Cuando crees que lo has visto todo, va el parlamento británico y vota para rechazar la ley europea que reconoce que los animales sienten dolor y emoción. 313 votos, frente a los contrarios 295, tienen la culpa del enorme paso atrás que dará Reino Unido en materia de bienestar animal como parte del proyecto de ley de su retirada de la Unión Europea, más conocido como brexit.
Y, ojo, que las normas de bienestar animal de la OIE en las que se basa la UE no son baladí. De hecho, son las únicas normas de aplicación mundial y con base científica e implicación en el comercio que están acordadas por las naciones de todo el mundo.
Están basadas en las “Cinco libertades” publicadas en 1965 para los animales que se encuentran bajo el control del ser humano: libres de hambre, sed y desnutrición; de miedos y angustias; de incomodidades físicas o térmicas; de dolor, lesiones o enfermedades; y libres para expresar las pautas propias de comportamiento.
Las reacciones a la votación británica no han tardado en aparecer. Así, el vicepresidente de la British Veterinary Association, Gudrun Ravetz, ha mostrado su preocupación al respecto. Y no es para menos: a consecuencia del brexit, a partir de marzo de 2019 la normativa europea no se aplicará en Reino Unido y, por lo visto, por arte de magia sus animales ni sentirán ni padecerán.
Llama poderosamente la atención que esta situación coincida en el tiempo con el momento en que el Consejo General de Colegios Veterinarios de España organiza una conferencia sobre bienestar animal en la que quedó patente que la sociedad española ha evolucionado y se ha concienciado en este sentido.
Por todos es sabido que la sociedad británica tradicionalmente se ha caracterizado por ir por delante de nosotros en este asunto. Lástima que nuestros colegas de aquellos lares vayan a estar lastrados por esos 313 votos emitidos por quienes, a pesar de tener la función de representar a los ciudadanos con responsabilidad, hacen caso omiso de lo que la ciencia demuestra hasta el punto de convertir en ley, y de lo que su propia sociedad asumió hace mucho como una verdad irrefutable.