La alimentación enteral asistida se realiza a través de un tubo permanente cuyo extremo se coloca en cualquier lugar desde la luz esofágica hasta el yeyuno. Las opciones más frecuentes incluyen sonda nasoesofágica, nasogástrica, esofagostomía y, finalmente, gastrostomía. Las sondas de alimentación yeyunal aportan nutrición posgástrica, pero no se incluyen en este artículo.
La selección del tipo de sonda de alimentación óptima depende de una variedad de factores, incluidos, entre otros, la duración esperada de este tipo de soporte, la función gastrointestinal, el plan de anestesia o cirugía y el equipo disponible para la colocación de la sonda.
Las sondas nasales se pueden colocar para que terminen dentro del esófago (nasoesofágicas) o del estómago (nasogástricas). Las sondas de alimentación nasoesofágicas y nasogástricas tienen la ventaja de ser fáciles de colocar y no requieren anestesia. Sin embargo, se debe tener precaución con la colocación en pacientes con vómitos prolongados, disnea, mayor riesgo de aspiración de contenido gástrico, coagulopatía y lesiones que involucren la nariz/cavidad nasal. Además, las posibles complicaciones pueden incluir epistaxis durante la colocación, intubación traqueal, rinitis, neumonía por aspiración, vómitos, regurgitación y obstrucción del tubo o expulsión.
Pueden ser útiles en pacientes con lesiones que afectan a la cavidad oral, la faringe o parte del esófago que requieren que se eviten estas ubicaciones. Las sondas de esofagostomía también son útiles en pacientes que requieren alimentación enteral asistida durante un periodo de tiempo más prolongado (al menos siete días). Una de sus ventajas incluye el nivel de tolerancia y comodidad para el paciente en comparación con las sondas nasales.
El mayor diámetro de estos tubos permite utilizar una amplia variedad de dietas líquidas formuladas para condiciones médicas específicas (p. ej., enfermedad renal crónica, enteropatía crónica). Están contraindicados en pacientes con vómitos persistentes, alteración de la conciencia y animales que tengan trastornos esofágicos o hayan sido sometidos a una cirugía esofágica. Al igual que con las sondas nasales, las de esofagostomía implican un riesgo de neumonía por aspiración. Para reducir este riesgo, el paciente debe recuperarse por completo de la anestesia y poder permanecer en una posición esternal.
Las sondas de gastrostomía se pueden colocar de forma intraoperatoria o percutánea con un endoscopio. Ofrecen apoyo nutricional a largo plazo a través de la entrada en el estómago y el mayor diámetro del tubo permite utilizar una amplia variedad de dietas.
La colocación de sondas de gastrostomía requiere anestesia general y puede afectar a la motilidad gástrica hasta durante tres días. Aunque aportan beneficios para los pacientes que requieren alimentación asistida a largo plazo, existen contraindicaciones en casos con íleo grave, alto riesgo anestésico y compromiso de la cicatrización. Aunque la mayoría de las complicaciones de la alimentación enteral son menores, con las sondas de gastrotomía puede producirse peritonitis, dehiscencia del estoma, celulitis e infección.
Assisted feeding methods and benefits of nutritional support. Ashley Self, BS, LVMT, VTS (Nutrition). Veterinary Practice News.