La cobalamina o vitamina B12 es una vitamina hidrosoluble clave responsable de múltiples funciones en el cuerpo. Como cofactor enzimático esencial, participa en la producción de energía celular, la síntesis de ADN, la función del sistema nervioso, el metabolismo de aminoácidos y lípidos y en la eritrocitosis.
La cobalamina se encuentra en alimentos de origen animal y, cuando se ingiere, forma un complejo con el factor intrínseco (FI), liberado del páncreas exocrino, en el duodeno. Este complejo luego se absorbe a través de la endocitosis mediada por el receptor cubam, en el íleon.
En perros y gatos se cree que el 1 % de la cobalamina de la dieta se absorbe por difusión pasiva, a lo largo de todo el tracto gastrointestinal1,2. Esta ruta de absorción es independiente del IF.
La hipocobalaminemia se diagnostica cada vez más en la medicina de pequeños animales y puede ser causada por muchas enfermedades. Los trastornos que alteran las concentraciones intestinales de cobalamina, la producción de IF o la captación del complejo cobalamina-IF darán como resultado una concentración sérica baja de cobalamina.
Las enfermedades específicas incluyen insuficiencia pancreática exocrina (IPE), disbiosis, enteropatías crónicas, neoplasia intestinal y trastornos hereditarios de la absorción de cobalamina1,3. Las razas en las que se pueden observar estos trastornos hereditarios incluyen el Border Collie, Schnauzer gigante, Shar Pei y Beagle3. Por lo tanto, se recomienda monitorizar la concentración sérica de cobalamina en pacientes con EPI y enfermedad gastrointestinal crónica.
Los pacientes con hipocobalaminemia a menudo no responden al tratamiento de su trastorno gastrointestinal subyacente si no se corrigen las bajas concentraciones de esta vitamina4. Esto se debe a los efectos de la hipocobalaminemia sobre la inflamación de la mucosa y la atrofia de las vellosidades3.
Los signos clínicos de hipocobalaminemia en perros y gatos pueden ser vagos e inespecíficos, e incluyen: inapetencia/anorexia, letargo, pérdida de peso, signos gastrointestinales (vómitos, diarrea), mala función inmunológica, retraso en el crecimiento, mala puntuación de condición corporal, anemia, hipoglucemia o signos neurológicos (por ejemplo, convulsiones).
Varios estudios han investigado la prevalencia de bajas concentraciones de vitamina B12 en diferentes procesos patológicos, con los siguientes resultados:
Además, la hipocobalaminemia ha demostrado ser un indicador de pronóstico negativo en perros con IPE y enteropatías crónicas8,9.
Se recomienda suplementar con vitamina B12 en pacientes con signos clínicos asociados y concentraciones bajas-normales de cobalamina (250 ng/l a 350 ng/l)10,11.
Se ha descubierto que la dosificación oral de vitamina B12 es muy eficaz para aumentar las concentraciones de cobalamina en perros y gatos1,2,12. Un estudio reciente, específicamente en perros con IPE, donde se encontró una falta de síntesis y secreción de IF, demostró que la suplementación oral podría corregir la hipocobalaminemia13.
Cierta evidencia sugiere que la suplementación oral puede ser más efectiva a largo plazo, con concentraciones de cobalamina significativamente más altas después de 90 días de tratamiento, en comparación con la administración parenteral1.
Los estudios han demostrado que la dosis efectiva de cobalamina es1,2,12-14:
Referencias:
Hypocobalaminaemia in cats and dogs: a case study. Katie McCallum. Vet Times.