo muy potente, ya que va a extender sus genes. Al día siguiente o a la mínima oportunidad que se le dé o tenga el animal, lo más normal es que vuelva a vagabundear en busca de pareja. Si no la encuentra la conducta tenderá a la extinción, pero si al cabo de un tiempo o varios días, da con otra hembra y vuelve a copular, se produce una recuperación espontánea de la extinción de la conducta, volviéndose a reforzar el vagabundeo; por eso es tan difícil de modificar este comportamiento. El perro está aprendiendo que tiene que vagabundear y vagabundear para encontrar pareja y en caso que no la encuentre seguirá vagabundeando para encontrarla, por lo que no es de extrañar que haya perros que estén varios días vagabundeando.
Diagnostico diferencial Según Connolly (2002), “debe establecerse que el animal está buscando de manera activa la oportunidad para vagabundear, más que exhibir la conducta debido a una fobia o por ansiedad relacionada con la separación”. Un ejemplo del tema en las fobias sería la conducta de fuga de un perro ante un estímulo aversivo -tanto en presencia como en ausencia del propietario-, como por ejemplo los petardos. El perro se escapa para huir del estímulo que le causa ese miedo irracional.
Diagnóstico El animal puede presentar esta conducta a causa de uno o varios de los siguientes factores:
Obediencia. Echado y quieto (Foto: Miguel A. Signes).
Tratamiento Para realizar un buen tratamiento es determinante que se sepan las causas o motivaciones del vagabundeo, aunque en algunas situaciones pueden ser muy difíciles de determinar. A veces se suele dar una mezcla de los factores nombrados anteriormente y, en estos casos, es recomendable que la terapia conductual vaya encaminada al tratamiento de todos los factores al mismo tiempo.
También es imprescindible tener un control sobre el animal por lo que sería conveniente el adiestramiento del mismo en obediencia básica (sentado, echado, llamada, caminar al lado y quieto). Por supuesto, hay que evitar que la conducta de vagabundeo se vuelva a repetir, bien impidiéndo físicamente que se escape atando al perro o, si fuera suelto, mediante orden de bloqueo -por ejemplo, la palabra NO- y seguidamente darle una orden -llamada o echado y quieto, por ejemplo- ya que el vagabundeo como he comentado anteriormente es muy autoreforzante, pudiéndonos echar abajo toda la modificación de conducta.
Veamos los tratamientos que se deben seguir si se tiene clara la causa del vagabundeo:
Pronóstico |
El pronóstico dependerá de varios factores:
- De la causa o causas, si se pueden identificar, que motiva o motivan la conducta. Cuantas más causas, peor pronóstico. - La edad que tenga el animal. No es lo mismo que le pase a un perro joven que a un perro que ya es adulto (ya ha llegado a la fase de madurez sexual), es decir, ya ha fijado los patrones de comportamiento. - El aprendizaje que tenga el animal sobre el vagabundeo. Cuanto más aprendizaje, peor pronóstico. - El tiempo que lleve el animal realizando la conducta. Cuanto más tiempo, peor pronóstico. - La actitud del propietario en lo referente a que no se le vuelva a dar la oportunidad al animal de que vagabundee, se sigan los consejos recibidos y se tenga un control del animal -adiestramiento en obediencia-. Si se lleva a cabo todo lo anteriormente expuesto, el pronóstico es bueno. |
Bibliografía Horwitz, D. Mills, D. Heat, S. (2006): Manual de Comportamiento en Pequeños Animales. Ediciones S de la Edición Española.
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