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Adenocarcinoma pulmonar en una cobaya


Miguel Pérez González
Servicio de Animales Exóticos
Centro Médico Veterinario Delicias
Imágenes cedidas por el autor

La cobaya (Cavia porcellus), se ha domesticado en Suramérica desde el año 500-1000 d.C. para su utilización en ceremonias religiosas y como alimento. Hace unos 400 años que llegó a Europa, y se consolidó como mascota y animal de laboratorio, pero no para consumo. Existen tres estándares de cría: la inglesa, la abisinia y la peruana; y 13 razas reconocidas por la Asociación de Criadores de Cobayas Americana (www.acbaonline.com). Es una mascota vivaz y cariñosa, sobre todo si se manipula desde joven. Las cobayas son animales gregarios, por lo que es mejor mantenerlas en grupo. Son muy sensibles a los cambios de dieta y de ambiente, por lo que un mal manejo puede originar una patología. Al igual que los seres humanos y alguna especie de murciélago, las cobayas son incapaces de producir por sí mismas vitamina C a partir de la glucosa, debido a la carencia de L-gluconolactona oxidasa. Son roedores que pertenecen al suborden de los histricomorfos y poseen una dentición de raíz abierta, por lo que sus dientes crecen durante toda la vida.

Alimentación

Las cobayas son herbívoros monogástricos y necesitan una dieta rica en fibra que les sirve para desgastar los dientes y mantener un buen tránsito intestinal.

Un ejemplo de dieta para una cobaya adulta (>6 meses) sería:

  • 75 % heno de buena calidad.
  • 20 % pienso para cobayas.
  • 5 % verduras ricas en vitamina C (endivias, col, espinacas, perejil, remolacha).
  • Frutas y cereales sólo como premio.
  • 10 mg/kg ácido ascórbico al día.

Los menores de seis meses y las hembras en gestación deberían disponer de pienso para jóvenes o heno de alfalfa, que les aportan el calcio necesario para su crecimiento, y 30 mg/kg de ácido ascórbico.

Recuerdo anatómico del aparato respiratorio de la cobaya

Las cobayas poseen una cavidad oral pequeña y estrecha, con un paladar blando que se extiende hasta la base de la lengua, la cual es tan larga que cubre la mayor parte de la boca y la orofaringe. El paladar blando posee un pequeño orificio llamado ostium palatino que comunica la faringe con la orofaringe.

La laringe de estos roedores descansa dorsalmente sobre la orofaringe, que está en estrecha relación con la nasofaringe (son respiradores nasales obligatorios). Debido a esto su intubación es muy difícil y se realiza por endoscopia.

Estas características anatómicas hacen que las cobayas sean propensas a padecer patologías respiratorias como las contaminaciones bacterianas.

Su laringe está formada por cinco cartílagos (el epiglótico, el tiroides, el cricoides y los dos aritenoides). Carecen de ventrículo laríngeo y poseen un pliegue bucal pequeño.

El pulmón derecho está compuesto por tres lóbulos y el izquierdo por cuatro.

El timo se localiza alrededor de la tráquea en lugar de encontrarse en la cavidad torácica, como sucede en otros roedores.

Los pulmones de las cobayas son pequeños porque el corazón ocupa la mayor parte de la cavidad torácica.

Una característica inusual de estos animales es la posibilidad de encontrar espículas óseas de diferente grado de osificación en el parénquima pulmonar, que pueden malinterpretarse con aspiración de un cuerpo extraño o una metaplasia ósea tumoral, pero son hallazgos radiológicos normales. Este fenómeno se ha descrito también en visones y en varias especies de aves.

Historia clínica y anamnesis

Se presenta en nuestra consulta de animales exóticos una cobaya macho de raza inglesa de 10 meses de edad, con taquipnea y respiración abdominal. Es un animal joven que vive solo y su alimentación consiste en una mezcla de semillas, heno, fruta y verdura.

La cobaya viene remitida por otra clínica en la que se ha estado tratando por un cuadro de dificultad respiratoria. Se le instaura un tratamiento compuesto por trimetoprim-sulfa, ibafloxacina, vitamina C y alimentación forzada con un alimento apropiado. El animal mejora con el tratamiento, pero en cuanto los dueños lo suspenden, vuelve a presentar la misma sintomatología.

En el examen clínico se detecta una leve pérdida de peso: el animal pesa 800 g (900-1.200). El descenso de su condición corporal es debido a la anorexia producida por la dificultad respiratoria y la taquipnea. Su frecuencia respiratoria es de 120 rpm (40-100) y tras su manipulación le aumenta a 148 rpm, además de presentar respiración abdominal. La temperatura rectal es de 40 ºC (37,5-39,5).

A la auscultación se escuchan sonidos tanto inspiratorios como espiratorios y no se observan secreciones nasales al comprimir los orificios nasales.

Diagnóstico y tratamiento

Después de la exploración física y tras observar el cuadro respiratorio que presenta el animal, se decide realizar un estudio radiológico del tórax (figuras 2 y 3).

Figuras 2 y 3. Proyecciones laterolateral (izquierda) y ventrodorsal (derecha) de la cavidad torácica. Se observa un patrón difuminado del corazón con opacidad del tórax craneal. Existe un marcado patrón bronquial y en la vista ventrodorsal se observa la lesión localizada en el hemitórax derecho (estómago en el lado izquierdo).

La imagen difuminada que se observa en las radiografías de la cavidad torácica puede ser compatible con líquido libre en la pleura, bronconeumonía o una masa tumoral, pero no se puede diferenciar entre uno u otro mediante la radiografía. Debido a esto y al estrés por manipulación, se decide administrar un tratamiento en función de los síntomas, la anamnesis y la edad del paciente. Así, se administran 4 mg/kg de furosemida (20 mg/2 ml) y 10 mg/kg de teofilina (40 mg/ml) vía intravenosa (vena safena) y un tratamiento vía oral para administrar en casa por los propietarios a base de ibafloxacina 15 mg/kg PO cada 12 horas, doxiciclina 2,5 mg/kg PO cada 12 horas (50 mg/5 ml), vitamina C 30 mg/kg, así como alimentación forzada con un alimento apropiado. Si las cobayas no necesitan cuidados intensivos es preferible no hospitalizarlas, para evitar el estrés que esto conlleva.

En las tablas 1 y 2 aparecen las posibles causas de enfermedad respiratoria en cobayas y los antibióticos más usados.

A los dos días la cobaya vuelve a la consulta porque su apetito es menor (ha perdido 5 g) y presenta síntomas de dolor (bruxismo, heces escasas y disminución de movimientos). Se le prescribe 1 mg/kg de meloxicam subcutáneo (5 mg/ml) e ibuprofeno 10 mg/kg PO cada 4 horas (100 mg/5 ml). Si no se produce una mejora, se recomienda a los propietarios realizar una ecografía torácica para diferenciar entre neumonía, líquido y masa.

A los tres días, al no producirse una evolución favorable, se realiza la ecografía torácica. Para este procedimiento, el animal es sedado con 1 mg/kg de butorfanol SC (10 mg/ml). Con la sedación se reduce la taquipnea y el estrés por manipulación. Se coloca al animal en decúbito esternal y se utiliza la ventana intercostal para visualizar el tórax mediante una sonda microconvex de 7,5 MHz.

Se observa que la imagen difuminada coincide con una masa bien diferenciada de aspecto heterogéneo con zonas cavitarias que es compatible con una neoplasia pulmonar (figuras 4 y 5).

Figuras 4 y 5. Imágenes ecográficas de la masa de 2,63 x 3,14 cm de tamaño con un aspecto cavitario y heterogéneo.

Llegados a este punto y debido a la evolución desfavorable del paciente se opta por la eutanasia.

Estudio post mortem

Se realiza la necropsia inmediatamente tras su eutanasia. A nivel macroscópico se observa la presencia de líquido libre en la cavidad pleural de un aspecto blanco lechoso que es compatible con un exudado purulento, además de la masa tumoral adherida a estructuras como el diafragma (figuras 6 y 7). Al corte de la masa, se aprecian las cavidades que se observaban en la ecografía llenas del mismo líquido blanco lechoso que había en la pleura. Se envían muestras de tejido al laboratorio para realizar un estudio histopatológico.

Figura 6. Se observa el comportamiento agresivo del tumor frente a estructuras como el diafragma y el colapso del pulmón, lo que produjo el cuadro de dificultad respiratoria.
Figura 7. Imagen del tumor una vez extraído y seccionado.

Diagnóstico histopatológico

En el estudio histopatológico se observa un adenocarcinoma pulmonar escirroso bronquial con inflamación purulenta; la masa invade el diafragma. La infección se considera secundaria al tumor; por eso se produjo una mejora con los antibióticos, ya que esto es frecuente en tumores malignos.

Discusión sobre posibles tratamientos

En los casos en los que es viable tanto por el pronóstico como por la disponibilidad de los propietarios, está descrito tanto el tratamiento quirúrgico como el quimioterápico.

Tratamiento quirúrgico

Toracotomía: esta cirugía se convierte en un reto ya que se necesita una vía aérea para realizarla. En el caso de no poder intubar hay que realizar una traqueotomía.

Traqueotomía: esta técnica consiste en realizar una incisión de 1-1,5 cm en la línea media cervical ventral, diseccionar el subcutáneo hasta identificar el músculo esternocefálico y separar los músculos evitando dañar los vasos tiroideos hasta identificar la tráquea. Una vez identificada, se disecciona el tejido peritraqueal, evitando dañar el nervio laríngeo recurrente. A continuación, se sutura con nylon 3/0 alrededor del cartílago traqueal craneal y caudalmente a donde se incide a modo de suturas de tensión que permiten exteriorizar la tráquea. Cuando se visualiza la tráquea se incide sobre ella de forma transversal y se coloca un traqueotubo estéril de 1,5-2 mm. Una vez finalizada la cirugía se extrae el tubo y se deja cicatrizar por segunda intención.

Si la masa es lo suficientemente pequeña se realiza una aproximación estándar entre la sexta y la octava costilla, como en cualquier pequeño mamífero. Se exterioriza el lóbulo pulmonar que contiene el tumor, se localiza el hilio del lóbulo pulmonar, se suturan los vasos mediante doble ligadura y el bronquio mediante sutura transfixante. En lugar de la sutura se pueden usar hemoclips. Al suturar se mantiene el tubo de toracotomía para conservar la presión negativa y se retira a las 24 horas.

Para las masas de mayor tamaño es preferible realizar una esternotomía medial. Se coloca al paciente en decúbito dorsal y se incide de forma rutinaria a excepción de la incisión en la unión de la costilla con la estérnebra (en vez de directamente en la estérnebra) debido a que son muy finas. Después de extirpar la masa como se ha descrito anteriormente, se sutura utilizando un monofilamento absorbible siguiendo un patrón de figura en ocho.

Esta técnica se utiliza también en caso de abscesos pulmonares, ya que al ser el pus de naturaleza más densa, no se produce respuesta a los tratamientos antibióticos.

Tratamiento quimioterápico

Existe un estudio en el que se utiliza mitomicina C en inyección intratumoral que produce la regresión de dos carcinomas en cobayas. La mitomicina C es un antibiótico derivado de la bacteria Streptomyces caespitosus, que cuando se activa actúa como agente alquilante del ADN. En medicina humana se usa en inyección intravenosa para el tratamiento de tumores gástricos, de colon, de pulmón, etc.

Conclusión

La bronconeumonía purulenta presenta consolidación y secreción que pueden ser confundidas con una masa. En este trabajo se observa cómo la ecografía torácica se convierte en una herramienta imprescindible en la diferenciación entre consolidación pulmonar por neumonía infecciosa y la patología tumoral que presenta el paciente. Además, el cuadro se complica por la infección secundaria al tumor que se controló con el primer tratamiento antibiótico.

El adenoma pulmonar broncogénico es un tumor común en cobayas. Lo padecen aproximadamente el 30% de las cobayas mayores de tres años, pero a veces también se han reportado carcinomas alveolares o bronquiales. o

Bibliografía

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