Raúl Bas Cea
CV San Luis. Cardiología-Oftalmología Valencia
vetsanluis@outlook.es
Imágenes cedidas por el autor
La palabra malacia proviene del griego “malakia” que en términos médicos quiere decir ablandamiento del componente óseo o cartilaginoso de una estructura del organismo.
La broncomalacia es una enfermedad que se caracteriza por debilidad de la pared y disminución dinámica de la luz de los grandes bronquios durante la espiración. Es más frecuente en individuos de edad media y viejos. Genera síntomas crónicos como tos, disnea, aumento de infecciones y también puede evolucionar a fallo respiratorio crónico y muerte.
Atendemos a un caniche hembra de 10 años de edad, de 6,5 kg de peso por tos crónica constante tanto diurna como nocturna incapacitante para la perra y extremadamente molesta para el dueño por la continuidad y cronicidad.
En el examen físico la paciente presenta una auscultación cardiopulmonar normal, sin soplo cardiaco audible, con temperatura normal y presión arterial en valores normales. No se detectan cambios de tono en los ladridos ni se palpan adenomegalias cervicales y el propietario no observa intolerancia al ejercicio sino solo tos; no refiere otros síntomas.
Tras practicarle radiografías laterolaterales en fase inspiratoria y espiratoria y ventrodorsales descartamos la presencia de colapso traqueal. Observamos un leve aumento de densidad (patrón intersticial en lóbulos diafragmáticos en la proyección LL) y pérdida de la continuidad o interrupción súbita del bronquio izquierdo principal en los lóbulos caudales. No hay alteraciones vasculares visibles y el tamaño cardiaco VHS es normal (figuras 1 y 2). La analítica sanguínea, hemograma y bioquímica es normal.
Figura 1. Radiografía laterolateral del tórax. |
Figura 2. Radiografía ventrodorsal del tórax. |
Decidimos realizar una traqueobroncoscopia para evaluar la laringe (descartar una parálisis laríngea), tráquea y árbol bronquial (figura 3) y practicar un lavado broncoalveolar.
Figura 3. Colapso bronquial. |
Observamos en ella un óptimo movimiento laríngeo tras estimularla con doxapram IV; la tráquea presenta una forma y un color normales por lo que descartamos definitivamente el colapso traqueal, pero al examinar los bronquios principales de los lóbulos caudales observamos un colapso completo de dichos bronquios, colapso dinámico, es decir, se colapsan según la fase respiratoria de la paciente y llegan a obliterar por completo las vías respiratorias. Además visualizamos moco bronquial y realizamos el lavado broncoalveolar en distintos lóbulos pulmonares. Dicho lavado no proporcionó datos de interés clínico; la celularidad indicaba que el lavado se realizó en la zona adecuada y con un cultivo negativo, sin signos de inflamación ni de infección, sin células neoplásicas ni parásitos pulmonares; tampoco se evidenció eosinofilia significativa.
Decidimos instaurar un tratamiento con codeína 2 mg/kg tres veces al día y acetato de metilprednisolona en dosis antiinflamatoria, así como iniciar la administración de budesonida 200 μg dos veces al día y evaluar al paciente en tres semanas.
Pasado ese tiempo la perra presenta mucha menos tos, duerme por las noches de forma continuada aunque con algún episodio de tos, y por el día la tos ha disminuido muchísimo. Por este motivo decidimos dejar de administrar la metilprednisolona y continuar con la codeína a la misma dosis pero dos veces al día, y bajar la budesonida inhalada a dos veces al día y volver a evaluarla tres semanas más tarde (figura 4).
Figura 4. Paciente recibiendo inhaladores. |
De nuevo evaluamos a la paciente a las tres semanas previstas y el propietario comenta que empieza a notar mayores episodios de tos sobre todo nocturna por lo que decidimos subir la budesonida inhalada a 400 μg dos veces al día y cambiar la codeína por butorfanol por la noche como antitusivo a una dosis de 0,05 mg/kg vía IM que el propietario aplica en casa con jeringa de insulina.
Tres semanas más tarde el propietario nos comenta que la perra no tose nada ni de día ni de noche, duerme perfectamente sin estar sedada y está alerta, activa con buena condición corporal y una calidad de vida óptima pero nos avisa de que ha intentado suprimir unos días la budesonida inhalada y de nuevo ha recidivado su tos.
Mantenemos pues a la paciente durante dos meses con una minidosis de butorfanol nocturno IM y bajamos finalmente la dosis de budesonida inhalada a 200 μg dos veces al día. Posteriormente hacemos un intento por suprimir los fármacos pero la tos recidiva de inmediato por lo que decidimos mantener a la perra con dicha medicación como tratamiento crónico de la broncomalacia que presenta. No ha manifestado ningún efecto secundario a nivel clínico ni a nivel sanguíneo en el año largo de tratamiento que lleva y presenta una calidad de vida más que óptima.
En muchas ocasiones el colapso bronquial en perros de razas pequeñas va asociado a enfermedad valvular degenerativa y en otras muchas, a una traqueomalacia, pero como hemos visto en este caso clínico puede existir de forma independiente sin que el paciente presente dilatación auricular izquierda ni colapso traqueal en el estudio radiográfico torácico.
En nuestro caso el lavado broncoalveolar no tuvo relevancia aunque lo habitual es encontrar inflamación en la citología de las vías respiratorias.
El diagnóstico de la broncomalacia requiere broncoscopia o fluoroscopia, pero el examen detallado radiográfico de la carina e inicio de los bronquios principales caudales puede ayudar a decidir si hacer la broncoscopia.
Se trata de una enfermedad crónica que requiere un tratamiento crónico (en ocasiones pulsado, periódico y en otras continuado) y se puede manejar con antitusivos como codeína o butorfanol (0,05 mg/kg IM) y corticoide inhalado (budesonida o mejor incluso, fluticasona) durante largos periodos de tiempo sin efectos secundarios con mejoría clínica evidente (siempre que la tráquea no esté implicada, de otro modo, la evolución no será tan buena como esperamos).
En medicina humana consideran la traqueobroncoplastia (que consiste en una plicatura y un reforzamiento con malla de polipropileno de la pared posterior para evitar la protusión espiratoria hacia la luz de la vía aérea) y utilizan stents en Y metálicos, de silicona o híbridos en ocasiones aunque también utilizan tratamiento farmacológico (antes de intentar intervenciones) para controlar el broncoespasmo y el asma.
El autor quiere agradecer la colaboración de la Clínica Veterinaria Serrería.