Esta información aparece publicada en el número 261 de la revista Argos (septiembre de 2024), que se puede leer íntegramente aquí.
Algunos patógenos, como los protozoos parásitos, evaden la acción del sistema inmunitario de los mamíferos, fundamentalmente humoral, debido a que desarrollan una parte de su ciclo vital dentro de células del sistema inmunitario. Por tanto, para su prevención se requieren vacunas que activen la vía celular de la respuesta inmunitaria.
Desde su descubrimiento a finales del siglo XVIII y, sobre todo, a finales del siglo XIX y el XX puede decirse que la historia de las vacunas y su efecto sobre enfermedades infecciosas que constituían auténticas amenazas para la humanidad ha sido una historia de éxito.
El descubrimiento científico, realizado por Von Berhing y Kitasato, en personas que habían superado una infección, de la existencia de los anticuerpos que bloqueaban a los patógenos, evitando las infecciones repetidas, así como de la posibilidad de inducirlos utilizando dosis menores de patógenos inactivados que protegían de la infección inicial, supuso un cambio total en la historia de las enfermedades infecciosas. Los patógenos que causaban estas enfermedades que producían unas mortalidades altísimas fueron siendo identificados y se obtuvieron vacunas eficaces que protegieron a las poblaciones, muy claramente en el caso de la población infantil.
Acceda a la versión digital de la revista Argos para leer la información al completo.