La mayoría de las investigaciones sobre mordeduras de perros se centran en aquellas dirigidas hacia las personas, por el evidente problema de seguridad y salud pública que entrañan estos incidentes. Sin embargo, hay menos estudios que investiguen las causas que hacen que un perro agreda a otros perros.
El objetivo de este estudio realizado en la Universidad de Mendel en Brno, República Checa, fue examinar los factores relacionados con las partes específicas del cuerpo en las que se producen las mordeduras (cabeza, cuello, tronco o extremidades) en comparación con otras partes del cuerpo usando datos de perros que mordieron dentro de su propia casa y, por separado, de aquellos que mordieron fuera de su propia casa. También se evaluaron los posibles factores de riesgo para determinar si el perro que recibió la mordedura necesitó tratamiento médico.
Se analizaron los datos de 347 incidentes en los que un perro mordió a otro perro. Los investigadores entrevistaron a los propietarios de los perros que habían agredido a otros perros y recopilaron información sobre datos demográficos básicos, como la edad del perro, el sexo, el estado reproductivo y la ubicación de las mordeduras en el perro víctima (cabeza, cuello, tronco o extremidades).
Dentro de los incidentes ocurridos fuera del hogar (262 incidentes del total), se descubrió que casi las tres cuartas partes de los perros que habían mordido eran machos, lo que concuerda con los hallazgos de otros estudios que sugieren que es más probable que los perros machos estén involucrados en incidentes de este tipo. Además, era más probable que el perro agredido necesitara tratamiento médico cuando había sido mordido por un macho en vez de por una hembra.
En cuanto a la edad, la mayoría de los perros que habían agredido a otros era perros adultos, y rara vez estaban involucrados cachorros o perros ancianos. Además, el tamaño del perro también fue relevante en los resultados: el 57 % de los perros agresores eran de tamaño grande, frente a solo el 15 % que eran de tamaño pequeño.
Respecto al estado reproductivo de los perros agresores, solo el 4 % de las hembras estaban esterilizadas. Aún más relevante, solo el 1 % de los perros machos que mordieron a otros perros estaban castrados.
En cuanto a la localización de las mordeduras, la más común fue el cuello (42 %), seguido del tronco (35 %). Sin embargo, esta localización depende del tamaño y el sexo del perro que muerde. Los perros más grandes tienen más probabilidades de morder en la cabeza.
Otro hallazgo relevante y con aplicación práctica fue que el uso de la correa parece reducir significativamente la probabilidad de agresión entre perros, ya que en este estudio el 79 % de los perros que habían agredido fuera de su hogar iban sueltos.
Lenka Pillerova, Eva Koru, Kristyna Holcova, Zdenek Havlicek, Petr Rezac. Dog-to-dog bites inside and outside the biting dog's household, Journal of Veterinary Behavior, Volume 58, 2022, Pages 17-22, ISSN 1558-7878, https://doi.org/10.1016/j.jveb.2022.10.008.