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Enfermedades caninas y felinas transmitidas por pulgas


Guadalupe Miró
Presidenta ESCCAP España
Imágenes Argos

Las pulgas son vectores de parásitos que causan enfermedades. En este artículo se van a describir los signos clínicos de dichas enfermedades y los tratamientos más adecuados para conseguir la recuperación del animal.

Dipilidiosis en perros y gatos

En España los estudios realizados indican una elevada presencia de este helminto parásito en la población canina (17,1-38%) y felina (3,7-33%).

Los adultos de Dipylidium parasitan el intestino delgado del hospedador definitivo (perros, gatos y ser humano), mientras que las pulgas y piojos actúan como hospedadores intermediarios y albergan la fase larvaria (cisticercoide). Los proglotis grávidos son eliminados al medio ambiente con las heces o migran hasta el ano desde la luz intestinal, y se encuentran con frecuencia en las heces. Para completar el ciclo es necesaria la presencia de artrópodos (pulgas y piojos) que actúan como hospedadores intermediarios. Las larvas coprófagas de estos insectos ingieren las formas parasitarias y los adultos desarrollan posteriormente la fase larvaria denominada cisticercoide, forma infectante para el hospedador definitivo. Tras la ingestión del artrópodo parasitado, se formarán los adultos de Dipylidium caninum en el intestino delgado de los carnívoros domésticos.

Por lo general, no suelen producir ningún signo clínico, excepto prurito anal ocasionado por los movimientos de los proglotis, lo que hace que los animales parasitados arrastren el ano para rascarse. En los casos en los que exista un elevado número de parásitos podemos observar signos inespecíficos como retraso en el crecimiento, empobrecimiento del pelo y cuadros digestivos en los que se alternan periodos de diarrea con estreñimiento. Las parasitaciones masivas por D. caninum se han asociado en algunos casos con convulsiones y ataques epileptiformes.

La mayoría de las veces, la visualización de proglotis en las heces, pelo o en la cama de los animales es el único signo que alerta al propietario.

La parasitación por pulgas o piojos debe tenerse en cuenta para descartar esta parasitosis. El diagnóstico se realiza mediante un análisis coprológico seriado para la detección de las cápsulas ovígeras (120 x 200 µm) y la observación macroscópica de las heces para poner en evidencia los proglotis con la morfología típica.

El tratamiento de elección para las cestodosis del perro y del gato es el praziquantel (5 mg/kg) y el epsiprantel (5-7,5 mg/kg), y se recomienda su administración cada 45 días en animales con riesgo de adquirir dicho parásito (colectividades con elevada incidencia de endo y ectoparasitosis).

No hay que olvidar que la dipilidiosis se transmite a partir de un artrópodo (pulgas y piojos), por lo que resulta imprescindible su control mediante la aplicación de insecticidas sobre los animales, así como en el entorno, ya que las pulgas desarrollan parte de su ciclo biológico fuera del hospedador. Una vez diagnosticada una de las dos parasitosis (dipilidiosis o infestación por pulgas o piojos) se deberá hacer un control integral de ambas, si no, los animales corren el riesgo de padecer reinfecciones o reinfestaciones posteriores.

Infección por Rickettsia en el perro

Las rickettsias, por ejemplo Rickettsia conorii, R. slovaca o R. felis, son bacterias Gram (-) intracelulares que, generalmente, causan fiebre en la fase aguda al hospedador susceptible.

Hasta hace poco, Rickettsia rickettsii era la única Rickettsia del grupo spotted fever que causaba enfermedad en el perro. Este patógeno es el responsable de la Rocky Mountain spotted fever o “fiebre de las montañas rocosas” (FMR) en el perro y en el hombre descrita en el norte, centro y sur de América. Se trata de una enfermedad aguda con diversos signos clínicos como fiebre (el más común), edema (vasculitis), hiperemia, necrosis facial o en extremidades, petequias, hemorragias y signos neurológicos. En Europa, R. conorii es la bacteria análoga a R. rickettsii y provoca en el hombre una enfermedad llamada “fiebre botonosa del Mediterráneo” (FBM). R.conorii se transmite a través de la picadura de la garrapata Rhipicephalus sanguineus. Debido a esto y a que en la cuenca mediterránea se encuentran numerosos perros seropositivos a R. conorii, el perro se considera un centinela de la enfermedad en el hombre. Históricamente, se creía que el perro sólo padecía una infección subclínica debida a R. conorii. Recientemente, se ha demostrado que algunos perros pueden padecer una enfermedad febril. Otros signos clínicos incluyen cojeras, letargia, anorexia, mialgias, linfadenomegalia, dolor abdominal (con cifosis), vómitos y diarreas. El diagnóstico se realiza demostrando la seroconversión, o por PCR. El tratamiento de elección es la doxiciclina y los perros mejoran clínicamente de forma rápida. El pronóstico es bueno.

Otras especies de Rickettsia de importancia en salud pública incluyen Rickettsia typhi, que se transmite por pulgas y causa el tifus endémico o murino.

Hemoplasmosis (micoplasmosis) felina y canina

El modo de transmisión natural de la infección por hemoplasmas (sinónimo Haemobartonella), no se ha confirmado. Sin embargo, parecen estar implicadas las pulgas y las garrapatas.

Los hemoplasmas felinos y caninos son un grupo de bacterias que se distribuye en todo el mundo, si bien su prevalencia es muy variable. En gatos, la especie más patógena es Mycoplasma haemofelis mientras que Candidatus Mycoplasma haemominutum, Candidatus Mycoplasma turicensis y Candidatus Mycoplasma haematoparvum-like son menos patógenas. En perros se ha descrito infección por Mycoplasma haemocanis y Candidatus Mycoplasma haematoparvum.

Los signos clínicos más frecuentes son palidez de las mucosas (anemia), letargia, anorexia, pérdida de peso, depresión y fiebre. La enfermedad es más común en gatos inmunocomprometidos con infecciones virales inmunosupresoras concomitantes como ocurre con el virus de la leucemia felina (FeLV) pero también puede afectar a gatos sin infección concomitante con FeLV. La enfermedad debida a la infección por M. haemocanis se considera rara en perros y se han descrito casos en perros esplenectomizados.

El diagnóstico se realiza mediante evaluación del frotis sanguíneo o con técnicas moleculares. Aparecen como pequeñas bacterias pleomórfica adheridas a la superficie de los eritrocitos en frotis sanguíneos.

El tratamiento con tetraciclinas o fluoroquinolonas permite la recuperación clínica pero, en muchos pacientes, no elimina la infección.

Bartonelosis en gatos y perros

Bartonella es un género de bacterias Gram (-) hemotrópicas de glóbulos rojos y células endoteliales.

La especie más importante es Bartonella henselae, relevante en los seres humanos como agente causante de la enfermedad del arañazo del gato. La bacteria B. henselae así como su vector principal Ctenophalides felis felis, se distribuyen por todo el mundo. Se considera que los gatos son los principales reservorios de B. henselae y B. clarridgeiae. Los vectores de muchas especies de Bartonella, sobre todo de B. henselae, son las pulgas y especialmente la pulga del gato Ctenophalides felis felis. Se ha aislado Bartonella spp. de otros artrópodos hematófagos como garrapatas y pulgas, sin embargo su papel en la transmisión no está del todo claro: para que haya infección debe producirse el contacto con las pulgas o la ingestión de sus heces durante el acicalamiento; también puede ser transmitida por la picadura de garrapatas; a través de heridas en la piel; por contacto con saliva contaminada o transmisión iatrogénica en el contexto de transfusiones de sangre. 

Aquellos animales con una probabilidad mayor de infectarse con Bartonella spp. son los gatos menores de dos años, los gatos con acceso al exterior de las viviendas, los gatos abandonados y aquellos que comparten hogar con otros gatos.

En la mayoría de las infecciones por Bartonella spp. Los gatos no presentan signos clínicos. Generalmente, se desarrolla una bacteriemia a las tres semanas de haberse producido la infección, que recidiva de forma crónica hasta los 21 meses. Los signos clínicos sólo se observan en aquellos gatos inmunocomprometidos que pueden mostrar fiebre, linfoadenopatías, gingivitis, uveitis y endocarditis, y también anemia transitoria y eosinofilia persistente.

Los hallazgos clinicopatológicos más comunes en perros pueden ser endocarditis, epistaxis, trastornos neurológicos, óseos y hepatoesplénicos así como diversas lesiones vasoproliferativas.

La prueba gold standard para el diagnóstico de la bartonelosis es el cultivo de una muestra de sangre en combinación con la PCR mediante la detección de ADN de Bartonellla en sangre, tejidos, líquido cerebroespinal o humor acuoso. La serología como prueba diagnóstica de bartonelosis clínica sólo es adecuada cuando se realizan pruebas por duplicado, ya que los anticuerpos pueden detectarse mediante pruebas serológicas a partir de los 10 a 14 días posinfección, si bien un resultado positivo solamente demuestra exposición del gato o del perro a Bartonella spp.

Muchas de las especies que infectan tanto a perros como a gatos son potencialmente zoonósicas. Las terapias disponibles en la actualidad frente a la bartolenosis reducen la bacteriemia sin eliminar el patógeno, por tanto, se recomienda aplicar el tratamiento sólo en aquellos animales que muestren signos clínicos y/o tengan contacto con personas inmunodeprimidas:

  • Doxiciclina: 10 mg/kg cada 12-24 h durante 2 a 4 semanas.
  • Amoxicilina-ácido clavulánico: 22 mg/kg cada 12 h durante 7 días.
  • Enrofloxacino: 5 mg/kg al día durante 2 a 4 semanas.

Si hay respuesta clínica tras el tratamiento en la primera semana se debe continuar el tratamiento durante 28 días una vez desaparecidos los signos clínicos. Si el animal todavía muestra signos clínicos transcurridos 7 días, la azitromicina 10 mg/kg PO al día durante 10 días aproximadamente puede ser una alternativa terapéutica.

La medida preventiva más importante frente a la infección por Bartonella spp. es una protección efectiva frente a la infestación por pulgas, con el objetivo de minimizar la presencia de sus heces en el animal y en su entorno. En aquellos hogares con personas inmunocomprometidas deben tomarse precauciones especiales: los nuevos gatos sólo deben introducirse en el hogar si son mayores de un año, se confirma que están libres de pulgas y, opcionalmente, también han resultado negativos a las pruebas de Bartonella spp.; los gatos no deberían tener acceso al exterior de la vivienda; estas personas deberían evitar las mordeduras y/o arañazos de los gatos. Si éstos ocurriesen, estas heridas deberían limpiarse y desinfectarse rápidamente.

Filariosis

Las filarias son nematodos que infectan tejidos subcutáneos y el sistema vascular de los perros y los gatos. La mayoría de las especies son transmitidas por mosquitos, y unas pocas, por pulgas y garrapatas, como Acanthocheilonema (sin: Dipetalonema) reconditum, Acanthocheilonema (sin: Dipetalonema dracunculoides).

Artículo publicado en la revista Argos 138, mayo 2012, pp. 10-12

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