Un reciente estudio sobre la dirofilariosis ha revelado una disminución significativa en la prevalencia de la enfermedad en la isla de Gran Canaria. Sin embargo, continúa siendo una zona hiperendémica, representando un riesgo significativo para la salud pública. La investigación, llevada a cabo por veterinarios españoles, abarca desde 1994 hasta 2020 y analizó muestras de sangre de 5.841 perros, 1.203 gatos y 1.604 humanos, teniendo en cuenta factores geográficos y isoclimáticos.
Los resultados del estudio mostraron que en 1994 la prevalencia de Dirofilaria immitis en perros era del 67,02 %, mientras que en 2020 se redujo al 15,81 %. En gatos, la seroprevalencia en 2010 fue del 33,03 %, comparado con el 17,20 % en 2020. La incidencia en humanos también disminuyó, pasando del 18,66 % en 2008 al 8,27 % en 2020.
A lo largo de los 20 años de estudio, se observó que las zonas de clima templado frío (TC) y templado suave (TM) tenían la mayor prevalencia de la enfermedad. Estos hallazgos subrayan la importancia de la perspectiva One Health, que enfatiza la necesidad de que todos los profesionales de la salud estén conscientes del riesgo de contagio y del estado de la enfermedad para prever lo que el futuro puede deparar.
El estudio también destaca la importancia de implementar campañas de prevención y concienciación para seguir disminuyendo la prevalencia de la dirofilariosis en Gran Canaria. Dados el alto riesgo de infección en la isla y la variabilidad climática, estas medidas serían ideales para proteger tanto a los animales como a los residentes humanos.
Canarias presenta un clima general muy similar. A pesar de ello, pueden existir climas variables en función de la región geográfica de cada isla, por lo que pueden observarse prevalencias diferentes entre ellas y sus municipios. En general, El Hierro se considera libre del parásito. En Fuerteventura solo se han descrito casos de perros infectados con D. immitis y en Lanzarote se han descrito casos de perros y gatos expuestos al parásito. Tenerife, Gran Canaria, La Palma y La Gomera se consideran las islas más afectadas por D. immitis.
Múltiples estudios se han centrado principalmente en la isla de Gran Canaria desde 1994, evaluando el alto riesgo de infección zoonótica en los habitantes canarios, así como su parasitismo en perros y gatos de la isla. Se han observado múltiples variaciones en la prevalencia de estas desde que se empezó a estudiar la enfermedad en la isla. Un mayor conocimiento por parte de la sociedad, así como mejoras clínicas en el plan diagnóstico, terapéutico y profiláctico, han dado como resultado que se consiga una reducción de la incidencia.
Aunque la prevalencia de la dirofilariosis ha disminuido en Gran Canaria, la isla sigue siendo un punto caliente para la enfermedad. Es crucial que se mantengan y refuercen las estrategias de prevención y control para salvaguardar la salud pública y animal en la región. La colaboración y la labor One Health son esenciales para enfrentar y controlar esta zoonosis de manera eficaz.