Guadalupe Miró [1] y ESCCAP España [2]
1. Dpto. de Sanidad Animal, Fac. de Veterinaria, UCM
2. European Scientific Counsel Companion Animal Parasites- www.esccap.org
Las garrapatas (Acari) pertenecen a una de estas dos familias: Ixodidae, o garrapatas duras, y Argasidae, o garrapatas blandas. Las garrapatas de perros y gatos son garrapatas duras. Éstas son endémicas en casi toda Europa y hay más de 12 especies diferentes (tabla 1), con biología y distribución geográfica muy diversa.
Son parásitos en todas sus fases de desarrollo. Se alimentan exclusivamente de sangre de forma temporal, pasando de unos días a varias semanas prendidas en el hospedador. Las hembras de las garrapatas duras aumentan su peso hasta 120 veces después de ingerir sangre antes de hacer la puesta y pueden medir hasta un centímetro de longitud cuando están grávidas (se asemejan a pequeñas judías).
En Europa las garrapatas que parasitan a perros y gatos incluyen, principalmente, especies pertenecientes a los géneros Ixodes, Rhipicephalus y Dermacentor, pero también de Haemaphysalis e Hyalomma. En el norte de Europa y en Gran Bretaña, la mayoría de las garrapatas que se encuentran en perros y gatos son Ixodes spp. Las garrapatas del género Hyalomma se distribuyen en la actualidad por el sureste europeo exclusivamente.
Las especies que se encuentran en Europa son las denominadas de tres hospedadores (figura 1), ya que cada estadio se alimenta de un hospedador distinto. Tras cada alimentación, la garrapata cae al suelo para mudar al siguiente estadio y buscar posteriormente un nuevo animal, ascendiendo a las plantas con el primer par de patas extendido.
La distribución geográfica y la densidad de las garrapatas dentro de un área están generalmente determinadas por el clima/microclima y la densidad de hospedadores; por tanto, la estacionalidad actual de las garrapatas en Europa Central podría variar debido a los cambios climáticos. Por ejemplo, en Gran Bretaña y en Europa Central hay dos elevaciones típicas: una de marzo a junio; y otra de agosto a noviembre. En climas más meridionales, las especies de garrapatas como R. sanguineus y otras, son más prevalentes durante la primavera y el verano pero pueden alimentarse durante todo el año. En países del norte de Europa, R. sanguineus normalmente no puede sobrevivir en el exterior pero puede completar su ciclo biológico en las perreras y en el interior de las casas.
Figura 1. Ciclo biológico de Rhipicephalus sanguineus. |
Diagnóstico
Las garrapatas se pueden encontrar por toda la superficie corporal pero tienen predilección por las áreas ventrales y las zonas corporales de piel más fina, como cara, orejas, axilas y regiones interdigital, inguinal y perianal. La pérdida de sangre en infestaciones graves y bajo algunas circunstancias, puede desencadenar anemia.
La lesión producida por la picadura de la garrapata puede infectarse o se pueden formar microabscesos como reacción a su aparato bucal cuando ésta se extrae de forma incorrecta y parte del mismo (hipostoma) queda incluido en el lugar de la picadura.
Las garrapatas tienen mucha importancia por su papel como vectores de agentes patógenos que pueden causar una gran variedad de enfermedades (ver apartado de enfermedades transmitidas por garrapatas (ETG) y zoonosis más adelante). Se pueden observar signos clínicos compatibles con las manifestaciones de los procesos cuyos agentes patógenos han transmitido.
El diagnóstico de la infestación por garrapatas generalmente se lleva a cabo mediante la identificación de las mismas sobre el animal, aunque es más difícil detectar larvas y ninfas que adultos, ya sean machos o hembras alimentadas y grávidas. La identificación de la especie requiere cierta experiencia y se realiza en laboratorios especializados.
Si no se observan garrapatas, pueden localizarse las reacciones cutáneas próximas a la picadura o nódulos pequeños inflamatorios (microabscesos). Si ha tenido lugar la transmisión de patógenos, el diagnóstico puede ser más difícil, ya que los signos clínicos relacionados con ciertas enfermedades vectoriales pueden ser poco claros. En esta situación es muy importante tener en cuenta la posibilidad de una infestación previa mediante una historia clínica detallada.
Tratamiento
Se deben retirar rápidamente las garrapatas que estén visibles para así evitar la posible transmisión de muchas de las ETG. Hay una gran variedad de instrumentos para retirar las garrapatas que pueden utilizarse para extraer las que estén prendidas a la piel (no se debe usar aceite, ni alcohol, ni éter). Deben usarse guantes.
Generalmente, después de diagnosticar una infestación por garrapatas, se debe iniciar un tratamiento profiláctico acaricida durante el resto de la estación de riesgo en el paciente y en los animales que convivan con él. La lista de antiparasitarios externos de uso veterinario registrados en nuestro país en perros y gatos se encuentra disponible en la sección de ESCCAP en Portal Veterinaria Argos.
Aunque se han descrito eficacias reducidas de algunos insecticidas y acaricidas utilizados en animales hasta la fecha, en Europa, no ha habido casos donde se haya podido demostrar un fallo terapéutico causado por poblaciones resistentes de garrapatas.
Prevención y control continuado: el animal y el ambiente
El tratamiento del medio ambiente con acaricidas es casi siempre imposible para las garrapatas ya que los estadios que no viven en el hospedador están ampliamente distribuidos en el exterior y en lugares inaccesibles.
En el animal, la profilaxis frente a las garrapatas debe cubrir el periodo completo de actividad. Así, hay que considerar tanto las diferencias geográficas como climáticas a lo largo de Europa lo que conlleva diferencias en prevalencia y estacionalidad del parásito.
Se aconseja examinar a los animales regularmente, y en particular, hacia el final del periodo en el que están protegidos, para estar seguros de que se elimina cualquier garrapata visible y se repite el tratamiento en caso de considerarlo apropiado. Se debe recordar también que la duración de la eficacia es diferente para las diferentes especies de garrapatas, lo que refuerza la importancia de la inspección visual para verificar que el tratamiento continúa siendo eficaz.
Los perros y los gatos que viajen a áreas endémicas de garrapatas y ETG también deben recibir una aplicación regular de productos acaricidas, particularmente si estas ETG no son endémicas en su país. Debe establecerse la duración de la eficacia para un producto en particular a partir del prospecto y con esta información “educar” a los propietarios para alcanzar un alto grado de cumplimiento, explicando también los intervalos correctos de cada tratamiento.
Por sus hábitos de aseo, los gatos suelen padecer menos ETG que los perros. Aun así, cuando las garrapatas son un problema en los gatos deben ser controladas con un acaricida apropiado. Advertencia: los piretroides sintéticos o amidinas son tóxicos para los gatos.
De forma general, para evitar una infestación por garrapatas y reducir el riesgo de ETG, debe evitarse o limitarse el acceso a zonas con una alta densidad de garrapatas o en épocas del año cuando las garrapatas tienen una gran actividad. Igualmente se debe inspeccionar a los animales para la búsqueda activa de garrapatas (a la vuelta del paseo) y eliminarlas mediante el uso de acaricidas de acción residual y resistentes al agua.
Recomendaciones para evitar la infestación
Enfermedades transmitidas por garrapatas (ETG) y zoonosis
El veterinario debe comunicar los protocolos para el control de infestaciones por ectoparásitos al personal de la clínica y a los propietarios de animales de compañía.
La transmisión de patógenos puede producirse a través de la saliva cuando la garrapata se alimenta, o más raramente, después de que los animales ingieren la garrapata, como es el caso de Hepatozoon spp. Es decir, no hay un riesgo directo de contagio de ETG con las garrapatas que están prendidas en un perro o gato, si bien las garrapatas que se extraen manualmente de un perro o gato deben destruirse cuidadosamente (mediante calor o acaricidas a concentraciones altas). Algunos patógenos pueden ser transmitidos desde la hembra grávida a toda la progenie (en todos sus estadios evolutivos) y en otros casos, sólo entre un estadio evolutivo y el siguiente cuando se alimentan.
La importancia de las garrapatas como vectores transmisores de patógenos varía según la especie y en algunos casos, según la localización geográfica. La tabla 2 resume las ETG en Europa (para más información sobre ETG consultar la Guía nº 5 ESCCAP: Control de enfermedades transmitidas por vectores en perros y en gatos).
Conclusión
Se debe fomentar la cooperación entre los profesionales de la medicina humana y veterinaria y subrayar sus beneficios especialmente en el caso de zoonosis potenciales. Los propietarios de animales de compañía deben recibir información sobre los riesgos sanitarios potenciales de una infestación parasitaria, no solamente para sus animales sino también para los miembros de la familia y las personas que viven en el mismo entorno.