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La prevención de la leishmaniosis canina




Lluís Ferrer, med vet, PhD, Dipl ECVD (1). Xavier Roura, med vet, PhD, Dipl ECVIM-CA. (2)

(1) Miembro del grupo LeishVet. Facultad de Veterinaria, Universitat Autònoma de Barcelona.
(2) Miembro del Grupo de Estudio de la Leishmaniosis Canina (GSLC). Hospital Clínic Veterinari, Universitat Autònoma de Barcelona.



Promastigotes de Leishmania en el intestino de un flebotomo. (Foto: Prof. Luigi Gradoni, Istituto Superiore di Sanità, Italia


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Los enormes avances realizados en el conocimiento de la biología de la leishmaniosis y, sobre todo, de su inmunología han permitido que en los últimos años se hayan dado pasos de enorme transcendencia en el control de la enfermedad. En especial, el desarrollo de vacunas efectivas y seguras, que ya es una realidad, sin duda cambiará la epidemiología de esta patología y su estrategia de control.

De forma muy resumida, dos intervenciones preventivas de la leishmaniosis han demostrado eficacia y se utilizan de forma cada vez más habitual: el uso tópico de insecticidas-repelentes de forma regular en el perro y la vacunación.

Uso tópico de insecticidas repelentes

Hay numeroso estudios que demuestran que la aplicación tópica en el perro de insecticidas con efecto repelente reduce la incidencia de la enfermedad. Los piretroides y en especial la deltametrina y la permetrina son los agentes que han demostrado mayor eficacia (Maroli et al., 2010). Estos productos aplicados por vía tópica evitan la succión de sangre por parte del flebotomo (no-feeding effect). Este efecto es consecuencia de la acción repelente de los piretroides y de su efecto insecticida, que causa la muerte de muchos flebotomos o su desorientación y les impide la succión de sangre y, en consecuencia, la transmisión de Leishmania. Se presentan en forma de collares, formulaciones spot-on y aerosoles.

Los collares de liberación lenta de deltametrina fueron los primeros en aparecer en el mercado. Se ha demostrado que tienen un potente efecto no-feeding y reducen en más de un 80% la picaduras/mordeduras por Phlebotomus. La protección se inicia una semana después de la colocación del collar y su efecto dura hasta 34 semanas, por lo que se considera que cubren toda la estación de presencia del flebotomo en Europa (mayo - octubre) (Killick-Kedrick R. et al., 1997; Halbig et al., 2000). Varios estudios han demostrado que el uso regular y masivo de estos collares reduce de forma progresiva la prevalencia de la leishmaniosis canina. Así, un estudio en la región de Campania (Italia) mostró que a el uso de collares durante dos estaciones consecutivas de flebotomos (dos años) confirió una protección del 86% contra la infección por L. infantum (Maroli et al., 2001). Además, un largo y muy riguroso estudio realizado en Iran demostró que no sólo disminuye la seroprevalencia de la leishmaniosis canina sino también de la leishmaniosis humana (Mazloumi-Gavgani et al., 2002).

Existen también presentaciones spot-on registradas como preventivas de la leishmaniosis. Contienen permetrinas solas o en combinación con otros productos (imidacloprida). Su efecto protector se inicia rápidamente, 24-48 horas después de la aplicación tópica. Sin embargo, el efecto protector dura unas 3-4 semanas. Cuando se aplican de forma regular (cada 3-4 semanas) confieren elevada protección y llevan a una reducción de los casos de leishmaniosis próxima al 90% (Mencke et al., 2003).

También se han comercializado aerosoles a base de permetrina que confieren protección inmediata. Sin embargo, la protección es de corta duración y no hay buenos estudios de campo que demuestren su eficacia.

En zonas donde la leishmaniosis es endémica es recomendable el uso de insecticidas tópicos con efecto probado sobre los flebótomos. Los collares con deltametrina deben colocarse al inicio de la temporada de flebotomos y los spot on con permetrina deben aplicarse cada cuatro semanas, desde abril hasta noviembre. Aún así, hay que entender que la protección del perro individual, si bien es elevada, no está garantizada al 100%.

La vacunación

Sin duda alguna, el mayor avance en la prevención y control de la leishmaniosis será consecuencia de la extensión de la vacunación. Después de muchos años de estudio de la respuesta inmunitaria frente a Leishmania y de numerosos abordajes, en la actualidad se dispone de las primeras vacunas seguras y efectivas. Aunque se han diseñado numerosas vacunas, sólo dos han llegado hasta las últimas fases de los estudios mostrando seguridad y eficacia: la Fucose-Manose-Ligand (FML) y la vacuna LiESAp-MDP (Maroli et al., 2010).

La leishmaniosis canina muestra un extraordinario polimorfismo clínico.


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La vacuna FML, desarrollada en Brasil, se compone de la fracción glicoproteica FML de L. donovani y de saponina como adyuvante. Los estudios de campo demuestran una elevada seguridad y protección (Palatnik-de-Sousa CB, 2008). En un primer estudio, la vacuna demostró proteger al 92% de los perros y, en un segundo estudio de campo, dos años después de la vacunación sólo uno de los 20 perros vacunados murió (5%), frente a los 8 de 33 no vacunados (24%), lo que supone una eficacia vacunal del 76% (Palatnik-de-Sousa CB, 2008). La vacuna es segura y el efecto adverso más común son reacciones inflamatorias dolorosas en el punto de aplicación. Desde hace cinco años se comercializa en Brasil, pero de momento no esta disponible en Europa.

La vacuna LiESAp-MDO se compone de una proteína de 54KD excretada por L. infantum y de muramil-péptido como adyuvante. En un estudio controlado, aleatorio y doble ciego de dos años de duración, realizado en perros expuestos de forma natural, sólo el 0,6% (1/165) de los perros vacunados se infectó, frente al 6,9% (12/175) de los perros no vacunados. Esto implica una eficacia del 92% (Lemesre et al., 2007). Los estudios realizados con esta vacuna han mostrado que genera una fuerte y duradera respuesta inmunitaria. Además, se trata de una vacuna muy segura y el único efecto adverso que se ha descrito es una discreta reacción local, generalmente después de la segunda inyección. Parece va a comercializarse de forma inminente en Europa.

Los estudios disponibles indican sin lugar a dudas que la vacunación con una vacuna efectiva es la estrategia de control más completa y eficaz. Genera elevada protección del perro individual, reduce la prevalencia de la leishmaniosis canina y se ha demostrado que reduce la incidencia de los casos de leishmaniosis humana de origen canino en la región.

Los datos disponibles indican que las vacunas no eliminan la infección, pero inducen una fuerte respuesta inmunitaria celular que evita el desarrollo de la enfermedad. Además, pueden ser efectivas como inmunoterapia en perros ya enfermos, ayudando al control de la enfermedad por parte del sistema inmunitario.

Bibliografía

  1. Halbig P, Hodjati MH, Mazloumi-Gavgani AS, Mohite H, Davies CR (2000). Further evidence that deltamethrin-impregnated collars protect domestic dogs from sandflies dogs. Medical and Veterinary Entomology 14, 223-226.

  2. Killick-Kendrick R, Killick-Kendrick M, Focheux C, Dereure J, Puech MP, Cadiergues MC (1997). Protection of dogs from bites of phlebotomine sanflies by deltamethrine collars for control of canine leishmaniasis. Medical and Veterinary Entomology, 11, 105-111.

  3. Lemesre JL, Holzmuller P, Gonzalves RB, Bourdoiseau G, Hugnet C, Cavaleyra M, Papierok G (2007). Long-lasting protection against canine visceral leishmaniosi using the LiESAp-MDP vaccine in endemic áreas of France: Double blind randomised efficacy field trial. Vaccine 25, 4223-4234.

  4. Maroli M, MizzoniV, Siragusa C, D’Oorazi A, Gradoni L (2001). Evidence for an impact on the incidence of canine leishmaniosis by the mass use of deltamethrin-impregnated dog collars in southern Italy. Medical and Veterinary Entomology 15, 358-363.

  5. Maroli M, Gradoni L, Oliva G, Castagnaro M, Crotti A, Lubas G, Paltrineri S, Roura X, Zini E, Zatelli A (2010). Guidelines for prevention of leishmaniasis in dogs. Journal of the American Veterinary Medical Association 236, 1200-1206.

  6. Mazloumi-Gavgani AS, Hodjati MH, Mohite H, Davies CR (2002). Effect of insecticide-impregnated collars on incidence of zoonotic visceral leishmaniasis in Iranian children: a matched-cluster randomised trial. Lancet 360, 374-379.

  7. Mencke N, Volf P, Volfova, Stanneck D (2003). Repellent efficacy of a combination containing imidacloprid and permethrin against sandflies (Phlebotomus papatasi) in dogs. Parasitology Research 90, 108-111.

  8. Otranto D, Paradies P, Lia RP, Latrofa MS, Testini G, Cantacessi C, Mencke N, galli G, Capelli G, Stanneck (2007). Efficacy of a combination of 10% imidacloprid/50% permethrin for the prevention of leishmaniasis in kenneled dogs in an endemic area. Veterinary Parasitology 144, 270-278.

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