El proceso de la comunicación y sus componentes
Ignacio Mérida Isla (MBA MRCVS) es el presidente ejecutivo de Assis Veterinary Business Advisors (www.assisvba.com). Es especialista en marketing, recursos humanos y gestión de la clínica veterinaria en general.
Para los veterinarios, como profesionales que somos, la habilidad para comunicarnos es fundamental: saber comunicarnos adecuadamente nos ayudará a mejorar las relaciones con nuestros clientes.
La comunicación es un acto por el cual un individuo establece con otro un contacto que le permite transmitir una información. Esta comunicación tiene diversos elementos que facilitan o mejoran ese acto (figura 1):
- Emisor: la persona que emite un mensaje.
- Receptor: la persona que recibe el mensaje.
- Mensaje: la información que quiere ser transmitida.
- Canal: medio por el que se envía el mensaje.
- Código: signos y reglas que se emplean para enviar el mensaje.
- Contexto: situación en la que se produce la comunicación.
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Figura 1. Elementos de la comunicación. |
La comunicación solo tendrá éxito si el receptor interpreta la información en el sentido que pretende el emisor.
Dentro de la comunicación existen interferencias y las más habituales son:
- Percepción: se relaciona con los factores psicológicos del receptor (valores, opiniones, personalidad, necesidades...). Recordemos que no será lo mismo tratar a la mascota de una persona mayor que la de alguien que la tenga como herramienta de trabajo u ocio.
- Rol y estatus: como profesionales, está claro nuestro rol; aún así, el receptor puede no asumirlo inmediatamente porque no nos conoce, por ejemplo.
- Sentimientos: el receptor de nuestra información puede sentirse estresado, culpable, asustado... Debemos entender todas estas circunstancias.
- Personalidad: es más sencillo comunicarse con un conocido, puesto que este ya sabe de tu forma de expresarte.
- Conocimiento: depende de la educación y formación del receptor podemos utilizar unos término u otros
- Negativismo: existen palabras, gestos o situaciones que pueden provocar en el receptor un efecto contrario al que producen en el emisor. Si un test vuelve negativo, lo que es una buena noticia para la mascota, el dueño puede verlo como haber malgastado el dinero.
El canal de comunicación dentro de la consulta está claro que es verbal, pero debemos de prestar atención a la comunicación no verbal.
Comunicación verbalA la hora de comunicarnos, debemos usar un lenguaje que se adapte al receptor. Nuestros pensamientos pueden ir más deprisa que las palabras, y acabamos diciendo lo que no queremos. Hay que recordar que mientras estamos explicando el diagnóstico diferencial a un cliente, podemos acordarnos de uno extra. En otras ocasiones quizás queramos guardar algo de la información para cuando tengamos el resultado de cierta prueba.
Para que nuestro mensaje sea aceptado y comprendido, el lenguaje habrá de ser:
- Claro, preciso y sencillo, evitando tecnicismos, argot, frases hechas, refranes o palabras demasiado rebuscadas.
- Gráfico y descriptivo, de forma que genere imágenes mentales con claridad, pues en ocasiones no tenemos ningún otro medio de apoyo más que la palabra para darnos a entender.
- Dinámico, los verbos se tienen que usar en presente, nunca en futuro o condicional y, sobre todo, mostrando seguridad.
- Positivo, es importante usar palabras positivas y evitar expresiones negativas. Si un test no es diagnóstico, es recomendable usar una expresión como esta: “Buenas noticias, la radiografía no muestra ninguna anormalidad”, mejor que simplemente: “No se ve nada en la radiografía”.
- No redundante, evitando superlativos inútiles o demasiados adjetivos. Siempre que sea posible, utilizar una sola palabra en lugar de una frase.
- Además, a lo largo de la consulta, nuestro lenguaje debe adaptarse al lenguaje del interlocutor, de ahí la importancia de la escucha activa durante la consulta.
- Por último, “si el receptor no entiende es culpa del emisor”. Es importante evitar la falsa confianza y la falsa humildad. Nunca debemos decir: “Es que usted no me entiende”, sino: “He debido explicarme mal”.
Comunicación no verbalLa comunicación no verbal es todo aquel lenguaje que surge de nuestro cuerpo y que no depende de las palabras que decimos. En muchas ocasiones, una persona es simpática no por la manera de hablar, sino porque cuando habla sonríe, nos escucha activamente o se ríe de nuestras ocurrencias...
Por ello vamos a ver las partes de la comunicación no verbal que debemos controlar en nuestra consulta.
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Debemos evitar fijar la mirada cuando hablamos, ya que esto puede resultar incómodo. En la consulta es sencillo hacer esto, puesto que podemos mirar a la mascota como mecanismo de evasión. La proporción ideal entre mirar al dueño de la mascota y la mascota puede estar en torno al 50 por ciento. (Foto: cortesía de Policlínica Rover, Zaragoza) |
La miradaDicen, no sin cierta razón, que los ojos son el espejo del alma. Los ojos pueden expresar todo tipo de emociones e incluso, a veces, conseguimos leer el pensamiento de la otra persona por su mirada. Debemos prestar atención a la mirada puesto que es un aspecto difícil de manipular.
Cuando escuches, mira a los ojos de la otra persona. Esto refuerza el sentimiento de ser escuchado y es un signo de confianza hacia nuestro interlocutor.
Sin embargo, cuando seamos nosotros los que hablamos, debemos evitar fijar la mirada, ya que esto puede resultar incómodo. En la consulta es sencillo hacer esto, puesto que podemos mirar a la mascota como mecanismo de evasión. La proporción ideal entre mirar al dueño de la mascota y la mascota puede estar en torno al 50 por ciento.
A la hora de mirar debemos hacerlo de manera frontal, ya que mirar de otra manera provocará desconfianza o dará sensación de agresividad. Igual que nos comportamos de manera diferente delante de un gato o un perro, debemos también hacerlo delante de sus dueños que son los “animales” más peligrosos.
Mención aparte merece el mirar de arriba a abajo, que debe ser evitado a toda costa puesto que da la sensación de que estemos juzgando a la persona.
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A la hora de sonreír, la sonrisa tiene que parece natural y eso implica el enseñar los dientes. (Foto: Sxc.hu) |
Los gestos de la caraLa cara expresa realmente el estado de ánimo de las personas. En primer lugar, un veterinario debe ser cordial y a la vez dar confianza. Para ello, debemos ser capaces de esbozar una medio sonrisa, sin fruncir la frente, lo que puede dar la sensación de desconfianza. A la hora de sonreír, la sonrisa tiene que parece natural y eso implica el enseñar los dientes. Es importante practicar delante del espejo y ver que sensación te transmite a ti mismo tu propia imagen y trabajar sobre ello. Esto es algo que como veterinarios no debemos olvidar: por muy buenos que seamos técnicamente, el público nos juzgará por nuestra imagen y lo que transmitimos.
En definitiva, es más fácil que un cliente perdone un problema si le caemos simpático que si somos unos “bordes”.
La sonrisa no afecta a nuestra imagen como profesional, más bien al contrario, ayuda a que ésta se relaje, lo que facilita la comunicación. Si empezamos la consulta con el ceño fruncido habrá tensión, desconfianza e incluso miedo por parte del dueño para compartir ciertas cosas.
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Si escondemos nuestras manos, mucha gente puede entender que estamos escondiendo algo. Por tanto, cuando nos dirijamos a los clientes debemos enseñar las palmas de las manos, lo que expresará honestidad. (Foto: Ateuves) |
Las manosLas manos siempre nos delatan. Nos olvidamos de ellas y a veces delatan nuestro verdadero estado de ánimo. De la misma manera que cuidamos en mostrar el revés de nuestra mano a un perro cuando lo conocemos por primera vez, puesto que si le enseñamos la palma la verá como una amenaza, debemos tener el mismo cuidado con los dueños.
Si escondemos nuestras manos, mucha gente puede entender que estamos escondiendo algo. Por tanto, cuando nos dirijamos a los clientes debemos enseñar las palmas de nuestras manos, lo que expresará honestidad. También debemos mirar las manos de nuestro cliente: si parece tranquilo, pero se frota las manos o tamborilea con los dedos, quizás no nos esté contando toda la historia...
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Frotarse los ojos, taparse la boca o tocarse la nariz son signos de que no se está diciendo toda la verdad. (Foto: Ateuves) |
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Si alguien con el que estás hablando cruza los brazos y se echa hacia atrás, podemos sospechar que no comparte nuestro punto de vista. (Foto: Ateuves) |
La posturaLa kinesia es la teoría que estudia las diferentes posturas del cuerpo y su significado. Está claro que dependiendo de cómo coloquemos los brazos o las piernas nuestra mente estará más abierta o cerrada. Si alguien con el que estás hablando sobre un tema, de repente cruza los brazos y se echa hacia atrás, podemos sospechar que aunque nos sigue prestando atención, no comparte nuestro punto de vista.
Nuestro cuerpo debe estar relajado y ligeramente inclinado hacia la persona, lo que dará la sensación de estar prestando más atención. Si nosotros estamos relajados, la persona frente a nosotros tenderá a copiar ese estado y, por tanto, a relajarse.
La vestimentaEn lo que se refiere a la vestimenta a la hora de consultar, lo único básico es que debe estar limpia y en perfecto estado. Un uniforme roto o sucio cambiará la imagen que los dueños tienen de nosotros. La imagen vende, pero no se debe vender sólo la imagen.
En la próxima entrega de esta serie veremos cómo influyen la voz y la escucha activa, dos factores integrantes de la comunicación no verbal, en el proceso de la comunicación.
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