Simón Martí Angulo
Fundación ONCE del perro Guía
Camino de Alcorcón, sn. Boadilla del Monte (Madrid)
simonmarti@plutos.e.telefonica.net
Podemos definir la distocia como el nacimiento difícil o la incapacidad para la expulsión de los fetos sin ayuda externa.
En la práctica no siempre es fácil diferenciar un parto normal de un parto distócico. El manejo de la distocia en la perra es, sin duda, uno de los retos del veterinario clínico, ya que llevarlo a cabo correctamente puede evitar la realización de una cesárea pero también dar lugar a la muerte de los fetos e incluso de la madre.
La distocia puede estar causada por factores que dependen de la madre o del feto, aunque en algunas ocasiones pueden coexistir ambos tipos.
En la especie canina su frecuencia está también relacionada con la raza, con porcentajes próximos al 100 % en razas miniatura y braquiocefálicas.
En este grupo incluimos:
La inercia uterina primaria se produce por un fallo del útero para iniciar las contracciones expulsivas: la madre se queda en la fase 1 del parto, o de dilatación, y no pasa a la fase 2, o fase de expulsión.
En la inercia uterina secundaria se producen contracciones de tipo expulsivo pero, por cualquier causa —como que se obstruya el canal del parto o que la camada sea muy numerosa—, se produce el cese de las contracciones por agotamiento del músculo uterino.
Las principales causas de distocia de origen fetal son:
La presentación normal del feto puede ser anterior o posterior, y los miembros anteriores y posteriores, así como la cabeza, deben estar correctamente extendidos.
Según nuestra experiencia clínica, la madre tiene mayor dificultad al expulsar al feto en la presentación posterior, lo que puede dar lugar a un aumento en el riesgo de muerte neonatal.
La presentación transversal se produce en un número importante de las distocias de origen fetal, y da lugar a que el parto se interrumpa.
En la figura 1 se ven cuatro cachorros y se aprecia cómo el más caudal está empezando a rotar aproximándose al canal del parto.
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Figura 1. Radiología de abdomen de una perra gestante a término. |
Los principales signos clínicos indicativos de distocia son:
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Figura 2. Presentación bicornual en una perra con un solo cachorro, en la que fue necesario realizar una cesárea. |
Es muy importante realizar un examen clínico completo evaluando la temperatura rectal, el ritmo cardiaco, el número de respiraciones por minuto y el grado de hidratación.
Hay que confirmar que la perra está gestante, ya que a veces el propietario cree que lo está pero no es así. Tenemos que evaluar el canal vaginal para comprobar si hay algún feto, y comprobar también si existen bridas o estrechamientos.
El estudio radiológico nos dará datos del número de cachorros y sus posiciones, y la ecografía nos servirá para evaluar el sufrimiento fetal y para saber si alguno de los fetos estuviera muerto.
El ritmo cardiaco de los fetos es superior a los 200 ppm (figura 3). Y, además, debe estar por encima del doble de las pulsaciones de la madre en el momento de la realización de la ecografía. Por debajo de 180 ppm consideramos que hay estrés fetal claro, mientras que 160 ppm es el límite que nosotros aconsejamos para realizar una cesárea de urgencia.
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Figura 3. Fetos sin sufrimiento fetal: las pulsaciones son superiores a 200 ppm. |
La distocia se puede tratar en los siguientes casos [1]:
Consiste en la extracción, siempre cuidadosa, de un cachorro que se encuentre atascado o retenido en el canal del parto, y siempre que podamos resolver el problema con el mínimo riesgo para la madre.
Nos podemos ayudar lubricando el canal del parto con sustancias lubricantes como la vaselina estéril y evitando la utilización de instrumentos de tracción, como los fórceps o cualquier tipo de pinza que pueda ejercer tracción. Vamos a intentar modificar la situación del cachorro para solucionar los problemas derivados de malposiciones fetales, del tamaño excesivo del feto o de patologías fetales como pueden ser el anasarca o malformaciones fetales de distintos tipos (figura 4) como, por ejemplo, el linfoedema congénito hereditario [2].
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Figura 4. Cachorro malformado que causó una distocia fetal. |
Para el tratamiento médico nos vamos a basar en la administración del gluconato cálcico y de oxitocina. Para tratar las distocias debemos basarnos en los resultados de la evaluación clínica. Generalmente, la administración de calcio aumenta la fuerza de la actividad del miometrio, y la oxitocina aumenta la frecuencia de las contracciones miometriales [3].
Previamente a la administración de calcio y oxitocina instauramos una fluidoterapia con fluidos glucosados del 10 % al 20 % en dosis de mantenimiento. Empezaremos con la fluidoterapia 30 minutos antes de iniciar la administración de gluconato de calcio y de oxitocina.
Cuando detectamos contracciones uterinas débiles, podemos administrar gluconato cálcico al 10 % (0,465 mEq Ca++/ml) subcutáneo en una dosis de 0,22 ml/kg. Preferimos la administración subcutánea ya que es efectiva y no da lugar a los problemas producidos por las arritmias que aparecen cuando lo utilizamos vía intravenosa. La administración subcutánea de soluciones de calcio presenta un riesgo que podemos considerar pequeño debido a la formación de granulomas en el sitio de la inyección. Por eso recomendamos repartir la dosis en diferentes puntos de aplicación.
El calcio incrementa las contracciones uterinas, por lo que en muchas ocasiones puede no ser necesaria la aplicación de oxitocina. El gluconato de calcio lo podemos volver a administrar cada 4-6 horas para mantener la intensidad de las contracciones uterinas, o bien antes de la expulsión de cada cachorro.
A continuación del gluconato de calcio podemos administrar oxitocina (10 USP u/ml) [3] cuando las contracciones uterinas son menos frecuentes y menos intensas de lo normal, y los ritmos cardiacos fetales son normales (190-220 latidos por minuto o, al menos, dos veces el ritmo cardiaco de la madre). Se ha demostrado que dosis de oxitocina inferiores a las usadas normalmente, administradas con mayor frecuencia (0,5-2,0 unidades por hembra vía intramuscular o subcutánea) [3], son eficaces igualmente para mejorar la calidad y la frecuencia de las contracciones miometriales, sin provocar efectos negativos no deseados. Podemos repetir la dosis de oxitocina en dosis bajas hasta tres veces por cachorro.
Los posibles efectos secundarios derivados de elevadas dosis de oxitocina son la prolongada contracción del miometrio que da lugar a una tetanización del músculo, el compromiso fetal o la muerte como consecuencia de la interrupción del flujo sanguíneo vía umbilical, la ruptura uterina, el desprendimiento prematuro de la placenta o del feto y la vasodilatación e hipotensión materna [4,6].
Según nuestra experiencia clínica, la administración de glucocorticoides puede suponer una ayuda importante en el tratamiento de la distocia. Podemos utilizar la dexametasona a dosis de 0,4 mg/kg ya que disminuye la inflamación en el cuello uterino y el canal del parto, aumentando la viabilidad de los neonatos y la maduración del hígado del feto [1]. También se puede utilizar la metilprednisolona en dosis de 2 mg/kg vía IV.
Algunos autores han propuesto la hipoglucemia como causa de la inercia primaria, especialmente en las razas miniatura de perros, con valores por debajo de 70 mg/dl.
Suele ser necesario en el 60-80 % de los casos de perras y gatas. Antes de llevar a cabo la cesárea debemos asegurarnos de que la hembra no presenta shock, deshidratación, desequilibrios electrolíticos o anomalías hemáticas o bioquímicas [5,6].
Protocolo para el manejo médico de la distocia
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En la perra recomendamos iniciar el tratamiento con la administración de fluidoterapia con fluidos glucosados al 5 %. A continuación indicamos la administración de una dosis de gluconato cálcico ya que, según nuestra experiencia clínica, en muchos de los casos la aplicación de gluconato cálcico es suficiente para iniciar las contracciones de expulsión de manera efectiva. Si esto no fuera suficiente y no se activaran las contracciones de expulsión, continuaríamos con el tratamiento de oxitocina. En la perra se recomienda la aplicación de oxitocina en dosis bajas a intervalos de 20-30 minutos hasta que se hayan expulsado todos los cachorros, pero siempre a continuación de los fluidos glucosados y del gluconato cácico. Si esto no funciona, se recomienda la intervención quirúrgica [1,6]. |
Bibliografía