Roberto Elices Mínguez1,2,2, DVM, PhD, Dolores Pérez Alenza2, DVM, PhD, y Mercedes Morán Cuesta3, DVM
1Nutrición Animal
2Consulta de Endocrinología y Obesidad. Hospital Clínico Veterinario UCM.
3Clínica Veterinaria Mimos. Pozuelo de Alarcón
Contacto e-mail: elices@vet.ucm.es
Imágenes cedidas por los autores
La esterilización es una de las intervenciones quirúrgicas más habituales en las clínicas veterinarias. La toma de decisiones en esta cirugía principalmente viene determinada, además de por las gestaciones no deseadas/controladas, por los inconvenientes higiénicos que representan los celos en las perras ("manchan por casa"), el comportamiento y vocalización en las gatas, y en los machos (perros y gatos) por el marcaje de territorio, el control del carácter macho y por la posibilidad de escaparse en busca de una hembra receptiva. Por otra parte, existen otras causas de esterilización determinadas por la relación entre las hormonas sexuales y ciertas patologías, i.e. tumores de mama, piometra, hiperplasia prostática, etc.
Las cifras sobre animales esterilizados no están muy claras, pero se estima que por encima del 90% de los felinos y sobre el 30% de los cánidos que viven en los hogares han sido intervenidos.
Necesidades nutritivas y edad. ¿Cuándo realizamos la intervención?
La edad para realizar la cirugía preventiva de gestaciones no deseadas y control del carácter de los machos, en las dos especies, varía entre los distintos autores. En general oscila entre las 12 semanas y los 8 meses, y el valor medio se sitúa en los 5,5 meses de edad. En cualquiera de los casos, está descrito que la intervención a edades tempranas (entre las 12 y las 20 semanas) ofrece más ventajas que inconvenientes. Es interesante tener en cuenta esta situación porque a estas edades las mascotas se encuentran en la fase de máximo crecimiento y diferenciación tisular. Durante este periodo sus necesidades diarias incluyen mantenimiento y crecimiento, es decir, son más elevadas si las comparamos con un animal adulto del mismo peso.
Gata de año y medio y el mismo animal a los 6 meses. |
La otra situación con la que nos encontramos, generalmente en cánidos, es la esterilización de animales adultos. En este caso, y en animales sanos y/o no deportivos, sólo nos encontramos con las necesidades de mantenimiento.
* Dos factores que deberíamos contemplar serían las diferencias en las necesidades nutritivas y la cantidad de grasa corporal que existen entre sexos. Al igual que sucede en otros mamíferos, las necesidades de mantenimiento en las mascotas, expresadas sobre masa corporal magra, son diferentes entre ambos sexos: las hembras necesitan menos calorías que los machos. Del mismo modo se han descrito diferencias en la composición corporal entre sexos: las perras tienen un 16% más de grasa corporal que los perros. Estos dos factores podrían explicar la correlación existente entre la obesidad y el sexo en los perros; el 45% de las perras esterilizadas presentan esta enfermedad, mientras que este valor se reduce al 38% en los machos. En el caso de los gatos no hay una diferencia intersexos tan marcada, la obesidad se reparte al 50% entre los sexos.
Cambios fisiológicos asociados
Se ha demostrado que la esterilización induce un aumento de peso después de la cirugía. Aproximadamente el 31% de los felinos esterilizados tiene sobrepeso, independientemente del sexo. En el caso de los cánidos, la obesidad es dos veces más frecuente en los castrados que en los enteros.
Es difícil relacionar el incremento de peso con la esterilización, puesto que la obesidad tiene una etiología multifactorial, pero hay algunos cambios fisiopatológicos que determinan este incremento de peso, caracterizados por modificaciones en la ingestión de alimento y ciertos cambios en el metabolismo.
Incremento de la ingestión
En los gatos, el aumento en el consumo de alimento se incrementa de modo significativo a partir del tercer día poscirugía, alcanza el pico máximo de incremento en el consumo (del 78% más, respecto al gato no esterilizado) a las 7 semanas y es evidente a las 12 semanas. Estos cambios en el consumo, al igual que sucede en otras especies, son consecuencia directa de la reducción en las hormonas sexuales circulantes.
Algunos estudios han intentado correlacionar el incremento en la ingestión de alimento con una reducción de la actividad saciante de la colecistokinina (CCK), al igual que sucede en algunas mujeres obesas. El incremento posprandial de la CCK actúa como un mecanismo defensivo frente a la sobreingestión. Sin embargo, la esterilización en gatos sólo atenúa el efecto inhibitorio del consumo de alimento por parte de esta hormona intestinal.
Incremento de peso
Respecto a los cambios de peso, debidos principalmente al aumento de la grasa corporal, comienzan a las tres semanas, son significativos a partir de las 7 semanas y muy evidentes a los 9 meses de la intervención. En los gatos, este incremento de peso se ve estabilizado cuando ha alcanzado valores del 28% sobre el peso inicial.
Las variaciones de peso en los animales vienen determinadas por un desequilibrio entre la ingestión de energía y el gasto de la misma. El sobrepeso/obesidad se produce cuando el resultado de este cociente es positivo.
Se ha pensado que las alteraciones en el gasto energético podrían ser la causa del incremento de peso. Sin embargo, las diferencias en el gasto energético en reposo expresado sobre masa magra que se producen entre los gatos esterilizados y los enteros no son significativas, y por sí solas no podrían explicar los incrementos de peso, a pesar de percibir un cambio de comportamiento o actividad en los animales castrados (menor capacidad para jugar y vagabundear).
Hormonas implicadas
En todo este proceso participan varias hormonas.
Las hormonas sexuales modulan el consumo de alimento. El descenso en los niveles de los estrógenos, como consecuencia directa de la eliminación de los ovarios y los testículos (producen estrógenos a través de la aromatasa), causa una pérdida en la inhibición de la ingestión de alimento.
Por otra parte, el control endocrino de los testículos depende de algunas gonadotropinas (LH y FSH), de la prolactina (PL), de la hormona liberadora de las gonadotropinas (GnRH), de la hormona de crecimiento (GH) y del factor 1 de crecimiento dependiente de la insulina (IGF-1). Son muy interesantes las dos últimas por su relación en el desarrollo del tejido graso, la estimulación de la PL y por participar en la homeostasis de la glucosa. Además, está descrito que la PL actúa sobre el apetito por estimulación directa sobre el SNC; una hiperprolactinemia crónica induce cambios en el peso corporal como consecuencia de su efecto (aumento) sobre la ingestión de alimento.
Una vez revisadas de manera general las hormonas implicadas, ¿qué es lo que sucede en un paciente esterilizado?
1. Descenso de los niveles de estrógenos. Sus efectos ya han sido comentados.
2. Se producen aumentos de la IGF-1, a partir de la segunda semana poscirugía, como consecuencia de:
• Aumento de la secreción de LH.
• Aumento del peso, caracterizado por el incremento graso.
Este incremento de los niveles de IGF-1 es uno de los primeros factores implicados en la obesidad, puesto que promueve la hiperplasia e hipertrofia de los adipocitos, en la inhibición de la GH y está correlacionado positivamente con la hiperinsulinemia.
3. A partir de la 8ª semana se originan incrementos significativos de la PL con efectos no deseados sobre el animal:
• Intolerancia a la glucosa.
• Resistencia a la insulina.
• Hiperinsulinemia.
• Estimulación del apetito.
4. Derivado del aumento de masa grasa, los niveles de leptina se ven aumentados. La leptina se produce en los adipocitos y sus niveles plasmáticos son directamente proporcionales a la masa grasa. Sus funciones incluyen el control del apetito a nivel del SNC y el empleo de los ácidos grasos como fuente de energía. Sin embargo, en los pacientes obesos se produce un defecto del receptor en el cerebro por lo que se incrementan los niveles de esta hormona circulante favoreciendo la obesidad (por acumulación intracelular de triglicéridos y por la falta de control en la ingesta); es lo que denominamos como Síndrome de Resistencia a la Leptina. Además, sus altos niveles son también responsables de la resistencia a la insulina y por tanto de la aparición de la diabetes mellitus. Ante este panorama nos encontramos que un animal esterilizado, en el cual se puede producir un aumento de volumen+masa+peso, es un paciente potencialmente obeso.
Vista dorsal y lateral de un perro con peso ideal. |
Alimentación de los pacientes esterilizados
Por todos los factores implicados y comentados anteriormente, es recomendable comenzar un programa de manejo del peso corporal desde el mismo momento de la intervención.
No existen necesidades específicas para estos pacientes.
Desde el punto de vista nutritivo se recomienda una reducción de las necesidades energéticas de mantenimiento (M) entre un 25-30% para prevenir la aparición de la obesidad.
Una situación fisiológica particular se produce cuando esterilizamos animales jóvenes (gatos principalmente) que no han completado el crecimiento pero han alcanzado el 80% del peso adulto. En esta fase las necesidades de mantenimiento se encuentran incrementadas por el factor 1,8-2, según la raza, como consecuencia del crecimiento. No está establecido en perros y gatos, pero en Medicina Humana se ha visto que la sobrealimentación en la fase de crecimiento favorece la hiperplasia del tejido graso. Por este motivo, en nuestros pacientes esterilizados para controlar el crecimiento graso, corregimos el factor a 1,4-1,6 (aproximadamente) hasta la maduración completa, donde seguiremos el protocolo explicado anteriormente.
Si analizamos la situación del mercado de la alimentación de los animales de compañía podríamos emplear varias alternativas en estos animales:
• Alimento para animales adultos.
• Alimentos específicos para animales esterilizados. Existen varios tipos en el mercado, diferenciados por sexo y edad. Desde el punto de vista nutritivo son muy similares a los denominados light.
• Alimentos con bajo nivel energético, graso y con incrementos en fibra. Serían los denominados alimentos bajos en grasa, calorías y los light. Representan una buena alternativa por su perfil nutritivo.
Ajuste de la dieta
En general, el perfil de la dieta para estos pacientes podría ser:
• Energía: 3.100-3.200 (<3.500) Kcal EM/kgMS.
• Grasa: 7-12%/kgMS.
• Fibra dietética: 15% (>5%) kgMS.
Los bajos niveles de grasa y energía nos aseguran una reducción de la densidad energética de la ración, mientras que la fibra incrementada tiene cuatro efectos principales: diluye la energía neta de la ración, modifica la palatabilidad, nos ayuda a mantener los niveles de glucosa estables a lo largo del día y controla la saciedad por su efecto físico sobre el vaciamiento gástrico y la viscosidad intraluminal.
¿Seco o húmedo?
Estos mismos alimentos, en algunos casos, pueden encontrarse en presentación húmeda (lata) o seca. Desde el punto de vista de la saciedad, obtenemos mejores resultados con un alimento húmedo pero su relación coste por unidad de materia seca, el espacio que requiere su almacenamiento y la conformación de las heces, en algunas ocasiones, son barreras para su utilización. En gatos y en perros de razas pequeñas pueden representar una buena alternativa.
Cálculo de la ración diaria recomendada |
Con cualquiera de las opciones, siempre deberíamos ajustar las necesidades de M (energía de mantenimiento) de nuestro paciente (cada caso es particular y específico) a la densidad energética del alimento. Veamos un ejemplo: |
Manejo del propietario
Hemos comentado los cambios hormonales que se producen en los animales esterilizados. Es muy importante que el propietario comprenda y entienda los mismos. En este sentido, el veterinario tiene que enseñar al propietario de la mascota a reconocer cuál es la condición corporal ideal de su mascota.
Hay tres cuestiones muy importantes que deberíamos hacer:
1. Pesar al animal y explicarles que éste es su peso ideal. La percepción visual de su peso es mejor que la explicación oral del peso ideal, porque está demostrado que la imagen que perciben los propietarios como normal/ideal/óptima es la de una mascota con sobrepeso. Hay que permitir, o controlar en las distintas visitas, el libre acceso a la báscula en las clínicas. Los ATV tienen una importante función en el seguimiento.
2. Utilizar carteles informativos donde se refleje con imágenes cuál es la condición corporal óptima de un perro o un gato. Es la escala de valoración de D. Laflamme (1997).
3. Tomar dos fotografías, lateral y dorsoventral, del animal y guardarla en su historial. Nos sirven de comparativa para un futuro.
Otras acciones que no se nos deben olvidar son:
1. Asesorar e informar sobre las cualidades nutritivas de los distintos alimentos existentes. Se ha visto que existen grandes variaciones en la concentración energética, de hasta el 35%, entre los distintos productos presentes en el mercado.
2. Convencer de que es muy importante pesar con precisión el alimento correspondiente a la ración diaria que hemos prescrito. Las indicaciones que aparecen en las etiquetas de los alimentos ofrecen una información general y no se ajustan a nuestras recomendaciones específicas.
3. Pesar con regularidad a nuestros pacientes, asumiendo que se admiten como normales unas variaciones en el peso ideal del 3,5% en un periodo de 3 meses. Cualquier valor fuera de estas cifras es representativo de un mal manejo de la alimentación por parte del propietario y su entorno.
4. Promover una mayor actividad física de los pacientes. Se ha descrito que algunas perras esterilizadas, alimentadas a libre disposición y que realizan ejercicio diario, no incrementan su masa grasa.
5. Recordar que el alimento no es amor ni incrementa la relación mascota-propietario.
El manejo de estos pacientes nos permite reforzar nuestra imagen como clínicos y eliminar el mito de "las mascotas esterilizadas se ponen gordas", además de representar una buena oportunidad de negocio para las clínicas veterinarias.