Para la realización de las múltiples y variadas funciones de los perros de trabajo, es fundamental seleccionar perros que sean estructuralmente equilibrados y capaces de demostrar fuerza, coordinación y agilidad. Para ello, se deben evaluar características como el tamaño, la estructura esquelética axial y de la cabeza, el tamaño y la conformación del pecho y la angulación de las extremidades torácicas y pélvicas para seleccionar la combinación óptima que se adapte a las tareas a las que se asignará cada perro.
Esta revisión brinda orientación sobre cómo evaluar cada uno de estos componentes estructurales y analiza las contribuciones de esas partes del cuerpo a la función de un perro de trabajo. La anatomía detallada de todos los perros, incluidos los huesos, músculos, tendones, ligamentos, inervación y vasculatura, es la misma. Sin embargo, las formas en que esos componentes varían y se combinan en cada raza, dando como resultado su tamaño y forma, constituyen la estructura. Los perros tienen la mayor diversidad morfológica de todos los mamíferos. Además, la morfología craneal y de las extremidades de los Canis familiaris es más variable que en todas las otras especies de cánidos combinadas. Esas diferencias surgen de las funciones para las que se desarrolló originalmente cada raza, combinadas con características seleccionadas a lo largo de los siglos XX y XXI. Cómo esa estructura se relaciona con la función en perros de trabajo es el tema de esta revisión.
Los requisitos estructurales de los perros de trabajo actuales son bastante variados porque estos perros realizan una amplia variedad de funciones. Los perros de trabajo pueden necesitar la fuerza para acelerar de forma repentina o para saltar una barrera alta, pero también pueden requerir la resistencia física para estar de pie o caminar todo el día. Los perros de trabajo pueden necesitar buscar sobre escombros o en circunstancias ambientales difíciles, como calor abrasador o condiciones gélidas, a menudo con chalecos antibalas pesados. También pueden pasar el día detectando olores específicos entre miles de otros, lo que requiere una concentración mental intensa, algo físicamente agotador. De hecho, es posible que se requieran varias funciones diferentes en el mismo perro.
Tras el estudio de las diferentes regiones anatómicas del perro que influyen en el desarrollo de sus funciones, se concluye que hay muchos componentes de la estructura que pueden afectar a la capacidad de un perro de trabajo para lograr sus funciones óptimas y tener una carrera larga y sin lesiones. Es importante tener en cuenta estos componentes al seleccionar un perro adulto como perro de trabajo. Los criadores de futuros perros de trabajo deben considerar seriamente la selección de las características que permitirán a estos perros destacar en su trabajo y vivir una vida larga y productiva.
Chris Zink and Marcia R. Schlehr. Working Dog Structure: Evaluation and Relationship to Function. Front. Vet. Sci., 20 October 2020 | https://doi.org/10.3389/fvets.2020.559055.