Las enfermedades vectoriales son un grupo importante de procesos de etiología infecciosa o parasitaria producidas por parásitos, bacterias e incluso virus, transmitidas por una gran variedad de artrópodos, entre los que se incluyen garrapatas, pulgas y mosquitos, principalmente.
Su importancia radica en varios aspectos: algunas de ellas son zoonosis, su distribución geográfica es muy amplia, pueden causar cuadros clínicos de diversa consideración y a veces muy graves, y su control es siempre complejo.
El cambio climático, junto con el aumento en el movimiento de mascotas que viajan con sus propietarios, así como el elevado número de perros y gatos que son adoptados por otros países europeos han hecho que la situación epidemiológica de estas enfermedades haya cambiado considerablemente en toda Europa.
Por todo ello, conocerlas a fondo implica controlar tanto el agente como los vectores artrópodos implicados.
En esta serie de artículos intentaremos abordar los principales aspectos relacionados con el diagnóstico y control (prevención y tratamiento) de las principales enfermedades vectoriales que afectan al perro y al gato como la ehrliquiosis/anaplasmosis, bartonellosis, haemoplasmosis, filariosis, leishmaniosis, babesiosis, hepatozoonosis y borreliosis siempre, asociadas a su artrópodo vector.
Ehrliquiosis/anaplasmosis
La prevalencia de las infecciones por Ehrlichia canis (Rhipicephalus sanguineus), Anaplasma phagocytophilum (Ixodes ricinus) y A. platys (R. sanguineus) se corresponden a la distribución de sus vectores respectivos. Aunque se ha demostrado que solo el 2-4% de las garrapatas son portadoras de estos patógenos el método de elección para la prevención de estas enfermedades se basa en un control eficaz del vector ya que no existen vacunas disponibles que protejan a los perros y/o gatos frente a la infección por E. canis, A. phagocytophilum y A. platys.
Por ello se recomienda que los perros que viven en zonas endémicas de estos patógenos o que viajen a las mismas deberían protegerse frente a la infestación por garrapatas endémicas antes de hacer el viaje. La quimioprofilaxis ha resultado ser efectiva aunque debería reservarse para casos concretos (perros esplenectomizados y/o inmunocomprometidos).
Los perros que se han recuperado de una ehrliquiosis o anaplasmosis son susceptibles de padecer reinfecciones ya que no siempre se desarrolla una inmunidad protectora. También se ha observado que los patógenos de la familia Anaplasmataceae también se transmiten iatrogénicamente por vía sanguínea. Así, la sangre de los donantes debería analizarse frente a la presencia de E. canis, A. phagocytophilum y A. platys antes ser utilizada en una transfusión.
En los perros, el diagnóstico de la infección por Ehrlichia/Anaplasma se basa en la combinación de una buena historia clínica que permita establecer el potencial de exposición a la infestación por garrapatas, signos clínicos, resultados hematológicos y bioquímicos, serología (mediante inmunofluorescencia indirecta a partir de las 4 semanas de la exposición) y /o PCR (debe tenerse en cuenta que un resultado positivo en la prueba de PCR confirma la infección, sin embargo, un resultado negativo no la excluye). Los resultados positivos a estas dos últimas pruebas diagnósticas, deben interpretarse con cautela teniendo en cuenta que no solamente Ehrlichia/Anaplasma pueden ser los causantes de los signos clínicos observados. Es más, las garrapatas pueden albergar múltiples agentes infecciosos, por lo cual es posible que los perros estén infectados por varios patógenos. Este hecho complica el diagnóstico y las características diagnósticas, tanto las clínicas como las laboratoriales, ya que varían significativamente respecto de las infecciones producidas por un único agente.
Control del vector: garrapatas
La prevención frente a las garrapatas debe cubrir el periodo completo de actividad de las mismas. Los perros y los gatos deben recibir una aplicación regular de productos acaricidas.
Debe establecerse la duración de la eficacia para un producto en particular a partir del prospecto del mismo y con esta información recomendar a los propietarios el cumplimiento apropiado, explicando también los intervalos correctos de cada tratamiento. Se aconseja examinar a los animales regularmente y, particularmente, hacia el final del periodo en el que están protegidos, para estar seguros que se elimina cualquier garrapata visible y se repite el tratamiento en caso de considerarlo apropiado. Se debe recordar también que la duración de la eficacia es diferente para las diferentes especies de garrapatas, lo que refuerza la importancia de la inspección visual para verificar que el tratamiento continúa siendo eficaz.
Los pasos a seguir para evitar una infestación por garrapatas y reducir los riesgos de transmisión de enfermedades vectoriales:
En cualquier caso, existen diferentes escenarios posibles en cuanto a la infestación por garrapatas:
* Para información más detallada consultar guía nº 3 ESCCAP “Control de ectoparásitos” y la guía nº 5 ESCCAP “Enfermedades transmitidas por vectores” (clic aquí).