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El biomarcador NCX-1 permite diferenciar entre insuficiencia cardiaca y renal


The Cardiac Biomarker Sodium-Calcium Exchanger (NCX-1) Can Differentiate between Heart Failure and Renal Failure: A Comparative Study of NCX-1 Expression in Dogs with Chronic Mitral Valvular Insufficiency and Azotemia
S.-J. Nam, S.-H. Han, H.-W. Kim, and C. Hyun. Journal of Veterinary Internal Medicine 2010; 24: 1383–1387

La determinación del biomarcador cardiaco intercambiador sodio-calcio (NCX-1) se ha postulado como eficaz en la diferenciación entre insuficiencia cardiaca y insuficiencia renal en los perros. Sin embargo, el efecto de la azotemia sobre el NCX-1 no ha sido evaluado. La hipótesis de este estudio es que, a diferencia de lo que ocurre con otros biomarcadores cardiacos como la N-terminal-proBNP, el NCX-1 no está influenciado por la azotemia o la disminución de la filtración glomerular.

Quince perros sanos, 14 perros con valvulopatía mitral degenerativa crónica (agrupados según su gravedad con la clasificación de la International Small Animal Cardiac Health Council) y 15 perros con insuficiencia renal crónica (agrupados según la clasificación de la International Renal Interest Society), todos ellos de propietarios particulares, fueron utilizados para evaluar la determinación del NCX-1. Dicha evaluación se realizó mediante un estudio comparativo de la expresión de los niveles del NCX-1 con una técnica de PCR cuantitativa en la sangre periférica de los tres grupos de perros (sanos, con insuficiencia cardiaca y con insuficiencia renal).

Los niveles del NCX-1 fueron estadísticamente más elevados en los perros sanos y en los que tenían valvulopatía mitral degenerativa crónica. La elevación fue moderada en los sanos y grave en los que tenían valvulopatía. No hubo elevación en los perros con insuficiencia renal crónica. En el grupo de perros con insuficiencia renal crónica no se encontró ninguna correlación entre la determinación de los niveles del NCX-1 y la azotemia.

La conclusión clínica fue que la azotemia no afecta la expresión del biomarcador cardiaco intercambiador sodio-calcio (NCX-1).

Comentario clínico
Xavier Roura, med vet, PhD, Dipl ECVIM-CA. Hospital Clínic Veterinari, Universitat Autònoma de Barcelona.

Un diagnóstico correcto y una monitorización adecuada son muy importantes para el clínico para poder planificar una estrategia terapéutica efectiva y dar un pronóstico en los perros con insuficiencia cardiaca. Actualmente, los clínicos utilizamos el diagnóstico por imagen para conseguir todos estos objetivos. Sin embargo, todos estos métodos implican un gasto económico importante y un nivel de experiencia alto en cardiología y radiología.

Por eso, la descripción de biomarcadores cardiacos efectivos puede ayudar a la detección precoz de las enfermedades cardiacas, además con la posibilidad de llevarla a cabo en la clínica de una forma rápida con una pequeña cantidad de sangre periférica. De hecho, ya se han descrito diversos biomarcadores cardiacos como el N-terminal proANP (NT-proAtrial Natriuretic Peptide) y el N-terminal proBNP (NTproBrain Natriuretic Peptide), que han demostrado ser efectivos en el diagnóstico de la insuficiencia cardiaca en perros.

Además, estos biomarcadores cardiacos permiten diferenciar los signos clínicos respiratorios asociados a una enfermedad cardiaca de los asociados a una enfermedad respiratoria. Ahora bien, frecuentemente los perros con cardiopatías son perros adultos o viejos en los que muchas veces coexisten enfermedad cardiaca y renal. Estos biomarcadores cardiacos no permiten su diferenciación o se ven influidos por la presencia de azotemia.

Este estudio aporta evidencias científicas de que el uso del biomarcador cardiaco intercambiador sodio-calcio (NCX-1) permite la diferenciación entre los perros que presentan insuficiencia cardiaca y los que presentan insuficiencia renal. Este biomarcador no se ve influenciado ni por la azotemia ni por la disminución de la filtración glomerular. Para el clínico este biomarcador cardiaco podría ser muy útil en los casos graves de disfunción respiratoria en perros con patologías cardiacas y renales, para decidir cuál puede ser el tratamiento más eficaz y dar al propietario un mejor pronóstico.

Sin embargo, este estudio tiene algunas limitaciones, la principal es que el número de perros en cada grupo es muy bajo, con lo que las conclusiones asociadas a la estadística son menos evidentes. Además, no se determinó el biomarcador cardiaco NCX-1 en perros con insuficiencia cardiaca y renal concomitante; ni se evaluó la influencia que pueda tener la furosemida en la determinación de este marcador en la sangre periférica.

Conclusiones:

Como clínicos, es importante conocer la presencia de nuevos biomarcadores cardiacos por que pueden facilitar nuestro trabajo en perros con situaciones clínicas complicadas y con enfermedades cardiacas, respiratorias o renales concomitantes. Sin embargo, a día de hoy aún nos falta la posibilidad de tener estos biomarcadores en la clínica para una determinación inmediata que nos permita beneficiarnos de su utilidad.

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